Bruselas

Hasta hace apenas unos meses, un gran número de países de la OTAN (y sobre todo Alemania) dependían del gas ruso no sólo para la competitividad de su industria sino incluso para su supervivencia energética. Una vulnerabilidad extrema que dejó al descubierto la guerra de agresión de Vladímir Putin contra Ucrania, que ha obligado a Berlín a buscar contrarreloj fuentes alternativas de suministro.

Desde el estallido del conflicto, el presidente ruso ha utilizado sin tapujos la energía como instrumento de guerra contra los aliados, reduciendo o cortando el suministro cada vez que convenía a sus intereses y provocando por el camino una escalada de precios que ha situado a la UE al borde de la recesión.

Los socios de la Alianza Atlántica temen que este escenario se repita en el futuro con China, de la que muchos Estados miembros importan no sólo materias primas esenciales o productos baratos, sino cada vez más artículos de alta tecnología como las infraestructuras 5G de Huawei.

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La jornada final de la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN celebrada este miércoles en Budapest se ha consagrado precisamente a discutir las relaciones con China. Y la conclusión del encuentro es que hay que evitar cometer con Pekín los mismos errores que con Moscú, empezando desde ya a reducir las relaciones de dependencia.

"Los ministros han examinado las ambiciones militares de China, sus avances tecnológicos y sus crecientes actividades cibernéticas e híbridas. La guerra en Ucrania ha demostrado nuestra peligrosa dependencia del gas ruso. Eso también debería llevarnos a evaluar nuestras dependencias de otros regímenes autoritarios, entre ellos China. Par a nuestras cadenas de suministro, tecnología o infraestructura", ha avisado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, al término de la reunión.

La OTAN no quiere conflicto con China

"Continuaremos, por supuesto, comerciando y dialogando económicamente con China. Pero tenemos que ser conscientes de nuestras dependencias, reducir nuestras vulnerabilidades y gestionar los riesgos", sostiene Stoltenberg. "No vemos a China como un adversario. Continuaremos interactuando con China cuando nos interese. Por ejemplo, para transmitir nuestra posición unida sobre la guerra ilegal de Rusia en Ucrania", ha agregado.

"No buscamos un conflicto con China. Al contrario, queremos evitarlo. No deseamos una nueva Guerra Fría. No estamos buscando desacoplar nuestras economías. Simplemente, queremos ser claros sobre algunos de los retos que plantea China y asegurarnos que al abordar estos desafíos, lo hacemos con nuestros aliados", ha relatado el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, durante la reunión de este miércoles de la OTAN en Bucarest OTAN

En su nuevo Concepto Estratético adoptado en la cumbre de Madrid el pasado junio, es decir, su doctrina militar, la OTAN menciona por primera vez a China. Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China (RPC) ponen en peligro nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores", señala el texto.

"China emplea una amplia gama de instrumentos políticos, económicos y militares para ampliar su presencia en el mundo y proyectar poder, al tiempo que mantiene la opacidad sobre su estrategia, sus intenciones y su rearme militar. Las operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas de la RPC y su retórica de enfrentamiento y desinformación van dirigidas contra los aliados y son perjudiciales para la seguridad de la Alianza", admite el Concepto Estratégico.

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"China aspira a controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructuras esenciales y materiales y cadenas de suministro estratégicos. Utiliza su ventaja económica para crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia. Se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en reglas, incluso en los ámbitos espacial, cibernético y marítimo", denuncia la OTAN.

A los aliados les preocupa igualmente "la profundización de la asociación estratégica entre la República Popular China y la Federación Rusa, y sus intentos de socavar el orden internacional basado en reglas".

El futuro de Ucrania

En la reunión de Bucarest, la OTAN ha decidido mantener su ayuda militar a Ucrania "todo el tiempo que sea necesario" y acelerar la entrega de sistemas de defensa aérea para que el Gobierno de Kiev pueda protegerse de los bombardeos indiscriminados rusos contra la población civil y las infraestructuras energéticas. Los aliados aportarán también más generadores y transmisores con el fin de restablecer cuanto antes la luz y la calefacción en las ciudades ucranianas.

¿No se ha ganado Ucrania ser miembro de la OTAN por defender los valores occidentales frente al ataque de Rusia? El secretario general de la Alianza Atlántica ha vuelto a esquivar esta pregunta. Los Estados miembros quieren evitar a toda costa un choque directo con el Kremlin y por eso no responden a la petición de entrada formulada por el presidente Volodímir Zelenski. La prioridad ahora es otra: ayudar a Kiev a derrotar a Moscú, responde Stoltenberg.

"Si Ucrania no prevalece como un Estado soberano independiente, entonces, por supuesto, el tema de su entrada no se planteará en absoluto. Porque Ucrania ya no será candidato. Por eso, independientemente de lo que se piense sobre cuándo Ucrania podrá adherirse, la condición previa es que Ucrania prevalezca. Y estamos ayudando a Ucrania a conseguirlo", ha zanjado el secretario general.