Por qué una victoria de Le Pen en Francia provocaría el colapso de la Unión Europea
Aunque la candidata de ultraderecha ha renunciado al Frexit, su programa contiene numerosas iniciativas que chocan frontalmente con las reglas comunitarias.
23 abril, 2022 03:33Noticias relacionadas
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Los dirigentes de la UE contienen la respiración a la espera de los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, justo cuando Europa se enfrenta a una amenaza existencial por la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania. Aunque todas las encuestas pronostican una cómoda victoria el domingo de Emmanuel Macron frente a Marine Le Pen, en Bruselas nadie ha olvidado el shock por los triunfos por sorpresa del Brexit o de la elección de Donald Trump en Estados Unidos.
Un nerviosismo que ha quedado al descubierto con el inusual llamamiento conjunto de Pedro Sánchez, Olaf Scholz y António Costa para votar a Macron. "La elección a la que se enfrenta el pueblo francés es crucial para Francia y para todos nosotros en Europa. Es la elección entre un candidato demócrata (...) y una candidata de extrema derecha, que abiertamente se pone del lado de quienes atacan nuestra libertad y nuestra democracia", sostienen los jefes de Gobierno de España, Alemania y Portugal en una tribuna conjunta publicada este jueves en el diario Le Monde.
Una iniciativa insólita puesto que la consigna en la UE es siempre no interferir en las elecciones internas de los Estados miembros. Sobre todo porque los socialistas Sánchez, Scholz y Costa ni siquiera pertenecen a la misma familia política que Macron, cuyo partido La República en Marcha está adscrito a los liberales europeos.
"Espero que no tengamos a Le Pen como presidenta fracesa en la UE, porque esto supondría un cambio radical para Europa como proyecto de paz y valores. La gente de Francia debe detener esto", afirmaba recientemente el ministro de Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn.
¿Podría sobrevivir la UE a la llegada al poder en Francia de la candidata de la Agrupación Nacional (anteriormente conocido como Frente Nacional)? "La UE en tanto que proyecto no se puede permitir una victoria de Marine Le Pen. Porque aunque ella haya bajado el tono por lo que se refiere al Frexit y la salida del euro, su proyecto significa una obstrucción desde dentro, al estilo polaco o húngaro. La diferencia es que no es lo mismo tener este estilo agresivo contra la UE en Polonia y Hungría que en pleno motor franco-alemán", explica a EL ESPAÑOL Camino Mortera-Martínez, directora de la oficina en Bruselas del Centre for European Reform.
Aparte de los casos actuales de Varsovia y Budapest, la UE también ha tenido que lidiar con Gobiernos extremistas y eurófobos en el pasado. La izquierda radical de Alexis Tsipras a punto estuvo de provocar la salida de Grecia del euro, pero al final se rindió y pidió un tercer rescate a Bruselas. En Italia hubo una coalición entre los antisistema de 5 Estrellas y la extrema derecha de Matteo Salvini, que echó un pulso a la UE a cuenta de los presupuestos y lo perdió. El Ejecutivo de Giuseppe Conte acabó cayendo y fue sustituido por el actual acuerdo de unidad nacional liderado por Mario Draghi.
Pero el caso de Francia es distinto. "Tener un Gobierno abiertamente euroescéptico, contrario al proyecto europeo, en uno de los motores fundamentales de la UE como es Francia sería mucho más difícil de encajar. Además Francia tiene ahora mismo un peso totalmente desproporcionado en el liderazgo de la UE tras la salida de Reino Unido y un nuevo canciller en Alemania de perfil bajo", señala Mortera-Martínez.
Alianza Europea de Naciones
A diferencia de las anteriores elecciones de 2017, Le Pen ya no defiende abiertamente un referéndum para la salida de Francia de la Unión Europea ni tampoco el abandono del euro. Sin embargo, las propuestas incluidas en su programa llevarían en la práctica o al Frexit o directamente a la destrucción del proyecto europeo desde dentro. La candidata de Agrupación Nacional aboga por "crear una Alianza Europea de Naciones con el fin de reemplazar gradualmente a la UE".
