El domingo en la cumbre del G20 Emmanuel Macron y Boris Johnson hicieron saltar por los aires cualquier atisbo de acuerdo en el conflicto pesquero que mantienen desde hace meses por problemas en la aplicación de los acuerdos del 'brexit'.
Francia amenazó a Reino Unido con tomar represalias a partir de este mismo martes si no concedía las licencias de pesca convenidas en dichos acuerdos. Esas amenazas iban a materializarse a partir de la medianoche de ayer (del lunes al martes). Pero a última hora del lunes 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, Macron levantó el pie del acelerador y dejó en suspenso cualquier medida contra los pescadores británicos.
Por eso este martes Francia y el Reino Unido viven una jornada de tregua en su conflicto sobre las licencias de pesca, a la espera de negociaciones cara a cara el próximo jueves, mientras prosiguen los contactos entre ambos gobiernos.
El anuncio francés a última hora del lunes, en el que señalaba que se aplazaban las sanciones que iban a entrar en vigor a medianoche, ha dado un poco de margen a la diplomacia.
El ministro británico de Asuntos Europeos, David Frost, debería de llegar el jueves a París para tratar con su homólogo francés, Clément Beaune, una serie de asuntos sobre los problemas en la aplicación de los acuerdos del 'brexit', con las licencias de pesca a buques galos como principal tema de discusión.
"Francia defiende los intereses de nuestros pescadores para que no sean los sacrificados del 'brexit'", afirmó este martes en un debate en la Asamblea Nacional la ministra francesa del Mar, Annick Girardin.
En Londres, el Gobierno ha manifestado su satisfacción por la decisión francesa de no aplicar las sanciones con efecto inmediato, aunque no ofreció pistas sobre la disposición a atender las demandas de París.
"Recibimos con satisfacción que Francia se haya alejado de las amenazas que hizo el miércoles pasado. Siempre hemos dicho que queremos rebajar" la tensión por este conflicto, señaló el ministro británico de Medio Ambiente, George Eustice.
La reunión entre el presidente Emmanuel Macron y el primer ministro británico, Boris Johnson, del pasado domingo en Roma al margen de la cumbre del G20 no logró superar las diferencias, con Londres exigiendo que París retirara la amenaza de aplicar medidas de represalia desde este martes.
Zonas afectadas
El puerto pesquero más afectado es el de Boulogne sur Mer, en pleno Canal de la Mancha, cuyo alcalde, Frédéric Cuvillier, ha señalado que teme la desaparición de una parte de la flota pesquera de la ciudad.
"Es un riesgo evidente", señaló en unas declaraciones en televisión, en las que apuntó que los buques más perjudicados son pequeños y de explotaciones familiares.
En esa ciudad del norte de Francia faltan por conceder 45 de las 80 licencias solicitadas para pescar en aguas del sur de Inglaterra, y el alcalde recalca que esos pescadores llevan "meses y meses" sin poder trabajar.
En cambio, en la zona de las islas anglonormandas, escenario de tensiones en mayo pasado que motivaron el envío de buques de guerra de ambos países, la situación ha mejorado bastante con la concesión de licencias en las últimas semanas.
La tensión "ha desaparecido" en esa zona, explicaba a Efe el pasado domingo el presidente del consejo departamental de La Mancha (Normandía), Jean Morin.
Los retrasos de Jersey en la concesión de licencias se debieron a que no se habían recibido los documentos técnicos necesarios, según ha explicado este martes el ministro de Asuntos Interiores de Jersey, Grégory Guida, en declaraciones a la emisora pública France Info.
Francia ha amenazado con prohibir a los barcos británicos desembarcar sus capturas en puertos franceses
Guida recalcó un punto muy importante, el de la continuación del esfuerzo pesquero para proteger los caladeros: "Si se tiene un barco de 7 metros y se compra uno de 25 metros, el esfuerzo pesquero va a cambiar", aunque aseguró que no tienen problemas "con el principio de nuevos barcos", pero sí con el de no incrementar las capturas.
Las amenazas
Entre las amenazas realizadas por Francia figuran la del refuerzo de los controles de los productos pesqueros y la prohibición de que los barcos británicos desembarquen sus capturas en puertos franceses, una práctica habitual que si cambiara, según Cuvillier, sería muy perjudicial para Boulogne sur Mer, donde hay un importante número de empresas de procesamiento de pescado.
En Francia hay unas 490 empresas que procesan pescado (limpieza, corte o envasado), con unos 11.200 trabajadores.
Además de procesar las capturas de los pesqueros franceses, esas empresas importan unas 27.000 toneladas anuales de productos británicos, además de otras 3.000 que descargan los buques británicos en puertos franceses.