La Unión Europea (UE) trabaja para reducir la "desproporcionada" cuota de series de televisión y películas británicas que se exhiben en territorio europeo. Se trata de una consecuencia más del brexit y un golpe muy duro a la industria del entretenimiento de Reino Unido, que ve reducido su "poder blando" en el exterior. O dicho de otra manera, ve reducida su capacidad de influencia.
Reino Unido es el mayor productor europeo de cine y televisión, impulsado por los 1.400 millones de libras que obtiene de la venta de derechos internacionales. Pero su posición dominante se considera una amenaza para la "diversidad cultural" en Europa, según un documento oficial de la UE al que ha tenido acceso el diario The Guardian.
Este problema es uno más en la larga lista de desencuentros que han protagonizado la UE y el Reino Unido desde que los británicos abandaron el mercado único y la unión aduanera, incluidas las peleas por la venta de salchichas en Irlanda del Norte y las licencias en aguas de pesca, lo que llevó a desplegar lanchas patrulleras de la Royal Navy en Jersey a principios de este año.
El objetivo de Bruselas es redefinir las series y las películas británicas como "trabajos europeos". En la directiva europea de servicios de medios audiovisuales se indica que la mayoría del tiempo de emisión en la Televisión Digital Terrestre (TDT) tiene que ser para producciones europeas y en el caso de las plataformas de Vídeo Bajo Demanda (VOD) como Amazon o Netflix esa cuota tiene que ser del 30%.
Algunos países como Francia han ido incluso más allá, ampliando al 60% la cuota de contenidos de producción europea en las plataformas VOD y exigiendo que el 15% de la facturación de las plataformas se destine a la producción de obras audiovisuales y cinematográficas europeas.
Según un documento de la UE presentado a los diplomáticos el 8 de junio, como "consecuencia del brexit" se considera que la inclusión de contenido del Reino Unido en dichas cuotas ha dado lugar a lo que se ha descrito como una cantidad "desproporcionada" de programación británica en la televisión europea.
"La alta disponibilidad de contenido del Reino Unido en VOD, así como los privilegios otorgados por la calificación como obras europeas, pueden haber dado como resultado una presencia desproporcionada de contenido británico con la cuota europea y suponer un obstáculo para que haya una mayor variedad en la zona euro (incluso de países más pequeños o de idiomas menos hablados)", recoge un escrito distribuido entre los Estados miembros.
"Por tanto, esa desigualdad puede afectar al cumplimiento de los objetivos de promoción de los trabajos europeos y la diversidad cultural que recoge la directiva de servicios de medios audiovisuales", continúa el texto.
La Comisión Europea trabaja en un estudio sobre el riesgo que puede suponer para la "diversidad cultural" europea la programación británica, que según fuentes diplomáticas sería un primer paso para limitar los privilegios que hasta ahora tenían las producciones realizadas en Reino Unido.
Personalidades de la industria señalan que este movimiento para redefinir el contenido del Reino Unido como algo diferente al europeo implicaría una pérdida de participación de mercado y afectaría particularmente a los dramas británicos, ya que la preventa de derechos internacionales de series como Downton Abbey y The Crown son la base necesaria para poder llevar a cabo la producción.
Adam Minns, director ejecutivo de la Commercial Broadcasters Association (COBA), asveró al diario The Guardian: "Vender los derechos de propiedad intelectual internacionales de series británicas se ha convertido en un elemento crucial de la financiación de la producción en ciertos géneros, como el drama. Perder el acceso a una parte sustancial de los mercados de la UE sería un duro golpe para la televisión del Reino Unido y afectaría a toda la cadena: desde los productores, hasta las emisoras y los creativos".
La venta de derechos internacionales a canales europeos y plataformas VOD supuso unos ingresos para la industria televisiva británica de 490 millones de libras en 2019-2020, lo que convierte a la UE en el segundo mercado más importante para Reino Unido, sólo por detrás de EEUU.
Según el documento elaborado por Bruselas, que se titula 'La presencia desproporcionada de contenido del Reino Unido en la cuota europea de VOD y los efectos en la circulación y promoción de diversas obras europeas', se considera necesario que los 27 reevalúen la "presencia de contenido del Reino Unido tras el brexit".
La industria cinematográfica británica llevaba tiempo temiendo que la UE intentara socavar el dominio del Reino Unido en el mercado audiovisual una vez que el país dejara de formar parte del club. El Gobierno había recibido advertencias en varias ocasiones del riesgo que supondría para la industria de las pantallas la consumación del brexit.
En el sector cinematográfico tenían claro que era una cuestión de tiempo y que el Ejecutivo de Boris Johnson tiene poco margen de maniobra sobre la decisión de Bruselas. El día que se aplique esta nueva directiva europea no será un final feliz para las series y las películas británicas.