Escapar de Mariúpol no es una tarea sencilla porque la ciudad ha sufrido el asedio de Rusia desde el primer día: bombardeos, proyectiles, combates callejeros... Las tropas rusas han entrado a sangre y fuego. Las mismas tropas que no respetan los corredores humanitarios previamente acordados con Ucrania. ¿Quién se atrevería a abandonar Mariúpol cuando el enemigo te engaña incluso cuando te dice que puedes salir?

Aun así, hay quienes se han armado de valor para dejar atrás el sonido de la metralla y las bombas e intentar seguir adelante con sus vidas. El diario The New York Times ha recogido los testimonios de algunas personas que estaban refugiadas en la planta de Azovstal y se han atrevido a contar la desgarradora experiencia que han vivido durante más de 50 días bajo tierra.

"Empezamos a preparar los búnkeres para las familias", cuenta Ivan Goltvenko al diario estadounidense. Goltvenko es el jefe de recursos humanos de la acería Azovstal y ayudó a organizar un equipo de conductores que recogieran a la gente de sus casas para trasladar a esas personas en sus coches hasta la fábrica. "Por su puesto, nunca imaginamos que esa gente iba a tener que estar encerrada allí durante más de 50 días".

Mariúpol

Alexey Yoguruv huyó a la acería de la era soviética con su mujer, su suegra y sus dos hijas días después de que los rusos empezaran a bombardear su vecindario. Relata que en un primer momento todo el mundo tenía tres comidas al día, y las familias compartían lo que cocinaban y realizaban tareas de limpieza. Para relajarse, jugaban a juegos de mesa y cantaban juntos.

Después de perder a su suegra, Yoguruv tomó la decisión de sacar de allí a su familia mientras estuviera a tiempo. "Aprovechamos la oportunidad que nos daba la vida y esa fue la ocasión que vi para hacerlo", señala. Con la ayuda de las Fuerzas ucranianas estudió una vía de evacuación y planificó la manera de evacuar al mayor número de personas posible de su búnker en tres furgonetas. Lo hicieron el pasado 18 de marzo. "Nos dirigíamos al vacío", asegura.

Un habitante de Mariúpol observa los edificios destruidos a su espalda mientras abandona la ciudad. EP

Afortunadamente, tomaron la decisión correcta. Este miércoles 20 de abril se abrieron corredores humanitarios para evacuar a los últimos civiles que quedan en Mariúpol, pero el plan no salió como estaba previsto. La agencia Reuters informó de que menos autobuses de los inicialmente acordados pudieron llevar a cabo las evacuaciones. Y citaba como fuente al gobernador de la región.

Desde el lado ruso sostienen que "nadie" utilizó el corredor humanitario abierto este miércoles para abandonar Mariúpol, ni los soldados pertrechados en la planta metalúrgica de Azovstal ni los civiles que todavía se encuentran refugiados con ellos en la fábrica.

"Nos vemos obligados a afirmar que la operación humanitaria declarada por las autoridades de Kiev fue interrumpida cínicamente, nadie usó el corredor indicado", señaló en un comunicado el jefe del Centro de Control de Defensa Nacional, coronel general Mijaíl Mizíntsev.

El coronel general Mijail Mizintsev. Ministerio de Defensa de Rusia

"Los comandantes de los batallones nacionalistas no aprovecharon otra oportunidad para salvarse a sí mismos y la vida de sus subordinados", añadió.

Mizíntsev recordó que Rusia había abierto un corredor humanitario "para la evacuación de civiles que supuestamente se encuentran en el territorio de la planta metalúrgica Azovstal y también ofreció a los soldados, militantes de batallones nacionalistas y mercenarios que depongan las armas y se rindan voluntariamente".

"Las autoridades de Kiev ignoraron las iniciativas rusas, mostraron una actitud inhumana con respecto a los militares ucranianos, a los que no se les dio una orden correcta: detener la resistencia sin sentido y deponer las armas", afirmó.

El coronel general se dirigió al mando del batallón nacionalista Azov que previamente había difundido un vídeo a la comunidad internacional para pedirle pasillos humanitarios que garantizaran la salida de los civiles que se encuentran en la acería, unas mil personas según Kiev.

"Actuaron de forma incorrecta. La Federación Rusa ha hecho todo lo posible para salvarles la vida. Deberían haber presentado sus quejas a Ucrania, que los ha abandonado y lleva traicionándolos durante mucho tiempo", sostiene el Kremlin.

Imagen de la desolada ciudad de Mariúpol, una auténtica ciudad fantasma. Reuters

El gobernador de Donetsk, Pavlo Kyrylenko, habló después de que el alcalde de Mariúpol anunciara el miércoles por la mañana que esperaba que 90 autobuses pudieran entrar en la ciudad para sacar a unas 6.000 mujeres, niños y ancianos atrapados.

"La gente, por supuesto, se reunió en los puntos de encuentro acordados, pero pocos subieron a los autobuses", dijo, sin proporcionar cifras concretas.

Rusia culpa a Ucrania. Y Ucrania culpa a Rusia. La realidad es que, una vez más, se ha incumplido la promesa de organizar con todas las garantías un corredor humanitario. Una vía de escape segura que permita a los civiles atrapados en medio del fuego cruzado poder abandonar el horror, olvidarlo, e intentar empezar una nueva vida.

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