La UE impone nuevas sanciones contra el régimen de Alexander Lukashenko tras el secuestro de un avión de Ryanair para detener al periodista disidente Raman Pratasevich y a su pareja Sofia Sapega. En la cumbre presencial extraordinaria que ha empezado este lunes en Bruselas, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 han acordado prohibir los vuelos de compañías europeas sobre el espacio aéreo de Bielorrusia e impedir el aterrizaje y el sobrevuelo en la UE a la aerolínea de bandera bielorrusa, Belavia.
El acto de "piratería de Estado" sin precedentes perpetrado por Lukashenko ha causado conmoción entre los líderes europeos. El presidente bielorruso orquestó el aterrizaje forzoso en Minsk de un avión que viajaba entre dos capitales europeas (Atenas y Vilna) con más de 100 pasajeros a bordo con el fin de arrestar ilegalmente a Pratasevich. Un "secuestro" para el que se valió de una falsa amenaza de bomba y de un caza militar y un helicóptero.
La gravedad del incidente ha dado un vuelco a la agenda del Consejo Europeo. Las sanciones a Bielorrusia se han convertido en el punto prioritario del orden del día. Para garantizar la "confidencialidad" de la discusión, los líderes europeos han dejado sus teléfonos móviles fuera de la sala. Al final, se ha alcanzado un acuerdo a 27 mucho más rápido de lo que se esperaba.
"Lo que pasó ayer es un escándalo internacional", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a su llegada a la cumbre. "Las vidas de civiles europeos se han puesto en peligro. Es una amenaza para la seguridad internacional y una amenaza para la aviación civil que requiere una respuesta firme", asegura. Para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se trata de un incidente "absolutamente inaceptable".
Por su parte, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha anunciado que el plan de ayudas por valor de 3.000 millones de euros que la UE ha preparado para Bielorrusia se quedará "congelado" hasta que el país haga una transición a la democracia.
Los líderes europeos han exigido la liberación inmediata de Pratasevich y Sapega y han reclamado una investigación de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) sobre este incidente para "determinar cualquier incumplimiento de las normas de aviación internacional".
Los jefes de Estado y de Gobierno piden además a Von der Leyen que prepare "sanciones económicas selectivas" adicionales contra Bielorrusia y les presente sin demora propuestas concretas con este objetivo.
Finalmente, los líderes europeos anuncian que ampliarán la lista de dirigentes bielorrusos que tienen prohibida su entrada en la Unión y a los que se han congelado las cuentas bancarias en territorio comunitario. Pero en este capítulo, el margen de maniobra es mucho más escaso: esta "lista negra" incluye ya a 88 personas y 7 entidades de Bielorrusia.
Entre ellas figuran el propio presidente Lukashenko y su hijo y asesor en materia de seguridad nacional, Viktor Lukashenko, así como otros personajes clave del poder político y de la administración del Estado, miembros de alto nivel del sistema judicial y varios agentes económicos destacados. Todos ellos están acusados del fraude electoral en las presidenciales de agosto de 2020 y de la brutal represión posterior contra los opositores.
El impacto de las sanciones
Antes de la decisión del Consejo Europeo, la aerolínea Air Baltic ya había anunciado que evitará entrar en el espacio aéreo de Bielorrusia. Debido al cierre de la parte oriental del espacio aéreo de Ucrania por el conflicto con los separatistas rusos, muchas aerolíneas europeas sobrevuelan este país en sus vuelos hacia Asia.
En los siete días previos al 19 de mayo, un total de 2.500 aviones sobrevolaron el espacio aéreo de Bielorrusia con destino u origen en la UE, de los cuales aproximadamente 419 estaban operados por Belavia, según los datos de Eurocontrol. El gestor del tráfico aéreo comunitario ya está trabajando con las aerolíneas europeas para ayudarles a encontrar rutas alternativas.
