Bruselas

Tensa conversación telefónica entre la ministra de Exteriores de Reino Unido, Liz Truss, y el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable del Brexit, Maros Sefcovic. La jefa de la diplomacia británica le ha comunicado oficialmente a Bruselas su intención de suprimir unilateralmente los controles aduaneros y sanitarios previstos en el protocolo de Irlanda del Norte. Una medida que la Unión Europea considera "inaceptable" y que tendría consecuencias, le ha avisado Sefcovic.

El protocolo tiene como objetivo evitar una nueva frontera terrestre en la isla de Irlanda tras el Brexit. Para lograrlo, la UE y Boris Johnson pactaron en 2018 un estatus especial para Irlanda del Norte, que sigue vinculada a las reglas del mercado interior la UE. Eso significa que, en la práctica, la frontera se ha desplazado al mar de Irlanda, con nuevos controles aduaneros a los productos que llegan a los puertos de Irlanda del Norte procedentes de la isla de Gran Bretaña. 

La nueva frontera ha enfurecido en particular a los unionistas norirlandeses, que denuncian que ponen en peligro la integridad territorial del país. De hecho, el Partido Unionista Democrático (DUP) ha avisado de que bloqueará un nuevo Gobierno norirlandés hasta que se resuelva esta cuestión. Aunque fue el Sinn Féin -antiguo brazo político de la organización terrorista IRA- el que ganó las elecciones regionales el pasado fin de semana, la formación del Ejecutivo requiere del acuerdo del DUP.

En su llamada de este jueves, Truss le ha espetado a Sefcovic que "el protocolo de Irlanda del Norte se ha convertido en el mayor obstáculo para formar un Gobierno de Irlanda del Norte". También ha afirmado que "la situación actual está causando perturbaciones inaceptables en el comercio y ha creado un sistema de dos categorías en el que los ciudadanos de Irlanda del Norte no reciben el mismo trato que todos los demás en Reino Unido".

La jefa de la diplomacia británica sostiene que las soluciones que ha propuesto la UE para flexibilizar el protocolo agravarán los problemas "al crear más controles y papeleo". Según su versión, Sefcovic le ha contestado que "no hay margen para ampliar el mandato de negociación de la UE o introducir nuevas propuestas para reducir el nivel de fricción comercial".

"La situación en Irlanda del Norte es una cuestión de paz y seguridad interna para el Reino Unido, y si la UE no muestra la flexibilidad necesaria para ayudar a resolver esos problemas, entonces, en tanto que Gobierno responsable, no tendremos más remedio que actuar", ha concluido Truss. 

"Nos sigue preocupando mucho que el Gobierno de Reino Unido tenga la intención de emprender el camino de la actuación unilateral", le ha respondido el vicepresidente de la Comisión Europea. "La actuación unilateral, que de hecho supondría dejar de aplicar un acuerdo internacional como el protocolo, es simplemente inaceptable", argumenta Sefcovic.

"Esto socavaría la confianza entre la UE y el Reino Unido y comprometería nuestro objetivo final: proteger el Acuerdo del Viernes Santo en todas sus dimensiones, y garantizar al mismo tiempo la seguridad jurídica y la previsibilidad para las personas y las empresas de Irlanda del Norte", ha destacado el vicepresidente de la Comisión.

Suprimir los controles aduaneros y sanitarios en el mar de Irlanda como pretende el Gobierno de Boris Johnson destruiría además las condiciones necesarias para que Irlanda del Norte continúe teniendo acceso al mercado único de la UE, apunta Sefcovic. 

El vicepresidente de la Comisión no ha querido adelantar las medidas de represalia que adoptará la UE contra Londres si escoge este camino. Entre las herramientas que tiene Bruselas a su disposición está la apertura de un expediente sancionador, pero sobre todo la suspensión del acuerdo de libre comercio con Reino Unido, lo que supondría imponer recargos arancelarios a los productos británicos. Es decir, una guerra comercial entre socios occidentales en plena invasión de Ucrania por parte de Rusia.

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