Bruselas

"Tal y como están las cosas, no puedo decirles si habrá un acuerdo o no. Pero puedo decirles que ahora hay un camino hacia el acuerdo (del brexit). El camino es muy estrecho, pero está ahí y es nuestra responsabilidad continuar intentándolo", ha explicado este miércoles la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en una comparecencia ante el pleno de la Eurocámara.

Von der Leyen y Boris Johnson acordaron el pasado domingo saltarse el ultimátum final y darse una nueva oportunidad para seguir negociando un acuerdo comercial entre la UE y Reino Unido, aunque sea ya tiempo de descuento.

No obstante, los dos líderes admitieron que persistían importantes diferencias en los tres principales escollos de la negociación: las condiciones de competencia entre las empresas europeas y británicas, la pesca y el mecanismo de resolución de disputas. También señalaron que un brexit caótico sin acuerdo el próximo 31 de diciembre seguía siendo el escenario más probable.

Desde entonces, el equipo negociador de la UE, dirigido por Michel Barnier, y el británico, encabezado por David Frost, han seguido trabajando "día y noche" y "a pesar de todo" para intentar cerrar un acuerdo. "La buena noticia es que hemos encontrado una manera de progresar en la mayoría de los problemas. Pero ahora hemos llegado a una situación en la que estamos tan cerca, pero a la vez tan alejados el uno del otro", relata la presidenta de la Comisión.

Por lo que se refiere al primero de los escollos, Von der Leyen ha insistido en que el objetivo de la UE es "garantizar una competencia justa en nuestro propio mercado". La arquitectura en la que trabajan ahora mismo Bruselas y Londres se basa en dos pilares: ayudas públicas y estándares. "En materia de subsidios hemos realizado avances basados en principios comunes, garantías de aplicación a nivel nacional y la posibilidad de corregir autónomamente la situación cuando sea necesario", ha indicado.

Cláusula de evolución

Por lo que se refiere a los estándares, Reino Unido y Londres han alcanzado ya un acuerdo sobre "un mecanismo sólido de no regresión", cuyo objetivo es garantizar que "nuestros actuales elevados estándares laborales, sociales y medioambientales comunes no se verán socavados" en el futuro. El problema sigue estando en la cláusula de evolución para garantizar que Londres se alinee en el futuro con las mejoras en las reglas de la UE o vea limitado su acceso al mercado único si no lo hace.

En materia de pesca, "la discusión sigue siendo muy difícil". "Nosotros no cuestionamos la soberanía británica sobre sus propias aguas. Pero pedimos previsibilidad y estabilidad para nuestros pescadores. Y con toda franqueza, a vences siento que no seremos capaces de resolver esta cuestión. Pero debemos continuar intentando buscando una solución, es la única manera de proceder responsable", asegura la presidenta.

En la actualidad, alrededor de 3.500 buques europeos con 18.000 pescadores faenan en aguas territoriales británicas. Los países afectados son España, Francia, Alemania, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Irlanda y Holanda. Los 88 barcos de bandera española que tienen la posibilidad de pescar en caladeros de Reino Unido dan empleo a 2.150 tripulantes y generan alrededor de 10.750 puestos de trabajo indirectos. Además, el brexit afecta a otros 55 buques de capital español. La UE pide a Johnson un compromiso a largo plazo para mantener el acceso a las aguas británicas esgrimiendo derechos históricos. Londres quiere negociaciones anuales apelando a su soberanía.

La disputa tiene más peso político que económico. El Gobierno británico ha anunciado que desplegará cuatro barcos de la Marina en sus aguas territoriales para protegerlas de los buques pesqueros comunitarios, en particular franceses, lo que ha enfurecido todavía más a los europeos.

El tercer gran escollo en la negociación, la gobernanza del acuerdo y el mecanismo de resolución de disputas entre la UE y Reino Unido, ya se ha resuelto, aunque Von der Leyen no ha dado detalles de las soluciones encontradas.

"Los próximos días serán decisivos, y ya sé que he dicho esto antes y que todos los plazos se han incumplido una y otra vez. El reloj nos pone a todos en una situación muy difícil", ha admitido Von der Leyen. La presidenta reconoce el derecho de la Eurocámara al escrutinio democrático para ratificar un posible acuerdo del brexit, pero también le ha pedido comprensión y colaboración para garantizar "un buen resultado".

Si al final hay acuerdo del brexit, el problema es que probablemente no quede tiempo para ratificarlo y tenga que aplicarse de forma provisional a partir del 1 de enero y debatirse y votarse más tarde, un escenario que no gusta nada al Parlamento Europeo.

Noticias relacionadas