308 millones de dólares al día. Esta es la cantidad que Rusia ha invertido en defensa en abril, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Finanzas ruso que recoge el Moscow Times. Una cifra que sugiere que, a medida que las sanciones económicas de Europa caían sobre Rusia, el Kremlin aumentaba el presupuesto destinado a sostener su ofensiva militar.
En concreto, sólo durante el segundo mes de la invasión, Moscú destinó un total de 9.200 millones de dólares en defensa, lo que representa más del doble de lo invertido antes de iniciar la ofensiva. Pero este derroche presupuestario es algo excepcional y coincide con la reorganización estratégica de las tropas rusas.
De hecho, según las fuentes oficiales de Moscú, desde el inicio de la guerra en febrero y hasta el mes de abril, la asignación para el ejército habría sido de 21.200 millones de dólares.
Una cantidad considerable -sobre todo se tiene en cuenta que la inversión en educación es tres veces menor-, pero que Putin puede costear holgadamente con las exportaciones de combustibles fósiles que envía a Occidente.
Es cierto que en los últimos meses los principales organismos europeos han aplicado una larga lista de sanciones a Rusia y que Bruselas trabaja a marchas forzadas para encontrar alternativas a los combustibles fósiles. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la compra de gas y petróleo ruso continúa en Europa.
Según un informe del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), un think tank con sede en Finlandia que monitoriza los ingresos de Rusia por combustibles, desde el 24 de febrero, día del inicio de la invasión hasta la actualidad, la Unión Europea ha comprado energía a Rusia por valor de 51.956 millones de euros (unos 54.440 millones de dólares). Esto es, casi tres veces más de lo que le ha costado a Rusia mantener hasta ahora su maquinaria de guerra.
El petróleo ha sido el combustible más demandado (27.400 millones de euros), seguido del gas (23.280 millones) y del carbón (1.278 millones), según la organización, que basa sus cálculos en los movimientos de los barcos y el flujo de gas de los gasoductos.
Alemania, principal importador
En este escenario, Alemania ha sido quien ha pagado una factura más alta. A pesar de que ahora busca reducir su dependencia en tiempo récord, durante los dos primeros meses de guerra ha desembolsado a Rusia cerca de 8.300 millones de euros.
Los datos señalan que las restricciones energéticas de Occidente a Rusia no han tenido un impacto en el presupuesto de defensa de Rusia. Al menos por el momento. Según un estudio del Instituto Internacional de Finanzas, un embargo de la Unión Europea a las exportaciones de crudo ruso (que representa un 30% de los ingresos fiscales del país) podría tener "un impacto significativo" a medio y largo plazo. Pero este embargo todavía no se ha producido y Putin, de momento, puede seguir asumiendo los costes de su 'Operación especial' en Ucrania.
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