Bruselas

El presidente Pedro Sánchez volverá a presionar a sus socios europeos durante la videocumbre que se celebra este jueves para acelerar la puesta en marcha del pasaporte Covid, de manera que pueda estar ya operativo en junio. El Gobierno español considera que esta iniciativa, cuyo objetivo es facilitar los viajes en la UE, es vital para salvar la temporada turística estival y apuntalar la recuperación económica. Pero hasta una decena de países se resisten aún a este certificado esgrimiendo motivos sanitarios, éticos y de privacidad, según explican fuentes diplomáticas.

La tradicional cumbre de primavera de la UE tendría que haber sido presencial en Bruselas, pero el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, la ha convertido en videoconferencia debido a la nueva avalancha de casos de Covid-19 en la mayoría de Estados miembros. La pandemia volverá a dominar la agenda del encuentro y eclipsará el resto de temas de debate: el refuerzo del papel internacional del euro, las relaciones con Turquía y Rusia o incluso una intervención a distancia del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

"La situación epidemiológica sigue siendo grave, también a la luz de los retos que plantean las nuevas variantes (del coronavirus). Por ello, las restricciones -incluyendo las que se aplican a los viajes no esenciales- deben mantenerse de momento", reza el borrador de conclusiones de la cumbre.

Pese a que de cara a Semana Santa el consenso es que la movilidad debe restringirse al máximo, los líderes europeos piden "llevar adelante con urgencia" los trabajos legislativos y técnicos sobre el pasaporte Covid, basándose en la propuesta de la Comisión de Ursula von der Leyen. Eso sí, en contra de lo que pide Sánchez, no se fija ninguna fecha concreta.

El plan que Von der Leyen presentó el pasado 17 de marzo prevé que el pasaporte Covid incluya información no sólo sobre la vacuna, sino también sobre prueba reciente negativa o recuperación de la enfermedad. Así pretende contrarrestar las acusaciones de que el certificado discriminará a los que aún no han podido vacunarse. El pasaporte será gratuito, se expedirá en formato digital o en papel, en inglés y en la lengua nacinal y contendrá un código QR con todos los datos clave y la firma digital. 

Turismo

Calendario difícil

La propuesta debe ser aprobada ahora tanto por los Gobiernos europeos como por la Eurocámara. La presidencia portuguesa de turno de la UE ha dicho este miércoles que su objetivo es cerrar un acuerdo a Veintisiete a mediados de abril y concluir la negociación con el Parlamento "para mayo".

Sin embargo, las primeras discusiones a nivel político y técnico han evidenciado que será muy difícil ceñirse a este calendario. Aunque todos los Estados miembros aseguran que están a favor de tener un certificado común, sigue habiendo grandes diferencias sobre los ritmos y el uso que se le podrá dar, según las fuentes consultadas por este periódico.

España y Grecia, dos de los Estados miembros más dependientes del turismo, son los que más están empujando para acelerar el pasaporte Covid. Una nueva temporada estival en blanco tendría consecuencias devastadoras para sus economías. En la reunión de ministros de Asuntos Europeos celebrada el martes, el representante español, Juan González Barba, reclamó que "las negociaciones avancen de la manera más ágil posible para que el certificado esté operativo en junio, antes de la campaña turística del verano".

En el extremo contrario, Francia y Bélgica encabezan el bando de los escépticos. "No quiero que todo dependa de este pasaporte sanitario, pero es una herramienta posible, con dos condiciones. En primer lugar, que sea europeo y que cada país no actúe por su cuenta. Y que no esté ligado exclusivamente a las vacunas", ha dicho el secretario de Estado francés para la UE, Clément Beaune.

"Además, todavía hay que resolver cuestiones científicas. A día de hoy, yo no sé -y creo que los científicos tampoco, si cuando alguien se vacuna es contagioso o no. No vamos a dejar que la gente se pasee por toda Europa con la vacuna si son todavía contagiosos", añade Baune.

El último argumento que esgrimen los países que se resisten al pasaporte Covid es el de la necesidad de garantizar la protección de datos. Una tesis que han defendido en los últimos debates a nivel técnico y político países como Polonia, Holanda o incluso una potencia turística como Italia. Para España y el resto de países que apoyan esta iniciativa, se trata sólo de una excusa para ralentizar los trabajos.

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