La carretera hacia Jersón, ciudad situada en el sur de Ucrania y tomada por Rusia, atraviesa campos de trigo carbonizados y pueblos devastados por los combates de la guerra. Restos de misiles inundan el asfalto, donde también abundan los cascotes de las casas destruidas por los bombardeos y abandonadas por sus habitantes, que salieron de la ciudad huyendo del horror de la guerra.
A lo largo de la línea del frente están desplegadas las fuerzas ucranianas, que se preparan para lanzar su acción más ambiciosa después de cinco meses de guerra: la reconquista de Jersón, la primera ciudad que cayó bajo el dominio de las tropas enemigas. Jersón, situada a orillas del mar Negro, es una ciudad clave para el Kremlin y desde ella las tropas de Vladimir Putin han organizado la mayor parte de su ofensiva a lo largo y ancho del territorio. Recuperar su control puede ser algo decisivo para Ucrania y daría a su ejército una considerable inyección de moral tras meses de intensos combates.
Según el diario The New York Times, ahora mismo los combates en el oeste y el norte de las fronteras se han intensificado mientras las fuerzas ucranianas (que apenas se encuentran a unos 50 kilómetros de la ciudad) se preparan paran lanzar su ofensiva final.
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Ucrania y sus principales apoyos, Estados Unidos (EEUU) y Reino Unido, consideran que la campaña militar rusa entra ahora en una fase crítica para Moscú debido a las dificultades que tiene para mantener su ofensiva.
"En cuanto recibimos los HIMARS, cundió el pánico en el Ejército ruso. Los centros logísticos y los arsenales cayeron bajo nuestros ataques, al igual que los centros de toma de decisiones tácticas", declaró hace unos días en rueda de prensa el asesor del presidente ucraniano, Mijailo Podoliak.
Y ese estado de pánico, según el representante de la Presidencia ucraniana, "lo siente la gente en las regiones" ocupadas por Rusia, que "comprenden que todo cambiará".
Rusia tira de reservas
Según el mando ucraniano, las fuerzas rusas se han visto obligadas a utilizar unidades de reserva para defender las posiciones ocupadas en el sur de Ucrania y evitar el contraataque del ejército ucraniano.
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"El enemigo está defendiendo las posiciones previamente ocupadas, está concentrando sus esfuerzos en evitar la ofensiva de las Fuerzas de Defensa y ha introducido unidades de reserva", afirmó el Alto Mando ucraniano en su parte matutino, en declaraciones recogidas por Efe.
Una información que corroboró el estadounidense Instituto de Estudios de la Guerra (ISW), según el cual, "el ritmo operativo actual de Rusia no difiere mucho del que había durante la pausa operativa declarada oficialmente entre el 7 y el 16 de julio".
"Las fuerzas rusas continuaron realizando ataques menores durante todo ese tiempo al noroeste de Sloviansk y alrededor de las áreas de Síversk y Bajmut sin capturar ningún terreno decisivo", apuntó el ISW.
El instituto estadounidense constató que las fuerzas rusas emplazadas en esta zona "han realizado menos ataques terrestres a lo largo de la frontera entre las regiones de Járkov y Donetsk que durante la pausa operativa".
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Por su parte, la inteligencia británica constató que en la región del Donbás "las fuerzas ucranianas continúan repeliendo los intentos rusos de asaltar la central eléctrica de Vuhlehirska", un paso indispensable para centrar sus esfuerzos en Sloviansk y Kramatorsk, los principales bastiones de la región de Donetsk.
Cambios en el balance de fuerzas
Y es que mientras las tropas rusas han utilizado entre un 55 y un 60% de su reserva de misiles de alta precisión, según la Dirección Principal de Inteligencia de Ucrania (GUR), Ucrania recibe cada vez armas más poderosas y precisas.
El portavoz de GUR, Vadym Skibitksy, indicó que Rusia utiliza cada vez con menos frecuencia sus misiles de alta precisión, que incluyen los sistemas Kh-101, Kh-555, Iskander y Kalibr, debido al efecto de las sanciones occidentales que limitan el acceso a componentes electrónicos necesarios para estos sistemas.
El propio presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, celebró este cambio paulatino en el balance de fuerzas al afirmar, en uno de sus mensajes diarios, que "HIMARS se ha vuelto una palabra habitual para nosotros, al igual que Javelin o NLAW, como 'Stugna' o 'Neptun'".
Zelenski destacó los esfuerzos del Gobierno ucraniano para acceder a los "sistemas modernos de defensa aérea, que estamos pidiendo a los socios" y aseguró que "el terror ruso debe ser derrotado. Y esta será nuestra victoria conjunta, de los pueblos ucraniano y estadounidense".
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