"Este Europa de Nacionales libres y soberanas, asumiendo su herencia milenaria, se basará en las cooperaciones y pondrá fin al proyecto de los que quieren hacer de la UE un superestado federalista cargado de ideología", asegura Le Pen en su programa. Un proyecto similar al que propugnan Viktor Orbán en Budapest o Mateusz Morawiecki en Varsovia.
"Una victoria de Marine Le Pen en Francia cambiaría por completo los equilibrios políticos en Bruselas. La UE se vería debilitada institucionalmente ante la visión compartida, entre otros, por los gobiernos de Hungría y Polonia, de una Unión de Estados, donde la soberanía y la primacía del derecho nacional sobre el europeo determinarían las nuevas regles del juego comunitario", explica a este periódico Carme Coromina, investigadora principal del CIDOB de Barcelona.
La candidata de la Agrupación Nacional pretende además acabar con la relación privilegiada que Francia mantiene con Alemania, una cooperación entre visiones a menudo opuestas sin la cual es muy difícil avanzar en Bruselas. Por ejemplo, el acuerdo entre Macron y Merkel fue imprescindible para crear el fondo Next Generation de 800.000 millones de euros para amortiguar el impacto de la pandemia de Covid-19 y salir al rescate de España e Italia.
"Para Marine Le Pen, la UE es una entelequia burocrática que diluye, debilita y amenaza la soberanía de Francia. Y ante esta percepción de pérdida de poder, ella ha sido especialmente combativa contra la hegemonía alemana dentro de la UE. Por tanto, si llegase a la presidencia francesa, los consensos actuales, y especialmente el llamado motor francoalemán, se verían claramente desafiados", subraya Coromina.
Preferencia nacional francesa
El programa de la candidata de ultraderecha contiene numerosas iniciativas que chocan frontalmente con las normas de la UE y que darían lugar a un pulso constante con Bruselas. En lugar de un referéndum sobre el Frexit, Le Pen propone una consulta para inscribir en la Constitución la supremacía de las leyes francesas sobre el derecho internacional. Una medida similar a la que ya ha planteado Polonia y que le ha valido un expediente sancionador por parte de la Comisión.
La candidata pretende renegociar el acuerdo de Schengen con el fin de "sustituir la ausencia de controles en las fronteras por procedimientos de paso simplificados para los ciudadanos de los Estados de la UE". Un plan que en la práctica supondría la reintroducción permanente de las fronteras interiores entre los países miembros, cuestionando así uno de los principios básicos en los que se funda la Unión: la libre circulación de personas.
Le Pen quiere además instaurar la prioridad nacional francesa para el empleo y el acceso a la vivienda y las prestaciones sociales o los contratos públicos, lo que vulnera la prohibición de discriminación entre ciudadanos europeos. Su programa contempla también prohibir a las empresas que recurran a trabajadores desplazados desde otros Estados miembros. Un sistema que a su juicio fomenta una competencia desleal entre las sociedades francesas y las compañías de otros Estados miembros con salarios más bajos.
Finalmente, la líder de la Agrupación Nacional anuncia que, de llegar al poder, reducirá drásticamente y de manera unilateral la contribución de Francia al presupuesto de la UE. Una medida que según sus cálculos le permitirá recuperar 5.000 millones de euros al año para gastar en prioridades nacionales.
Las políticas que defiende Le Pen ponen en riesgo también el futuro de la OTAN, justo cuando su papel ha recuperado importancia a la hora de frenar las ansias expansionistas de Putin. La candidata de ultraderecha plantea abandonar la estructura militar de la Alianza Atlántica, así como poner fin a la cooperación industrial con Alemania en materia de armamento.
Además, defiende establecer una alianza de seguridad con Rusia una vez que concluya la guerra en Ucrania. De hecho, el primer impacto de una victoria de Le Pen el domingo sería descafeinar las sanciones de la UE contra el Kremlin. Bruselas prepara un sexto paquete de medidas de represalia que incluirá el petróleo. La candidata de ultraderecha, admiradora de Putin, ya ha dejado claro que no apoyará ningún boicot energético contra Moscú.