La controvertida ley sobre el mercado interno, que el Gobierno británico pretende aprobar en contra de lo pactado con la Unión Europea en el acuerdo de salida, pasó este lunes con holgura su primer test parlamentario, aunque todavía se enfrentará a nuevos obstáculos.
Con el apoyo de 340 diputados y el rechazo de 263, el primer ministro, Boris Johnson, hizo valer la amplia mayoría absoluta con la que cuenta en la Cámara de los Comunes (baja), pero no consiguió frenar el coro de voces cada vez mayor dentro de su propio partido que denuncia que el proyecto de ley viola el derecho internacional.
La verdadera prueba para la ley llegará la semana que viene, cuando está previsto que se voten las enmiendas a las provisiones sobre Irlanda del Norte, origen de la vulneración de lo acordado con la UE.
La Cámara también echó abajo una enmienda de la oposición laborista a la totalidad del texto, por 349 a 213.
Pese a la impresión que ofrecen las cifras, Johnson ve cada día cómo el rechazo a la ley con la que quiere controlar los flujos comerciales entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña crece en sus propias filas, con destacados "tories" que se suman al disenso.
Si en los últimos días fueron sus antecesores en Downing Street Theresa May y John Major quienes mostraron su rechazo al plan de Johnson, este lunes se sumaron el primer ministro conservador David Cameron, que convocó el referéndum sobre el Brexit, y su propio ministro de Economía hasta febrero Sayid Javid.
En el debate previo a la votación, Johnson intervino para defender el texto con el argumento de que es un "seguro" para evitar que Irlanda del Norte quede desligada comercialmente del resto del país en caso de que Londres y Bruselas no logren pactar su futura relación antes del límite del 31 de diciembre.
En caso de llegar finalmente a un pacto "nunca serían invocadas" las potestades que la ley otorga al Ejecutivo, aseguró el jefe de Gobierno, que aún ve posible el consenso.
Acusó a la Unión Europea de utilizar el protocolo para Irlanda del Norte que se acordó el pasado año como carta negociadora para agregar presión sobre el Reino Unido en las actuales negociaciones de la futura relación.
Sin una "salvaguarda" adicional, sostuvo, Bruselas podría llegar a bloquear el comercio entre esa región británica y el resto del Reino Unido en caso de un Brexit abrupto al término de este año.
Para tratar de evitar una revuelta en sus propias filas, Johnson se comprometió a consultar al Parlamento en el futuro antes de ejercer los derechos que le ofrecerá la ley de Mercado Interno.
Ese es precisamente el objetivo de una enmienda presentada por el conservador Bob Neill, que amenaza con reunir cierto apoyo entre los "tories" al ser votada la semana que viene.