Hungría ha decretado un nuevo cierre total de fronteras al resto de los europeos para tratar de contener la segunda ola del Covid-19. Polonia prohíbe desde este miércoles los vuelos directos procedentes de 44 países, incluyendo España, Malta o Rumanía. Bélgica exige una prueba PCR obligatoria y una cuarentena de 14 días a la llegada de las "zonas rojas" donde considera unilateralmente que hay un alto riesgo de contagio, entre ellas la mayoría de comunidades autónomas españolas. Italia impone cuarentena a los visitantes de Rumanía y Bulgaria y tests a los procedentes de España, Croacia, Malta y Grecia.
El resurgimiento del coronavirus en las últimas semanas está provocando de nuevo el caos en las fronteras de la Unión Europea. Como ya ocurrió al inicio de la pandemia en marzo, los diferentes Estados miembros adoptan restricciones de viaje de forma unilateral, sin consultar ni informar a sus vecinos. Unas limitaciones que se basan en criterios divergentes y hasta contradictorios. La libre circulación de personas en el espacio Schengen, uno de los logros centrales de la construcción europea, vuelve a estar amenazada.
"El actual caos en las medidas relacionadas con el coronavirus socava innecesariamente la economía y la libertad de la gente para viajar. Aún peor: abusos como la decisión de Hungría de cerrar todas las fronteras dañan las libertades civiles básicas", se queja Guy Verhofstadt, eurodiputado del grupo liberal Renew. "Hay ahora en la UE medidas de restricción de los desplazamientos (tests, cuarentenas) que crean dudas y confusión", denuncia el secretario de Estado francés para la UE, Clément Beaune.
Al igual que sucedió en marzo, la Comisión de Ursula von der Leyen ha exhibido una notable lentitud de reflejos a la hora de coordinar la actuación de los Gobiernos europeos (o al menos intentarlo). Ante la inacción de Von der Leyen, ha sido de nuevo el eje franco-alemán el que ha asumido la iniciativa para tratar de poner orden en la actual cacofonía. Precisamente, los embajadores de Estados miembros discuten este miércoles en Bruselas un documento preparado por la presidencia alemana de la UE cuyo objetivo es tratar de mejorar la coordinación.
Preservar el espacio Schengen
"Queremos evitar medidas desordenadas, evitar el actual puzzle que estamos constatando porque cada país decide por su cuenta. Pero no se trata de establecer medidas uniformes, porque la evolución de la epidemia no es idéntica en Polonia o Eslovaquia que en Francia o España. Además, sería paradójico elaborar una estrategia uniforme en la UE cuando a nivel nacional se aplica un enfoque regionalizado: Cataluña no tiene el mismo riesgo que Galicia o Extremadura y en cada lugar se aplican medidas diferentes", explica a EL ESPAÑOL un diplomático europeo.
De hecho, Berlín admite que "sigue siendo responsabilidad de cada Estado miembro poner en marcha las medidas que considere adecuadas". "No obstante, es clave una respuesta coherente para evitar un enfoque fragmentado como el que se vio a principios de año y preservar la integridad del espacio Schengen", avisa el documento de trabajo de la presidencia alemana, al que ha tenido acceso este periódico.
Una respuesta coherente que ahora mismo brilla por su ausencia, según destaca Berlín. Los Gobiernos de la UE utilizan de forma distinta los datos epidemiológicos que suministra el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, algunos países se concentran en la evolución nacional de la pandemia, mientras que otros distinguen por regiones.
También son diferentes los criterios en los que se basa cada país a la hora de evaluar el riesgo epidemiológico en el resto de socios europeos. Mientras que algunos usan únicamente la tasa de contagios, otros recurren a otras variables como el número de tests o el porcentaje de ocupación de unidades de cuidados intensivos. Otros elementos de discrepancia son la designación de zonas de riesgo -algunos Gobiernos utilizan dos categorías (rojo/verde), otros tres o cuatro o ninguna- o la periodicidad de las actualizaciones.
Cuarentenas de diferente duración
Finalmente, tampoco hay consenso sobre las medidas que se exigen a los viajeros procedentes de las zonas de riesgo en otros países de la UE. Unas medidas que ahora mismo incluyen cuarentenas de diferente duración (10 o 14 días); pruebas PCR negativas en distintos momentos (antes o después de la entrada en el país); una combinación de ambas o recomendaciones de carácter mucho más general.
El Ejecutivo comunitario insiste en que cualquier restricción de viaje frente al Covid-19 debe adoptarse de forma coordinada y con plena información al resto de socios y tiene que ser proporcional y no discriminatoria. Empujada por la presión de los Estados miembros, Von der Leyen ha anunciado este martes que "en los próximos días" presentará una recomendación para tratar de armonizar las diferentes medidas nacionales.
La recomendación de Bruselas se centrará en tres ejes: criterios comunes para determinar los riesgos epidemiológicos, un sistema común de colores para clasificar las zonas de riesgo y un repertorio armonizado de medidas para los viajeros procedentes de áreas de alto riesgo, como los tests o las cuarentenas.
De momento, la Comisión ha avisado este martes al Gobierno húngaro de que el cierre total de fronteras que acaba de decretar vulnera las normas de la UE porque contempla exenciones para sus vecinos de Polonia, Eslovaquia y República Checa. Un trato especial que discrimina al resto de ciudadanos europeos. Los comisarios de Justicia e Interior, el belga Didier Reynders y la sueca Ilva Johansson, han enviado una carta a las autoridades húngaras exigiendo una rectificación.