No hay precedentes de un debate tan acalorado y emocional sobre una ley nacional en una cumbre de la UE. El primer ministro húngaro, el ultraconservador Viktor Orbán, se ha quedado aislado entre sus socios europeos, que le abroncaron uno tras otro el jueves por la noche por su ley que prohíbe los contenidos homosexuales en escuelas y medios audiovisuales para los menores de 18 años. Sólo Polonia, y de forma más tímida Eslovenia, salieron en su defensa. Ni el propio Orbán se esperaba una reacción tan contundente, según relató el primer ministro belga, Alexander de Croo.
El hartazgo con las constantes provocaciones, desmarques de la posición europea e incumplimientos por parte de Orbán ha alcanzado tal nivel que, por primera vez, varios líderes le enseñan la puerta de salida. "No puedo entender por qué Hungría quiere quedarse en un club cuyos valores son tan incompatibles con lo que cree el señor Orbán", ha repetido este viernes el primer ministro holandés, Mark Rutte, que fue quien lanzó el debate. "La UE es ante todo una comunidad de valores, sólo los que comparten estos valores deben permanecer en esta Unión", coincide su homólogo portugués, António Costa.
Sin embargo, Pedro Sánchez -que ha sido uno de los promotores de la declaración firmada por 17 líderes europeos contra ley húngara- no es partidario de que Hungría haga su propio brexit. "Me parece peligroso identificar los Gobiernos con las sociedades. Hay muchísima gente en Hungría que defiende los valores de respeto a la diversidad, de tolerancia, de integración y democracia", sostiene el presidente del Gobierno.
"Hungría tiene 10 millones de ciudadanos. Eso son 10 millones de razones para que Hungría esté y se quede en la UE", ha defendido también la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Tampoco el presidente francés, Emmanuel Macron, es partidario de empujar a Hungría fuera de la Unión, ya que sería equivalente a echar a este país en brazos de la Rusia de Vladimir Putin. ¿Con qué instrumentos cuenta entonces la Unión para frenar la deriva autoritaria de Orbán?
EL ARTÍCULO 50: Es la solución que planteó Rutte a Orbán durante la cena del jueves. El Tratado de la UE no contempla ningún procedimiento para expulsar a un Estado miembro. Lo que hace el artículo 50 es establecer un método de salida voluntaria, el que invocó Reino Unido para el brexit. Es decir, que la iniciativa de marcharse tendría que partir del propio Gobierno húngaro, algo que parece que de momento no se plantea. "Las declaraciones de Mark Rutte no son más que otro episodio de la serie de chantaje político. Hungría no quiere dejar la UE. Al contrario, queremos salvarla de los hipócritas", ha escrito en Twitter la combativa ministra de Justicia de Orbán, Judit Varga.
EL ARTÍCULO 7: Se trata del denominado "botón nuclear", que sólo se pulsa en caso de riesgos sistémicos para la supervivencia de la democracia y el Estado de derecho en un país miembro. El Parlamento Europeo lo activó en septiembre de 2018 contra Orbán. El procedimiento sancionador podría acabar en último término con la suspensión del derecho de voto de Hungría en la UE. Transcurridos casi tres años, las sanciones contra Budapest no se han materializado por la complejidad de la tramitación y la división entre el resto de los socios. La votación final exigiría unanimidad y Orbán cuenta con el veto de Polonia, que también está sujeta al artículo 7.
EL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA UE: Es la vía inicial que ha escogido la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para tratar de tumbar la ley homófoba húngara. El pasado miércoles, el Ejecutivo comunitario envió una primera carta de aviso a Budapest en la que expone que la norma es discriminatoria y reclama explicaciones. Orbán tiene de plazo hasta el 30 de junio para responder. Si no rectifica, Von der Leyen abrirá un procedimiento de infracción y llevará el caso ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Bruselas ya ha lanzado múltiples expedientes contra el Gobierno húngaro por incumplir las cuotas de migrantes, cerrar la Universidad de George Soros o poner trabas a los medios de comunicación. Unos expedientes que casi siempre acaban en condenas del TJUE, pero que se han demostrado ineficaces a la hora de cambiar el comportamiento del primer ministro húngaro.
CONGELAR LOS FONDOS: Fue precisamente el fracaso del artículo 7 y de los expendientes sancionadores contra Hungría y Polonia el que llevó a Bruselas a proponer un nuevo mecanismo que permitirá congelar los fondos europeos a los países que vulneran el Estado de derecho, la independencia judicial y el Estado de derecho. El mecanismo todavía no se ha usado nunca y ha sido recurrido ante el TJUE por Budapest y Varsovia. Tanto el primer ministro belga como el luxemburgués, Xavier Bettel, reclaman que se active ahora contra Orbán. "Europa no es un cajero, no se puede utilizar como un supermercado en el que eliges las cosas que te gustan y evitas las que no", ha dicho De Croo. Hungría ha pedido 7.200 millones de subvenciones del fondo Next Generation, a lo que hay que sumar los fondos estructurales y las ayudas agrícolas. Pero también hay dudas de que este mecanismo vaya a funcionar, porque su ámbito de aplicación es muy limitado. Sólo permite suspender los pagos a los países en los que la vulneración del Estado de derecho compromete la gestión del dinero europeo.
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