Bruselas

Rusia abandona el Consejo de Europa justo antes de ser expulsada por invadir Ucrania. El Kremlin envió a última hora del martes a Estrasburgo la notificación formal anunciando que se retira de este organismo, cuya misión es proteger y promover los derechos humanos en Europa (y que no tiene nada que ver con la UE). Una salida que se hacía oficial en el mismo momento en que la asamblea parlamentaria acababa de votar por unanimidad una resolución que exige que Moscú deje de ser miembro del Consejo de Europa.

El último paso se ha dado este miércoles: el comité de ministros del Consejo de Europa ha celebrado una reunión extraordinaria en la que ha aprobado la excusión de Rusia tras 26 años de pertenencia.

La consecuencia más inmediata es que los ciudadanos rusos ya no podrán apelar al Tribunal Derechos Humanos de Estrasburgo cuando consideren que el Estado está vulnerando sus derechos fundamentales. El Kremlin tendrá además total libertad para reinstaurar la pena de muerte, cuya abolición es una condición previa para adherirse al Consejo de Europa. La guerra en Ucrania está provocando un auténtico terremoto en el orden mundial construido tras el fin de la Guerra Fría y la desintegración del bloque soviético.

El Consejo de Europa se fundó en 1949 como parte del sistema posterior a la Segunda Guerra Mundial. Forman parte de esta institución un total de 47 países, entre ellos los 27 miembros de la UE. Pero también Armenia, Azerbaiyán, Moldavia, Turquía o Ucrania. Rusia entró en 1996 tras el estallido de la Unión Soviética. Todos los miembros han firmado la Convención Europea de Derechos Humanos, un tratado concebido para proteger los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho. Su órgano más importante es efectivamente el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

El pasado 25 de febrero, el Consejo de Europa ya decidió suspender la participación de Rusia tanto en la asamblea parlamentaria como en el comité de ministros (los otros dos órganos de esta institución) por haber invadido Ucrania. Una agresión militar que suponía un incumplimiento grave de las obligaciones de Moscú como Estado miembro. "La suspensión no es una medida final, sino temporal, que deja abiertos canales de comunicación", aseguró entonces el organismo.  

Punto sin retorno

Con el agravamiento de la guerra en Ucrania, las tensiones dentro del Consejo de Europa también han ido empeorando. Al igual que ocurre la UE, Polonia y los bálticos encabezaron el bando de países que reclamaban medidas más duras contra Moscú. "Los estados de la UE y la OTAN, que son hostiles a Rusia, están utilizando su mayoría absoluta en el comité de ministros del Consejo de Europa para continuar con la destrucción del Consejo de Europa y del espacio humanitario y legal común en Europa", respondió el ministerio de Exteriores ruso en un comunicado el pasado 10 de marzo.

"Los acontecimientos se acercan a un punto sin retorno. Rusia no aceptará las acciones subversivas que está tomando Occidente para reemplazar el derecho internacional, que Estados Unidos y sus satélites están pisoteando, por un 'orden basado en reglas'. Rusia no participará en la campaña que está librando la OTAN y sus obedientes seguidores de la UE con el fin de convertir a la organización europea más antigua en otra plataforma para predicar sobre la superioridad occidental y para la fanfarronería. Que disfruten de la compañía sin Rusia", concluía el comunicado.

El pasado lunes, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, compareció por videoconferencia desde Kiev en una reunión extraordinaria de la asamblea parlamentaria. Estaba previsto que hablara el presidente, Volodímir Zelenski, pero no pudo hacerlo por "circunstancias urgentes e inequívocas". El mensaje de Shmyhal a los parlamentarios fue inequívoco: Rusia debe ser expulsada de inmediato del Consejo de Europa.

"El derecho a la vida es uno de los derechos fundamentales clave, y hoy, en el centro de Europa, este derecho se viola cada minuto y cada segundo”, señaló el primer ministro ucraniano. "Debe haber una respuesta dura. Aquellos que llevaron a cabo esta agresión no provocada e injustificada no pueden permanecer en esta familia europea, donde la vida humana se considera el valor más alto", insistió.

Su intervención precipitó los acontecimientos. La asamblea parlamentaria preparó una resolución reclamado la expulsión de Rusia. Mientras se debatía, el ministerio de Asuntos Exteriores envió a Estrasburgo la notificación formal de su salida y de su intención de desvincularse de la Convención Europea de Derechos Humanos. "Nos marchamos del Consejo de Europa sin pesar", aseguró el ministerio. La resolución fue aprobada a última hora del martes por 216 votos a favor, cero en contra y 3 abstenciones. "En el hogar común europeo, no hay lugar para un agresor", reza el texto.

Aislar a Moscú

El último paso para formalizar la salida de Rusia lo ha dado este mismo miércoles el comité de ministros del Consejo de Europa. "A través de sus acciones en Ucrania, las autoridades rusas privan al pueblo ruso de los beneficios del sistema de protección de los derechos humanos más avanzado del mundo, incluida la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y nuestro vasto sistema de convenciones", ha explicado el ministro de Exteriores italiano, Luigi di Maio, que ocupa la presidencia de turno.

"Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo ruso que, creemos firmemente, comparte valores democráticos y aspira a seguir formando parte de la familia europea a la que pertenece. Seguimos decididos a utilizar todos los medios a nuestro alcance para brindar apoyo, socorro y recursos legales al pueblo ucraniano en su lucha contra el agresor y continuar la búsqueda de la paz basada en la justicia y la cooperación internacional", concluye el comunicado publicado por Di Maio.

Rusia es sólo el segundo país que abandona el Consejo de Europa. Grecia hizo lo mismo en 1969, tras el golpe de los coroneles, también para evitar la expulsión. Se reincorporó tras la restauración de la democracia cinco años más tarde.

La salida de Rusia del Consejo de Europa forma parte de la estrategia más amplia adoptada por los aliados occidentales para aislar al Kremlin en la escena internacional. La UE y EEUU quieren también expulsar a Moscú de todos los organismos económicos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Como parte del último paquete de sanciones, Rusia se verá además privada del estatus de nación más favorecida en la Organización Mundial del Comercio, lo que despeja la vía para imponer recargos arancelarios a todas las exportaciones procedentes de ese país.

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