Cuando está a punto de cumplirse el séptimo aniversario de su discurso al que se atribuye la salvación del euro el 26 de julio de 2012 -"Haremos lo que sea necesario. Y créame, será suficiente"- Mario Draghi ha repetido la jugada. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado este jueves un nuevo arsenal de medidas de estímulo monetario que desplegará en los próximos meses para hacer frente al parón económico en la eurozona. Un paquete que incluiría una inminente bajada de tipos de interés probablemente en septiembre, la posible reactivación del programa de compra de deuda pública y medidas para compensar el impacto de los tipos negativos en la banca.
De momento, el Consejo de Gobierno del BCE ha decidido mantener sin cambios sus tipos de referencia. El tipo de interés principal seguirá en su nivel mínimo del 0%, mientras la facilidad marginal de crédito, que determina el coste de la liquidez a un día, se mantiene en el 0,25%. Finalmente, el tipo de la facilidad de depósito continuará en territorio negativo, -0,4%. Esta es la cantidad que deben pagar los bancos por aparcar sus fondos en Fráncfort.
No obstante, el BCE ha ajustado sus indicaciones sobre la orientación futura de su política monetaria para señalar una nueva reducción de tipos. Anuncia que los tipos "se mantendrán a su nivel actual o a un nivel más bajo al menos hasta la primera mitad de 2020". La clave está en las palabras "o a un nivel más bajo", que Draghi introduce por primera vez en el comunicado posterior a la reunión. Los analistas interpretan que está indicando una bajada de tipos ya en septiembre, que afectaría a la facilidad de depósitos, situándola en el -0,5%.
Los principales perjudicados por esta nueva rebaja serían por tanto los bancos, que tendrían que pagar todavía más por depositar su dinero en el BCE. El Santander ha admitido esta semana que se plantea repercutir parte de este coste en los clientes cobrando por las cuentas no operativas.
Para amortiguar el impacto negativo de una nueva rebaja de tipos sobre la banca, Draghi ha anunciado que estudiará la posibilidad de adoptar "medidas paliativas".
El Consejo de Gobierno del BCE ha encargado a sus técnicos que estudien el diseño de estas posibles compensaciones a la banca, así como una serie de medidas de estímulo entre las que se encuentran cómo reforzar las indicaciones sobre la orientación futura de la política migratoria y también "opciones sobre el tamaño y la composición de un posible programa de compra de activos". El anterior concluyó el pasado diciembre tras haber adquirido activos por valor de 2.6 billones de euros porque la recuperación de la eurozona se había estabilizado.
Sin embargo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China empieza a afectar gravemente a la industria europea, en particular en Alemania. "Las previsiones sobre la industria son cada vez peores", admite Draghi. Un frenazo que amenaza con contagiarse al resto de sectores económicos. A ello hay que sumar la incertidumbre de un posible brexit a las bravas el 31 de octubre tras la llegada al poder de Boris Johnson en Reino Unido.
Muy preocupado por la baja inflación
Además, la inflación sigue muy lejos del objetivo del 2% del BCE: en junio se situó en el 1,3%. "En el frente de la inflación, no nos gusta lo que estamos viendo. Eso es muy importante", ha repetido varias veces el banquero italiano durante la rueda de prensa.
"Se necesita una posición de política monetaria altamente acomodativa durante un periodo prolongado de tiempo, ya que las tasas de inflación, tanto las registradas como las previstas, se han mantenido persistentemente por debajo" del objetivo, dice el comunicado. De hecho, el BCE sopesa revisar el objetivo de inflación con el objetivo de hacerlo simétrico: no sólo podrá estar ligeramente por debajo del 2% sino también ligeramente por encima.
"Si la previsión de inflación a medio plazo continúa por debajo de su objetivo, el Consejo de Gobierno está determinado a actuar, en línea con su compromiso de simetría en el objetivo de inflación. Por ello está dispuesto a ajustar todos sus instrumentos, como sea apropiado, para garantizar que la inflación avance hacia su objetivo de forma sostenida", ha dicho Draghi.
En sus meses finales al frente del BCE -su mandato concluye el 31 de octubre y Christine Lagarde ha sido elegida como su sucesora- el banquero italiano sigue dispuesto a hacer lo necesario para que la eurozona no vuelva a hundirse.
Su recado final ha sido para los Gobiernos de la eurozona. El BCE no es todopoderoso y ahora le toca actuar a países como Alemania y Holanda, que tienen margen de maniobra para adoptar medidas de estímulo pero se niegan a hacerlo. "La política monetaria ha hecho mucho para apoyar a la eurozona. Pero si continuamos con este empeoramiento, la política fiscal será esencial", ha dicho Draghi.
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