Las fuerzas ucranianas han engañado sistemáticamente a las tropas rusas desde el inicio de la guerra para que malgasten municiones e incluso abran fuego contra sus propias unidades. Así lo constata un informe elaborado por The Royal United Services Institute, un think tank de defensa y seguridad británico, que sostiene que las estrategias de decepción, como se conoce a los métodos empleados para confundir al enemigo, habrían tenido éxito en numerosas ocasiones.
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Las "más efectivas" y "útiles para la supervivencia de las tropas ucranianas" han sido las tácticas de camuflaje y los señuelos, según los altos cargos militares consultados para el análisis. Han servido, sobre todo, para ocultar tanques y provocar que el ejército de Rusia ataque objetivos falsos y desperdicie misiles. Sin embargo, también se han empleado para proteger armamento ofensivo esencial, como los sistemas de lanzamisiles múltiples HIMARS enviados por Occidente.
Para ello, las tropas ucranianas han utilizado réplicas de HIMARS falsos inflables o de madera para confundir a los ocupantes. Una estratagema tan sofisticada como antigua. Y es que este es el mismo señuelo que utilizaron las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial para engañar a las tropas nazis.
En 1944, durante la Operación Fortaleza, estadounidenses y británicos inventaron un ejército ficticio que, supuestamente, estaba bajo el mando del general George Patton. Este ‘grupo fantasma’ estaba formado por cientos de tanques, vehículos, artillería e incluso buques de guerra de goma, de tela o de madera que parecían reales desde el aire.
El objetivo era convencer a los aviones de reconocimiento alemanes de que sus tropas se preparaban para invadir el Paso de Calais y en Noruega en vez de desembarcar en Normandía, como finalmente hicieron. De hecho, la maniobra funcionó tan bien que dos semanas después del 'Día D', las tropas alemanas seguían esperando a que se iniciase el ataque en las playas de Calais.
Salvando las distancias, el éxito de entonces se asimila al alcanzado por Ucrania con esta táctica para desgastar el arsenal militar ruso. En agosto, por ejemplo, el Washington Post desveló que en apenas una par de semanas, Rusia desperdició al menos 10 misiles de alta precisión y alcance Kalibr en ataques contra estos señuelos.
Hangares falsos
"El engaño ha tenido éxito contra las fuerzas rusas en todos los niveles y en los tres servicios militares", señala el informe del Royal United Services Institute que recoge cómo la falta de habilidad para contrastar información rápidamente y la desconfianza en sus propios mandos llevó al ejército ruso a cometer graves errores de cálculo.
Uno de los fallos más notables se remonta a los primeros días de la invasión. Rusia atacó numerosos aeródromos y destruyó muchos hangares militares, pero luego no realizó una evaluación de los daños. Así, las fuerzas ucranianas utilizaron ese descuido a su favor: fotografiaron las infraestructuras destruidas, imprimieron el patrón en enormes trozos de tela y los situaron en las cubiertas de nuevas bases aéreas.
De esta manera, lograron refugiarse en posiciones que los rusos creían destrozadas. Los ocupantes incluso llegaron a pensar que Kiev había construido una guarida subterránea desde donde despegaban los cazas, de acuerdo con el documento.
El ejército de Kiev también aprovechó que los soldados del Kremlin utilizaban mapas desactualizados para aumentar la confusión. Instalaban señales de tráfico e indicaciones falsas para desviar el fuego enemigo. "Siempre surtía efecto", señalan los expertos del estudio. De esta manera, no sólo Rusia lanzaba ataques contra objetivos inexistentes, sino que desvelaba sin quererlo las posiciones de sus unidades.