Por su parte, Belavia tiene conexiones con capitales europeas como Helsinki, Amsterdam, Riga, Tallinn, Milán, Varsovia, Vilna o Barcelona. Sólo este lunes 24 de mayo, la compañía de bandera bielorrusa ha operado entre 40 y 60 vuelos sobre el espacio aéreo de la UE. Unos vuelos que a partir de ahora quedan prohibidos. También se interrumpen las conexiones de compañías comunitarias con Minsk, que actualmente ejecutan Lufthansa, la polaca LOT y Air Baltic.
Antes del inicio de la cumbre, el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, ha convocado al embajador de Bielorrusia en Bruselas, Aleksandr Mikhnevich, para trasladarle la "condena firme" de la UE al secuestro del avión de Ryanair y exigirle la "liberación inmediata" de Pratasevich. Otras capitales europeas han tomado iniciativas similares.
"Al llevar a cabo este acto coercitivo, las autoridades bielorrusas han puesto en peligro la seguridad de los pasajeros y la tripulación", ha dicho Borrell en una declaración en nombre de los 27 Estados miembros. "Es otro intento flagrante de las autoridades bielorrusas de silenciar todas las voces de la oposición", subraya el Alto Representante para la Política Exterior.
El ministerio de Transportes de Bielorrusia niega todas las acusaciones y asegura que recibió una amenaza contra el vuelo de Ryanair procedente de la organización palestina Hamás, incluida en la lista de organizaciones terroristas de la UE, según ha informado la agencia AFP.
Una versión que no se cree nadie en la UE. "Es un caso asombroso y escandaloso, es un acto de piratería de Estado que no puede quedar impune", sostiene el secretario de Estado francés para la UE, Clément Beaune.
De los 117 viajeros a bordo del avión de Ryanair cuando se produjo el aterrizaje forzoso en Minsk, 5 personas no continuaron la ruta a Vilna, según Eurocontrol. El presidente de la compañía, Michael O'Leary, sostiene que las otras tres personas (aparte de Pratasevich y Sapega) podrían ser miembros del servicio secreto bielorruso.
La UE intentó un acercamiento con Lukashenko en 2016 levantando todas las sanciones contra su régimen con la esperanza de alejar a Bielorrusia de la órbita de la Rusia de Vladimir Putin y atraerla al espacio europeo. Pero la normalización de las relaciones ha acabado en fracaso total.
"Afrenta directa"
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha calificado como "afrenta directa a las normas internacionales" el desvío forzoso por parte de Bielorrusia de un vuelo comercial para detener a un disidente bielorruso, un incidente que ha tildado de "indignante".
De este modo, y a través de un comunicado emitido por la Casa Blanca, Biden ha asegurado que Estados Unidos condena "en los términos más enérgicos tanto el desvío del avión como el posterior traslado y detención de Román Pratasevich", un conocido periodista opositor bielorruso.
El líder estadounidense agrega que este "indignante incidente y el vídeo que Pratasevich parece haber realizado bajo coacción son ataques vergonzosos tanto a la disidencia política como a la libertad de prensa", por lo que Washington se suma "a los países de todo el mundo que piden su liberación, así como la de los cientos de presos políticos detenidos injustamente por el régimen de Alexander Lukashenko".
En este contexto, Biden ha solicitado "una investigación internacional que permita conocer todos los hechos del caso", mientras que ha aplaudido la decisión de la Unión Europea de pedir "que se impongan sanciones económicas selectivas y otras medidas" y ha anunciado que su equipo trabaja en desarrollar "las opciones adecuadas para que los responsables rindan cuentas" en colaboración con la UE y sus socios.
"Durante meses, el pueblo bielorruso ha hecho oír su voz exigiendo democracia, respeto a los Derechos Humanos y la preservación de las libertades fundamentales. Aplaudo la valentía y la determinación de los bielorrusos que luchan por los derechos básicos, incluidos periodistas como Román Pratasevich y líderes de la oposición como Svetlana Tijanovskaya", ha destacado el mandatario, que ha reafirmado el compromiso de Estados Unidos de seguir apoyando "al pueblo de Bielorrusia en su lucha".
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