"El Papa Francisco está eternamente ausente, como si ignorara su responsabilidad", así de contundente se ha mostrado François Devaux, fundador de la asociación de víctimas La Parole Libérée, durante la presentación del informe de la Comisión Independiente sobre Abusos en la Iglesia Católica.
El dossier ha removido los cimientos del catolicismo no sólo en Francia sino en todos los países de tradición cristiana. Nada más hacerse público se han hecho eco de sus abrumadores datos todos los medios europeos: nada menos que 330.000 menores han sufrido abusos en centros religiosos franceses desde 1950 hasta nuestros días.
Devaux denuncia que el hecho de que estos abusos se hayan extendido "durante décadas" demuestra que la institución de la Iglesia "es totalmente disfuncional". En su opinión, "faltan salvaguardas fiables y es necesaria una reforma de tal magnitud, de tal profundidad, que un Concilio Vaticano III sería sólo un paso con el que empezar a andar el camino".
"Hablamos de fundamentos elementales de Justicia, transparencia y humanidad. Hablamos de la sinceridad de un compromiso espiritual. La tarea es abismal", sostiene en declaraciones recogidas por el diario Le Monde.
La comisión independiente que en los últimos tres años ha investigado este fenómeno ha identificado a entre 2.900 y 3.200 religiosos pederastas.
A través de cientos de entrevistas con víctimas y del análisis de los archivos eclesiásticos de las diferentes diócesis del país ha emergido un panorama desolador para la iglesia católica, "muy superior a lo esperado", según reconoció el presidente de la Conferencia Episcopal francesa, Éric de Moulins-Beaufort.
Su institución está en el punto de mira del informe, acusada de haber mirado para otro lado, de no haber tomado en serio las señales de alarma y de haber tratado de cubrir a los clérigos pederastas, según el presidente de la comisión, Jean-Marc Sauvé.
Este último acusó a la iglesia católica de "negligencias" y de no atender a las señales de alerta lanzadas durante años por las víctimas.
Según su informe, se han identificado 216.000 víctimas de abusos o agresiones sexuales cometidos por clérigos, mientras que el resto, hasta los 330.000, fueron obra de laicos que trabajaban en ámbitos religiosos.
A diferencia de lo que sucede con los abusos en el resto de la sociedad, donde las niñas son las víctimas mayoritarias, en el caso de la iglesia el 80% son niños de entre 10 y 13 años, señaló Sauvé.
El ratio de religiosos agresores ronda el 2,8%, inferior al de otros países que han investigado el fenómeno, como el 4,4% registrado en Alemania o el 7% de Estados Unidos.
Fenómeno "masivo"
El presidente de la comisión habló de un fenómeno "masivo", reconoció que tanto las víctimas como los agresores identificados son "un mínimo" y apeló a la Iglesia a "pedir perdón" e indemnizar a personas que, en su mayoría, arrastran problemas "importantes" de comportamiento sexual y psicológico.
El presidente de los obispos franceses expresó su "vergüenza" por unos hechos que "por su carácter conmociona y por su número abruma".
Pero Moulins-Beaufort pasó de puntillas por la cuestión de las indemnizaciones, que son la principal reclamación de las asociaciones de víctimas, que acusan a la Iglesia de mirar para otro lado en ese asunto tras años de haberlo hecho con los casos denunciados.
Así lo expresó el presidente de la asociación La Parole Libérée, François Devaux, la persona que está en el origen de la revelación de numerosos casos en Lyon que sentaron en el banquillo de los acusados en 2018 al arzobispo de esa importante diócesis, el excardenal Philippe Barbarin, lo que llevó a la Conferencia Episcopal a crear esta comisión independiente, tal y como informa Luis Miguel Pascual en Efe.
"Estrategia fétida"
"Ustedes deben pagar por todos estos crímenes", lanzó Devaux ante un puñado de obispos y el nuncio papal en Francia, que tuvo que escuchar de boca de esta víctima de abusos en su infancia que el papa Francisco "está ausente" y que la iglesia francesa se escuda en "una estrategia fétida" de indemnizaciones a las víctimas.
Las 485 páginas del informe reflejan un panorama "aterrador", en palabras de Sauvé, que señaló que estos actos no son sólo cosa del pasado: "La violencia sexual en la Iglesia no ha sido erradicada".
Si el 56% de los casos identificados se produjeron entre 1950 y 1969, la caída registrada en los años 70, 80 y 90 (22%) se ha detenido en lo que va de siglo.
Recomendaciones
Sauvé atribuyó esa bajada a una menor asistencia de los franceses a ámbitos católicos y no a la actuación de la Iglesia, que sólo a partir de la aparición de escándalos mediáticos comenzó a tomar medidas para combatir la pederastia.
Hasta entonces, denunció, hubo "una indiferencia profunda y total, incluso cruel, con las víctimas", porque todo su esfuerzo iba dirigido a "proteger la institución" y a "mantener a los clérigos en el sacerdocio".
Entre las recomendaciones de la comisión figura revisar el secreto de confesión para que no pueda ser aplicado en caso de la comisión de crímenes, introducir laicos en los órganos de gobierno de la iglesia para evitar que los religiosos acumulen todo el poder, adaptar la formación de los curas o revisar la moral sexual, considerada ahora un tabú en el seno de la institución.
Reacción del Papa
El Papa ha expresado su "dolor" por el informe y ha dicho que su pensamiento va "ante todo a las víctimas, con gran dolor, por sus heridas, y agradecimiento, por su valentía en la denuncia".
Francisco fue informado de la publicación del informe por parte de los obispos franceses, a quienes conoció en los últimos días durante las visitas ad limina (las que se hacen cada cinco años), "y supo con dolor su contenido", informó el Vaticano.
"Su pensamiento va ante todo a las víctimas, con gran dolor, por sus heridas, y agradecimiento, por su valentía en la denuncia, y a la Iglesia de Francia, porque, en la conciencia de esta terrible realidad, unida al sufrimiento del Señor por sus hijos más vulnerables, pueda embarcarse en un camino de redención", se indica en un comunicado.
Además, el pontífice reza por los católicos franceses y "especialmente por las víctimas", para que Dios "les dé consuelo y les reconforte y que con la justicia llegue el milagro de la curación".