Portugal se adelanta al verano y atrae a cientos de extranjeros que ya pasean por Lisboa o abarrotan destinos costeros como el Algarve y a los portugueses, que comienza a respirar más tranquilos tras la dureza de la pandemia.
Los trenes que unen Lisboa y Cascais se han visto atestados durante los últimos días. En sus vagones, conversaciones animadas y algunas sombrillas. Los estudiantes lusos se tiran al mar entre semana tras salir de clase para aprovechar que las playas están todavía casi vacías y con temperaturas que rondan los 30 grados.
Durante los fines de semana, la carga aumenta y los atascos en la "línea" de las playas se multiplican. Bares y restaurantes playeros comienzan a levantar cabeza tras el cerrojazo que permitió a Portugal reducir los contagios hasta levantar el estado de emergencia.
"Creemos que [la temporada 2021] va a ser bastante buena", asegura a Efe Renan Dias, chef del restaurante La Plage, pegado a las arenas de Carcavelos. "Abrieron las fronteras y están llegando turistas españoles, franceses e ingleses. Cada día se puede notar la diferencia", apunta.
Esa diferencia gradual ha conseguido que su restaurante, que antes de la pandemia tenía capacidad para 140 personas y ahora mantiene un 50% del aforo, se llene poco a poco a la hora de la comida.
Portugal comenzó a recibir turistas extranjeros, especialmente británicos, el pasado 17 de mayo, después de que Londres incluyera al país en su lista verde. Y los británicos están resicitando el Algarve, su principal destino en el país.
Las reservas de vuelos con destino a esta región lusa crecieron un 600% en las primeras 24 horas posteriores al anuncio de Londres y las aerolíneas lowcost multiplicaron sus vuelos.
Pero también los españoles disfrutan del país vecino. Desde que se abrió la frontera común, el pasado 1 de mayo, y se eliminaron las restricciones de viaje en España, la presencia española es más que evidente en la zona fronteriza de la Raya y el Algarve.
La mascarilla
"No hay máscara, es genial", apunta Pim a Efe. "Creo que todo ha acabado, va a ser un bonito verano", asegura este estudiante holandés que llegó a Portugal el 8 de mayo, desde una de las terrazas de Carcavelos.
Como él, son muchos los turistas despistados y que pueden ser multados en Portugal. Para disfrutar de un día de playa, es obligatorio seguir la señalización de acceso a la arena con la mascarilla. Solo podrá retirarse una vez en la toalla, que además debe estar colocada a no menos de 1,5 metros del bañista más próximo.
En los restaurantes de la playa también se mantiene el uso obligatorio de la mascarilla -así como en el paseo marítimo- y el aforo de las terrazas permanece al 50%. "Es necesaria la mascarilla para ir del paseo a la playa, para ir al baño, quien lo está haciendo de verdad somos los que estamos trabajando en la playa", apunta Dias.
El chef cree que la gente está "atenta" para que las medidas se cumplan en los establecimientos. El incumplimiento de las normas de seguridad puede sorprender a los "despistados" con multas de entre 50 y 100 euros.