El empeoramiento de la crisis en Siria ha disparado todas las alarmas en la Unión Europea y en la OTAN, que temen que el conflicto se desborde y provoque una nueva avalancha de refugiados hacia Europa. En Bruselas preocupa en particular la amenaza del presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan, de abrir sus fronteras y enviar a millones de refugiados hacia Europa. Una amenaza que se ha repetido tras la muerte de una treintena de soldados rusos en un bombardeo ruso o sirio en la ciudad de Idlib, y que podría provocar una nueva crisis migratoria en la UE como la de 2015.
De momento, el Consejo del Atlántico Norte, que reúne a los embajadores de los 29 Estados miembros, se ha reunido este viernes con carácter extraordinario y urgente a petición de Turquía. Erdogan ha invocado el artículo 4 de la OTAN, que permite a cualquier aliado solicitar consultas cuando cree que su integridad territorial, independencia política o seguridad se ven amenazadas.
Durante el encuentro, los socios de la OTAN han expresado a Turquía sus "condolencias" por sus soldados muertos y su "plena solidaridad". "También hemos dejado claro que pedimos a Rusia y al régimen de (Bachar al) Asad que paren los ataques indiscriminados y apoyen los esfuerzos de la ONU para una solución pacífica y duradera a la crisis en Siria", ha explicado el secretario general de la Alianza, el socialista noruego Jens Stoltenberg, al término de la reunión.
Pero más allá de esta expresión general de solidaridad, la OTAN no ha aprobado ninguna medida concreta nueva para asistir a Turquía en Siria. Stoltenberg se ha limitado a recordar que la Alianza ya ayuda a Ankara con el refuerzo de sus defensas aéreas y con aviones de vigilancia AWACS. "Estamos evaluando qué más podemos hacer para dar más apoyo a Turquía", ha agregado sin dar más detalles.
Lo cierto es que los miembros de la OTAN no tienen ningún apetito de involucrarse en la guerra en Siria. El escenario de pesadilla para ellos sería que Turquía invoque el artículo 5, que establece que un ataque contra un miembro de la Alianza es una agresión contra todos y que en teoría obligaría al resto de socios a prestar ayuda militar a Ankara.
El artículo 5 sólo se ha activado una vez en la historia de la OTAN, tras los atentados del 11-S en Nueva York y Washington. El entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, desestimó la oferta de ayuda y decidió atacar Afganistán y después Irak con diferentes coaliciones de países voluntarios.
¿Está preparada la UE para otra ola de refugiados?
Por su parte, el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común, Josep Borrell, ha pedido que se detenga de inmediato la escalada de tensión en Idlib. "Existe el riesgo de caer en una gran confrontación militar internacional abierta. Además, está causando un sufrimiento humanitario insoportable y poniendo en peligro las vidas de los civiles", ha escrito en su cuenta de Twitter.
Borrell tenía previsto hablar por teléfono a lo largo del viernes con el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov. La Comisión Europea prepara además un paquete de ayuda humanitaria urgente para los afectados por los bombardeos.
En cuanto a las amenazas de Erdogan de abrir el paso a los refugiados, la UE se aferra de momento a que no ha habido ningún anuncio oficial por parte del Gobierno turco sobre un cambio en su política migratoria. "Para nosotros, el acuerdo sigue en vigor y esperamos que Turquía cumpla con sus compromisos", ha dicho el portavoz de Borrell, Peter Stano.
La UE mantiene desde 2016 un pacto migratorio con Ankara para que los turcos retengan a los refugiados procedentes de Siria y no les deje llegar a Europa. Un acuerdo negociado por Alemania y que fue fundamental para frenar la llegada de migrantes desde Turquía a las islas griegas.
A cambio, Bruselas ha pagado ya a Turquía casi 6.000 millones de euros. Erdogan reclama más ayuda financiera, pero de momento la UE ha evitado comprometerse, entre otras cosas porque todavía no hay acuerdo sobre el presupuesto para 2021-2017.
El Ejecutivo comunitario asegura que mantiene una vigilancia constante para comprobar si se produce una nueva ola de migrantes hacia Grecia. De hecho, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha discutido este viernes la situación en Turquía y los movimientos de refugiados durante una llamada telefónica este viernes con la canciller, Angela Merkel.
En todo caso, la Comisión sostiene que la UE "está mejor preparada que nunca para hacer frente a cualquier acontecimiento, en caso de que ocurra". "Hemos hecho grandes progresos en la gestión de flujos migratorios" respecto a la crisis de 2015, ha dicho el portavoz de migración, Adalbert Jahnz. Entre las mejoras, ha mencionado el refuerzo de la Agencia Europea de Fronteras y Costas o la creación de centros de recepción en Italia y Grecia.
Lo cierto es que la UE está muy lejos de lograr un acuerdo en materia de política de asilo y migración. Los países del Este, liderados por Hungría y Polonia, siguen rechazando de plano el reparto de refugiados mediante cuotas obligatorias. La nueva presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha prometido presentar un nuevo pacto migratorio que permita iniciar el debate desde cero las próximas semanas.