Julian Assange no será extraditado a Estados Unidos para enfrentar los cargos de espionaje y piratería informática de los que le acusa el Gobierno. La justicia británica ha rechazado la extradición del fundador de Wikileaks por motivos de salud mental.
El fallo fue pronunciado en el tribunal penal central de Londres por la jueza de distrito, Vanessa Baraitser, que consideró "demostrado" que el australiano presenta riesgo de suicidio y podría quitarse la vida si es procesado en EEUU, donde probablemente sería retenido en condiciones de confinamiento.
La Fiscalía británica, en representación de la Justicia estadounidense, ya ha indicado que recurrirá el fallo, por lo que la jueza de primera instancia deberá decidir en breve si deja a Assange en prisión preventiva mientras dura el nuevo proceso legal o si lo pone en libertad.
La decisión se produce después de semanas de audiencias y de campañas de partidarios de Assange y otros que han denunciado la demanda de EEUU como un ataque a la libertad de prensa.
La jueza británica denegó la extradición del informático por motivos de salud después de haber rechazado previamente el resto de los argumentos presentados por la defensa para justificar su rechazo a la entrega.
Por ejemplo, la magistrada descartó la alegación de los abogados de Assange de que los cargos en su contra tenían "motivaciones políticas" y de que no tendría un juicio justo en ese país.
Estados Unidos aspira a procesar a Assange por 17 delitos al amparo de su ley de espionaje y uno por la ley de fraude y abuso informático, sobre todo por la difusión en 2010 y 2011 (aunque ahora amplía el periodo de 2007 a 2015) de registros militares y otros documentos confidenciales.
Las revelaciones en el portal digital WikiLeaks expusieron crímenes de guerra estadounidenses en Irak y Afganistán, archivos sobre las detenciones extrajudiciales en la prisión de Guantánamo (en la isla de Cuba) y cables diplomáticos que desvelaron abusos de derechos humanos en todo el mundo.