El presidente francés, Emmanuel Macron, se declaró este lunes partidario de que la Unión Europea apruebe "por mayoría cualificada" la mayor parte de sus decisiones políticas. Para ello, "es evidente que habrá que reformar los tratados" y abandonar la regla de la unanimidad que, de hecho, otorga poder de veto a cada uno de los 27 Estados miembros.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, defendió hace una semana el mismo cambio de procedimiento: "Las instituciones legadas por nuestros predecesores en décadas pasadas han servido bien a los ciudadanos de Europa pero son inadecuadas ante la realidad a la que tenemos que enfrentarnos hoy. Necesitamos un federalismo pragmático que abarque todas las áreas afectadas por las transformaciones que están pasando en la economía, la energía y la seguridad(…) Si para ello es necesario cambiar los tratados, vayamos adelante con valentía y confianza".
Ambos líderes expresaron su voluntad de auspiciar lo que sería un cambio trascendental en el procedimiento de toma de decisiones de la UE ante el Parlamento Europeo, reunido en su sede de Estrasburgo. La Eurocámara ha incluido el abandono de la unanimidad entre sus propuestas finales de la Conferencia sobre el futuro de Europa, que clausuraba Macron como presidente de turno del Consejo.
En el mismo sentido se pronunció la presidenta la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien viaja este martes a Budapest para tratar de convencer al mandatario húngaro, Viktor Orbán, de que deje de oponerse a las nuevas sanciones contra Putin. Un caso práctico que ilustra a las claras la parálisis que la norma de la unanimidad implica.
Draghi fue más preciso que Macron: "Tenemos que superar el principio de la unanimidad que lleva a una lógica de vetos cruzados y tomar decisiones por mayoría cualificada. Una Europa capaz de tomar decisiones a tiempo es más creíble de cara a sus ciudadanos y de cara al mundo".
El expresidente del Banco Central Europeo puso como ejemplo la (mala) coordinación en materia de Defensa, en la que los Estados de la UE invierten el triple que Rusia y operan con 146 sistemas diferentes, frente a los 34 que emplea Estados Unidos, indiscutible superpotencia.
Macron quiere que la próxima cumbre de la UE debata la revisión de los tratados e impulse una convención con "un objetivo claro". No obstante admitió "divergencias", eufemismo que disimula que 13 de los 27 se oponen a la idea. Son Polonia, Rumanía, República Checa, Bulgaria, Eslovenia, Croacia, Malta, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Lituania y Letonia.
El presidente francés, en su primer discurso tras tomar posesión de su segundo mandato, anunció otra iniciativa, la creación de "una comunidad política europea" en la que se integraría Ucrania durante "los años e incluso decenios" que dure el procedimiento de adhesión a la UE.
Macron puso cuidado en presentar positivamente su idea y negó promover una "Europa a varias velocidades". Esa comunidad "permitiría a las naciones europeas democráticas que comparten nuestros valores de encontrar un nuevo espacio de cooperación política, seguridad, cooperación energética, en infraestructuras y transportes y circulación de personas".
Como es tradicional, Macron viajó acto seguido a Berlín donde compareció con el canciller Olaf Scholz ante la prensa. El dirigente alemán consideró "interesante" la iniciativa francesa y ambos se comprometieron a discutirla con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
Macron precisó que la comunidad política estaría abierta a países como el Reino Unido, que abandonó las instituciones comunes de la UE tras el Brexit.