Después de sembrar dudas sobre la utilidad y la vigencia de la OTAN, Donald Trump paraliza ahora otra pieza clave del orden internacional, la Organización Mundial del Comercio (OMC). A partir de este miércoles, el Órgano de Apelación de la OMC -el árbitro independiente supremo responsable de resolver las guerras comerciales entre los Estados miembros- queda inutilizado por falta de jueces. Resistían sólo tres, el mínimo imprescindible para funcionar, y dos se jubilan. El resultado es que la OMC ya no puede elaborar dictámenes firmes sobre las disputas pendientes ni considerar otras nuevas.
Fundada en 1995 y con 164 Estados miembros, la OMC, cuya sede está en Ginebra, actúa como guardiana de las reglas del comercio internacional. El pilar del sistema es un mecanismo imparcial de resolución de conflictos al que recurren los países perjudicados por medidas proteccionistas unilaterales y cuyas resoluciones se comprometen a respetar todos los miembros. Ahora este árbitro independiente ha quedado descabezado y la eficacia de todo el sistema se derrumba.
El responsable de esta crisis es Estados Unidos. Los norteamericanos llevan ya dos años bloqueando en solitario el nombramiento de nuevos jueces para el Órgano de Apelación, que en teoría debe tener siete miembros de forma permanente, entre expertos en derecho comercial, diplomáticos y altos funcionarios. El embajador norteamericano ante la OMC, Dennis Shea, alega que este mecanismo se excede en sus competencias y crea nueva jurisprudencia en lugar de limitarse a aplicar las reglas. A EEUU le ha dolido particularmente que Ginebra considere ilegales algunas de sus medidas para defenderse de la competencia desleal de China.
"Lo que está haciendo EEUU es atender a sus intereses particulares, pensando en que sus intereses particulares se ven mejor si no existe una red multilateral", explica a EL ESPAÑOL la eurodiputada socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, experta en cuestiones comerciales. La Casa Blanca tiene razón en que la OMC necesita reformas para adaptarse al mundo actual, pero "lo que no puede hacer es cargársela sin tener nada alternativo".
Se impone la ley de la selva
"A Trump no le gusta un órgano multilateral donde EEUU tiene la misma consideración que cualquier otro Estado miembro. Lo que pretende es imponer el poder del más fuerte y eso es la ley de la selva. Es lo peor que puede ocurrir en un mundo globalizado como en el que estamos. Es muy grave", sostiene Rodríguez-Piñero.
Pese al bloqueo del Órgano de Apelación, la primera instancia arbitral de la OMC, el Órgano de Solución de Diferencias, seguirá funcionando. Pero cualquier país que pierda un litigio podrá presentar un recurso y mantener indefinidamente sus medidas proteccionistas ilegales a sabiendas de que nunca llegará una resolución condenatoria definitiva. Los recursos se quedarán en un limbo perpetuo.
Entre los casos pendientes de resolución en la OMC se encuentran las denuncias de la UE contra EEUU por los aranceles a las aceitunas negras españolas o por los recargos al aluminio y al acero. El organismo con sede en Ginebra tiene que pronunciarse además sobre la petición de Bruselas de represalias por las ayudas norteamericanas al gigante aeronáutico Boeing.
"Se trata de un golpe muy fuerte y lamentable al sistema comercial internacional basado en reglas, que en los últimos 24 años ha dependido del Órgano de Apelación de la OMC", ha lamentado en un comunicado el nuevo comisario de Comercio, el irlandés Phil Hogan.
"Estamos en un momento crítico para el multilateralismo y para el sistema comercial global. Con el Órgano de Apelación eliminado de la ecuación, hemos perdido un sistema de resolución de disputas de obligado cumplimiento que ha sido un garante independiente -tanto para las grandes economías como para las pequeñas- de que las reglas de la OMC se aplican de forma imparcial", avisa el comisario de Comercio.
El embajador de China ante la OMC, Zhang Xiangchen, ha marcado la defunción del Órgano de Apelación llevando una corbata negra que le regalo su mujer para funerales. "Es sin duda el golpe más grave al sistema comercial internacional desde su creación", asegura Xiangchen.
La UE busca una salida
Pese a las malas noticias, la Unión Europea todavía no se rinde y ha desarrollado un plan con tres pilares para tratar de apuntalar la OMC. En primer lugar, Bruselas promueve una reforma de este organismo que recoge muchas de las prioridades de EEUU, muy difícil de sacar adelante porque requiere el consenso de los 164 miembros.
En paralelo, la UE ha puesto sobre la mesa un 'plan B': una coalición de voluntarios para poner en marcha un tribunal provisional que sustituya al Órgano de Apelación. Funcionaría con las reglas de la OMC y sus dictámenes serían también vinculantes. El problema es que hasta ahora sólo se han sumado dos países: Canadá y Noruega. China mantiene conversaciones pero todavía no ha tomado una decisión firme.
Finalmente, el Ejecutivo comunitario se plantea reforzar su arsenal de medidas de defensa comercial para poder sancionar a Estados Unidos aun sin contar con un dictamen final de la OMC. "La Comisión desvelará pronto propuestas adicionales para garantizar que la UE pueda continuar hacer valiendo sus derechos en asuntos de comercio internacional si otros bloquean el sistema", ha anunciado el comisario de Comercio.
El plan podría llegar esta misma semana. La nueva presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, le ha encargado a Hogan una propuesta legislativa "que nos permita utilizar sanciones cuando otros adoptan medidas ilegales y simultáneamente bloquean el procedimiento de resolución de disputas de la OMC". Una forma inequívoca de referirse, sin nombrarlo explícitamente, a los Estados Unidos de Donald Trump.