Al Gobierno húngaro de Viktor Orbán no le han gustado nada las acusaciones de sus socios de la Unión Europea de haber aprovechado la pandemia del coronavirus para acelerar y profundizar su deriva autoritaria. Pero lejos de rectificar, el primer ministro húngaro ha respondido troleando a los Estados miembros que le critican e incluso a los miembros de su propia familia política, el Partido Popular Europeo (PPE).
"Con todo el debido respeto, no tengo tiempo para esto!", asegura Orbán en una carta enviada este viernes al secretario general del PPE, Antonio López-Istúriz. "Estoy dispuesto a discutir cualquier cosa una vez que la pandemia haya pasado. Hasta entonces, estoy dedicando todo mi tiempo exclusivamente a intentar salvar las vidas del pueblo húngaro y preparar medidas para la recuperación económica y social del país", agrega.
Entre los dirigentes de la UE ha provocado una gran inquietud la Ley de Protección contra el Coronavirus que aprobó el pasado lunes el Parlamento húngaro gracias a la supermayoría de dos tercios que tiene el Fidesz de Orbán. La norma permite al primer ministro gobernar de forma indefinida por decreto, sin control parlamentario. Un estado de emergencia permanente que vulnera los principios de la democracia y la libertad de expresión y de prensa, según los socios comunitarios.
"No puedo imaginar que nadie tenga tiempo para fantasías sobre las intenciones de otros países. Esto me parece un lujo caro estos días", replica Orbán en su carta al PPE. "Nuestro mundo está definitivamente del revés. Nosotros, primeros ministros y líderes políticos de todo el mundo, nos estamos concentrado en tomar decisiones eficaces y a tiempo para salvar vidas y proteger la salud y la seguridad de nuestros ciudadanos", señala.
La misiva del primer ministro húngaro a López-Istúriz constituye una respuesta indirecta a la carta enviada este jueves por una docena de delegaciones nacionales del Partido Popular Europeo (entre ellas las del Benelux, los nórdicos, Grecia o incluso República Checa) en la que reclaman la expulsión de Orbán por vulnerar los principios del Estado de derecho. Entre los firmantes no figuran ni la CDU de Angela Merkel ni el PP de Pablo Casado.
En la misma línea de trolear a los críticos, el Gobierno húngaro se ha sumado a una carta firmada por España y otros 12 países en la que se alerta del "riesgo de violación de los principios del Estado de derecho, la democracia y los derechos fundamentales derivados de la adopción de ciertas medidas de emergencia". En la lista de firmantes figuran además Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Suecia.
"Las medidas de emergencia deberían limitarse a lo estrictamente necesario, deberían ser proporcionadas y temporales por naturaleza (...) No deberían restringir la libertad de expresión o la libertad de prensa", dice el texto, que está claramente inspirado por la situación en Hungría, pero que en ningún momento nombra al país ni a su primer ministro.
"Parecía tan vacía sin nosotros... que nos hemos sumado a la declaración. Los valores europeos son comunes a todos nosotros", ha escrito en Twitter la ministra de Justicia húngara, Judit Varga. Varga atribuye las críticas a Hungría a una "caza de brujas". "Realizar ataques políticamente motivados y dar lecciones a otros Estados miembros divide a la UE", sostiene la ministra.
A su juicio, la UE se enfrenta a un dilema en su respuesta a la crisis del coronavirus: "polarizar todavía más el bloque y socavar las instituciones o luchar por una Unión que acepte la diversidad y permita a sus miembros llevar a cabo sus propios métodos legítimos".
Después de varios días de declaraciones vacías sobre el estado de emergencia que no mencionaban tampoco a ningún país, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que pertenece también al PPE, expresó por primera vez este jueves su inquietud por la deriva húngara. "Entiendo que se tomen medidas para atajar la emergencia sanitaria inmediata, pero estoy preocupada porque algunas medidas van demasiado lejos, y estoy especialmente preocupada con la situación en Hungría", dijo en una rueda de prensa telemática.
Pero más allá de las palabras y las críticas, ni el Ejecutivo comunitario ni los Gobiernos de la UE han adoptado ninguna medida concreta para obligar a Orbán a rectificar. Contra Hungría ya se ha activado el 'botón nuclear', el artículo 7 del Tratado. Un procedimiento sancionador contra los países que ponen en riesgo el Estado de derecho y que puede acabar en la suspensión del voto de Budapest en la UE. Pero la decisión debe ser unánime y Orbán cuenta con el apoyo de Polonia, la otra autoproclamada "democracia iliberal" de la Unión.
La gran paradoja es que Hungría es el segundo Estado miembro que más se beneficia de las políticas de cohesión, por detrás de Polonia. En 2018 recibió ayudas netas de la UE por valor de 5.207 millones de euros, cifra equivalente al 4,1% de su PIB. Del fondo especial de 37.000 millones contra el coronavirus creado por Von der Leyen le corresponden 5.600 millones, frente a los apenas 2.300 que llegarán a Italia, el país más golpeado por la pandemia. Pero no hay base legal ni voluntad política en la UE para congelar ahora estos fondos.