"El Kremlin ha convertido los alimentos en parte de su arsenal del terror". La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, acusa a Vladímir Putin de provocar de forma deliberada una hambruna en los países más pobres del mundo. Se trataría de un instrumento de presión más para tratar de ganar posiciones en su guerra de agresión contra Ucrania. Una estrategia acompañada de una campaña de desinformación para culpar a Europa de la escasez de comida por sus sanciones contra Moscú.
El plan del presidente ruso de momento está teniendo éxito, al menos entre los líderes de la Unión Africana. En una intervención ante el Consejo Europeo la semana pasada, su presidente, el senegalés Macky Sall, se quejó de que la exclusión de los bancos rusos del sistema de mensajería financiera SWIFT dificultaba a los países africanos pagar los cereales rusos. Sall se reunió el viernes con el propio Putin, que según él se declaró dispuesto a facilitar las exportaciones de grano ucraniano.
Sin embargo, Von der Leyen asegura que la actual crisis alimentaria constituye "un asedio frío, insensible y calculado por parte de Putin a algunos de los países y personas más vulnerables del mundo". "Los alimentos se han convertido en parte del arsenal del terror del Kremlin", ha resaltado la presidenta en un discurso ante el pleno de la Eurocámara.
"Esta es la única manera de describir el bombardeo de las instalaciones de almacenamiento de cereales (de Ucrania) por parte de Rusia y su bloqueo en los puertos ucranianos -y en algunos casos el robo- de unos 20 millones de toneladas de granos atrapados actualmente en Ucrania", sostiene Von der Leyen.
La presidenta reclama más esfuerzos para combatir las campañas de desinformación del Kremlin que tratan de eludir cualquier responsabilidad en esta crisis. "Seamos muy claros: mientras que Rusia convierte activamente el hambre en un arma, las sanciones de la UE están cuidadosamente diseñadas para evitar un impacto negativo y prevén una clara exención para los productos alimentarios", ha destacado.
"Nuestras sanciones no afectan a los productos alimentarios básicos. No afectan el comercio de cereales u otros alimentos entre Rusia y terceros países. Y el embargo portuario incluye específicamente exenciones totales de productos agrícolas. Así que ciñámonos a la verdad: esta crisis alimentaria está alimentada por la guerra de agresión de Putin", asegura Von der Leyen.
Desbloquear los puertos
A su juicio, la UE debe redoblar sus esfuerzos para paliar en la medida de lo posible la crisis alimentaria provocada por el embargo ruso. En primer lugar, buscando rutas alternativas de transporte por tren para los 20 millones de toneladas de cereales bloqueados en Ucrania. No obstante, la presidenta admite que esta estrategia es insuficiente y reclama un acuerdo en la ONU para liberar los puertos ucranianos.
"El mundo necesita que los puertos del mar Negro de Ucrania vuelvan a funcionar. Porque la mayoría de los cereales ucranianos solo se pueden exportar a tiempo a través de la ruta del mar Negro. Y estoy muy agradecida a las Naciones Unidas por sus esfuerzos", ha señalado Von der Leyen. Unos esfuerzos que de momento tampoco han tenido éxito.
En paralelo, la presidenta reclama que no haya restricciones o controles de exportación en ningún país del mundo que obstaculicen el mercado. Además, la UE prestará apoyo a corto plazo a los países con mayor riesgo. Por ejemplo, ahora estamos invirtiendo 225 millones de euros adicionales para abordar las necesidades a corto y medio plazo de los socios de la Vecindad Sur, ha relatado. Ella misma tiene previsto reunirse la semana que viene con el presidente de Egipto para discutir la mejor manera de orientar este apoyo.
En tercer lugar, Von der Leyen apuesta por invertir en hacer que la producción local sea más sostenible y resiliente. "Hace solo 50 años, África producía todos los alimentos que necesitaba. Luego, el cambio climático hizo que el agua escaseara y el desierto se tragó cientos de kilómetros de tierra fértil, año tras año. África ahora depende en gran medida de las importaciones de productos alimentarios críticos y esto la hace vulnerable", ha explicado.
El presupuesto de la UE ya ha destinado 3.000 millones de euros para invertir en programas de agricultura, nutrición, agua y saneamiento. Pero la presidenta sostiene que es necesario hacer más y propone movilizar 600 millones extra del Fondo Europeo de Desarrollo.