Ucrania sigue resistiendo al ataque de Rusia después de 24 días de conflicto. Mientras las tropas rusas continúan su asedio, y sin vistas de un final próximo, la ONU cifra ya en 9,8 millones las personas que han dejado sus hogares, mientras que otros 12 millones se enfrentan en el territorio a un alto riesgo para su vida. Es el caso de ciudades como la sitiada Mariúpol, donde los ciudadanos que han logrado huir califican la situación de "película de terror".
El presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, ha instado en la madrugada de este sábado a "restaurar la integridad territorial" del país al tiempo que ha lamentado el gran número de víctimas: "Este es el precio de la guerra", ha recordado.
Además del número de víctimas, que la ONU ha cifrado este sábado en 816 en toda Ucrania, el organismo informa de que 10 millones de personas han tenido que dejar ya sus casas y se han desplazado tanto internamente como fuera del país. Sin embargo, como la ONU solo transmite los datos que ha sido capaz de verificar, las cifras reales pueden ser mucho mayores.
En este sentido, Zelenski ha acusado de nuevo a Rusia de cometer crímenes de guerra al bloquear las entregas de ayuda a las ciudades sitiadas y entorpecer así los rescates y misiones de auxilio, aunque Rusia se afana en negar este punto, así como que esté atacando a civiles.
El organismo humanitario ha conseguido enviar a diferentes zonas de Ucrania 12.000 toneladas de esta ayuda a pesar de las trabas, y otras 8.000 toneladas están esperando en países cercanos a poder acceder al país. En algunos casos, en cambio, como en la ciudad de Mariúpol, está resultando más difícil y el territorio se enfrenta a una grave situación.
Mariúpol, al borde del colapso
La ciudad portuaria de Mariúpol vive horas críticas bajo el asedio ruso y la ONU ha advertido de que apenas queda agua y comida en el interior de la urbe. Las nuevas imágenes de satélite muestran una devastación generalizada, donde los edificios de apartamentos y las tiendas han sido destruidos e incendiados.
Los que han logrado escapar del lugar dan fe de los combates urbanos y el caos que se ha desatado en los últimos días. Según recoge el The Washington Post, algunas familias conducían automóviles con los parabrisas destrozados por la fuerza de las explosiones, como si de un film apocalíptico se tratara, y en algunos iban hacinadas hasta ocho personas.
El diario estadounidense recoge el testimonio de Oksana, una mujer que huyó con sus tres hijos, su hermana, cuñado y dos sobrinas: "Es como una película de terror. No hay nada", explicaba la mujer. "Todo está bombardeado, todos los caminos están bombardeados. Ni siquiera podíamos salir normalmente", contaba.
El alcalde de la ciudad, Vadym Boychenko, ha explicado este sábado a la cadena BBC que los equipos de rescate solo pueden ayudar a las personas a salir de los escombros durante los períodos en que la lucha se apacigua: "Hay tanques... y bombardeos de artillería, y se disparan todo tipo de armas", ha relatado.
"Nuestras fuerzas están haciendo todo lo posible para mantener su posición en la ciudad, pero, lamentablemente, las fuerzas del enemigo son más grandes que las nuestras", reconoce.
También el coordinador de emergencias para Ucrania del PMA Jakob Kern, alertaba este viernes de los problemas que está habiendo para hacer llegar ayuda a los ciudadanos de Mariúpol: "La única manera de asistir a Mariúpol es a través de convoyes humanitarios, que por ahora no han logrado entrar", apuntaba.
Además, los servicios de emergencias han podido rescatar este viernes a 130 personas de los escombros del teatro bombardeado en la ciudad, en el que se estima que se encontraban refugiadas 1.200 personas, aunque Rusia niega haber bombardeado el edificio.
Otras ciudades parcialmente cercadas como Járkov, Kiev, Odesa o Sumy sí están pudiendo recibir ayuda del programa de Naciones Unidas, que ha movilizado suministros para alimentar a tres millones de personas durante un mes, según destacó el responsable del PMA.
Mientras tanto, el presidente ruso, Vladimir Putin, apareció este viernes en Moscú, donde se dio un baño de masas para celebrar la invasión y nuevamente afirmó sin fundamento que su ofensiva trata de detener un genocidio.