Con 8.251 casos diagnosticados de coronavirus y 187 muertos según las cifras de este miércoles, Portugal es a día de hoy la excepción ibérica de la pandemia. Una frontera terrestre de unos 1.200 kilómetros separa a nuestros vecinos de la emergencia sanitaria que atraviesa España, que suma ya más de 100.000 positivos y más de 9.000 muertos.
La tentación de las comparaciones ha llevado a varios analistas y medios a definir la situación de Portugal cómo un "milagro" o incluso "un misterio", en el caso de la radio gala France Inter. Los datos y las medidas extra que ya está sopesando el Gobierno de Antonio Costa indicarían, sin embargo, que es aventurado afirmar que Portugal está sobrellevando mejor esta pandemia mundial.
El Ejecutivo luso sí fue de los más rápidos en reaccionar en cuanto a medidas preventivas se refiere. Así se desprende de un estudio de la Escuela Nacional de Salud Pública, que ha comparado las restricciones de Reino Unido, España e Italia respecto a las decretadas en Portugal desde que se confirmaron los primeros 50 casos en cada país.
En rapidez y reflejos, Portugal gana por goleada. El Ejecutivo del socialista Costa ordenó suspender los eventos culturales y deportivos dos días después de alcanzar los 50 casos diagnosticados, cuando todavía no contaba con fallecidos por coronavirus. España y Reino Unido tardaron en cambio 13 días en adoptar esta decisión desde que se confirmaron los 50 infectados. En Italia fueron 16 días de retraso.
Las escuelas del país vecino cerraron dos días después de sobrepasar la marca de los 50 casos. En el caso de España, la decisión de suspender las clases no llegó hasta 12 días después de esa cota. Reino Unido se demoró 18 días en tomar esa decisión e Italia 16, cuando ya contaba además con 366 muertos.
Miedo en la sanidad
Hay una salvedad que resta méritos a los reflejos de Costa a la hora de imponer restricciones. La epidemia llegó a Portugal mucho más tarde y tenía ejemplos a su alrededor para curarse en salud. Según los datos, el primer caso confirmado se registró el 1 de marzo, en nuestro país el primer positivo llegó el 30 de enero.
El primer ministro luso, lejos de sacar pecho de esta aparente inmunidad, advierte ya a la población de que las medidas de aislamiento social se pueden prolongar hasta tres meses: "Este va a ser el mes más difícil", adelantaba este miércoles en un popular programa matinal.
"Es fundamental hacer todos un esfuerzo para que las empresas no cierren, para que los empleos no sean destruidos incluso con bajada de ingresos, para que los ingresos no bajen al mínimo y para que podamos llegar lo mejor posible al final de este túnel, y que este túnel no dure más de dos o tres meses, pero esa es una esperanza que yo no puedo infundir", reconoce Costa, que augura que los portugueses "saldrán de esta" pero "más pobres y más frágiles" desde el punto de vista económico.
El estado de alarma decretado el pasado 19 de marzo concluía este jueves, pero con toda probabilidad será prorrogado al menos otros 15 días. "Vamos a adoptar medidas más claras en el estado de emergencia" prorrogado, avanzó hoy Costa, sin precisar nada más.
El Gobierno de Costa cuenta también con una oposición leal que ha dejado las críticas destructivas a un lado y se ha puesto a trabajar, codo con codo, con el Gobierno. "En la lucha contra esta calamidad, el PSD no es oposición. Es colaboración. Señor primer ministro, le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte”, decía Rui Rio, el líder del PSD, el mayor partido de la oposición en Portugal, nada más aprobarse el estado de alarma.
La sanidad pública, lejos por ahora del colapso, se prepara para un probable aumento de casos las próximas semanas y teme acusar los recortes de la etapa de austeridad en su respuesta a la pandemia. "Es como estar en la playa esperando que llegue un tsunami", resume José Paxiuta, especialista en cuidados intensivos Hospital lisboeta de São José.
Hasta el momento, la situación es "manejable, tenemos material de protección y no nos falta de nada", asegura al diario luso Público el doctor Paxiuta, que no se atreve a predecir si el colapso que viven en los hospitales de Italia o España llegará a Portugal y, sobre todo, cuándo lo hará. "Si hay tantos casos críticos como en Italia y España, si nos derrumbamos, colapsamos, no hay mucho que hacer. Ningún país puede enfrentar una situación así", admite.
Al margen de la guerra por las mascarillas, los test rápidos y el material sanitario necesario para hacer frente a lo que pueda estar por llegar, Portugal ha decidido también extender la sanidad universal a los inmigrantes irregulares hasta el 1 de julio. Una medida que, según el Ejecutivo luso, también tendrá efectos para controlar la curva de contagios. El coronavirus no hace distingos por nacionalidad, raza o clase social.