La Unión Europea debe seguir suministrando armamento al Gobierno de Kiev con el objetivo de impedir que Vladímir Putin logre sus objetivos en Ucrania. Así lo ha defendido este miércoles el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, en un discurso en la Eurocámara en el que ha vuelto a lamentar que los europeos pagan al Kremlin 1.000 millones de euros al día por sus importaciones energéticas.
El discurso se produce a pocas horas de que Borrell viaje a Kiev junto con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Su objetivo es trasladar personalmente la solidaridad de los europeos al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Al mismo tiempo, la UE ha iniciado el proceso de aprobación de un quinto paquete de sanciones contra Moscú, que incluye el embargo al carbón ruso, pero no al petróleo ni al gas.
"Hay que seguir defendiendo a Ucrania. Hace pocos días, un miembro de esta Cámara (el eurodiputado de Izquierda Unida, Manu Pineda) me decía que hay que acabar la guerra cuanto antes. Y que para acabar la guerra lo mejor que podíamos hacer es dejar de armar a Ucrania. Sí, hay que acabar la guerra cuanto antes, pero cuando la guerra se acaba, ¿cómo se acaba? Cuanto antes sí, pero no de cualquier manera", ha dicho Borrell a los eurodiputados.
"Nos importa cómo se acaba esta guerra. Porque si esta guerra se acaba con un país destruido y dominado, despiezado territorialmente y neutralizado, con millones de exiliados y miles de muertos, entonces no. No queremos que esta guerra se acabe así. Y para que esta guerra no se acabe así hemos de seguir armando a Ucrania", sostiene el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad.
"Zelenski necesita menos aplausos y más ayuda. Zelenski necesita menos veces que le digamos que es un héroe y le demos más armas para luchar. Eso es lo que esperan de nosotros los ucranianos y eso es lo que estamos haciendo. Y hemos de hacerlo más y más aprisa. Seguir presionando a Rusia y seguir armando a Ucrania, ayudándoles en su defensa y combatir al invasor con todas las capacidades que tenemos a nuestro alcance", insiste Borrell.
Hasta ahora, la UE ha desbloqueado 1.000 millones de euros del presupuesto comunitario para financiar la entrega de armas a Ucrania. "Puede parecer mucho, pero 1.000 millones de euros es lo que pagamos a Putin cada día por la energía que nos suministra. Desde que empezó la guerra le hemos dado 35.000 millones de euros. Compárenlo con los 1.000 millones que les hemos dado (a los ucranianos) para armarles", ha denunciado el jefe de la diplomacia europea.
Esta "gigantesca diferencia" debe llevar a la UE a acelerar su independencia energética, para lo cual Bruselas tiene previsto presentar un plan detallado en mayo. El primer paso es el veto al carbón ruso, aunque Borrell admite que "es una parte muy pequeña de la factura". "Nuestra independencia, nuestra autonomía energética, pasa por el desarrollo de las energías renovables. Por una vez, la geopolítica y el cambio climático se dan la mano en un objetivo común", ha afirmado.
La guerra en Ucrania ha dejado al descubierto también que la UE se ha "acostumbrado a "vivir bajo el paraguas protector de Estados Unidos" y ha descuidado su defensa. A partir de la crisis financiera de 2008, los europeos emprendieron un "proceso de desarme", que sólo empezó a revertirse parcialmente desde la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014. Ahora, el gasto en defensa de la UE asciende al 1,5% del PIB de media.
"No hay alternativa a la OTAN para la defensa territorial de Europa, digámoslo claramente. Pero nosotros tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad. Hay que acabar con un cierto grado de desresponsabilización de los europeos frente a sus problemas de seguridad y defensa", sostiene Borrell. A su juicio, los europeos deben gastar más, pero también gastar mejor y de forma coordinada.
"Sería un grave error que todos los Estados miembros aumentasen su gasto en defensa de forma proporcional a lo que cada uno tiene ahora. Esto sería un enorme despilfarro, porque no haríamos sino multiplicar las actuales duplicaciones y seguiríamos teniendo las mismas carencias que tenemos", ha avisado.
Por último, el jefe de la diplomacia europea ha reclamado hacer más esfuerzos para aislar a Rusia en la comunidad internacional e impedir que se forme un nuevo orden mundial de bloques contrapuestos. "Hay que evitar que este conflicto construya un mundo dividido en torno a una nueva Guerra Fría, que enfrente al Oeste (the West, como dicen en Moscú y Pekín) con la nueva alianza de los autócratas, mientras que hay un grupo de países emergentes que cuidadosamente tratan de evitar tomar partido en este conflicto, pero que muchos de ellos se inclinan, no nos lo ocultemos, del lado de Rusia", avisa.
Para Borrell, "la guerra contra Ucrania representa un momento fundador y un momento de despertar de los europeos, que se enfrentan a una crisis de seguridad que demuestra nuestras debilidades, a una dependencia energética que sabíamos que teníamos pero no éramos conscientes de cuán grande era y a una posición geopolítica en el mundo que nos muestra también los riesgos de un encogimiento estratégico".