El invierno separa a EEUU y Ucrania y hace peligrar la iniciativa en la guerra contra Putin
El alto mando ucraniano está convencido de que es el momento ideal para seguir hostigando a las tropas rusas. El invierno, a su entender, les beneficia.
9 diciembre, 2022 02:09Desde los primeros días de la invasión rusa de Ucrania, el Institute for the Study of War estadounidense ha sido la gran referencia a la hora de buscar información contrastada y detallada acerca del conflicto. Su estilo objetivo, completamente factual y con pocas interpretaciones ha ayudado a miles de personas a seguir una guerra llena de propaganda, en la que el anuncio de conquistas o giros decisivos se ha hecho demasiadas veces con más precipitación y entusiasmo que veracidad.
Por ello, llama la atención que, en su informe del domingo 4 de diciembre, el ISW sea tan claro a la hora de exponer posibles problemas en la estrategia futura de Ucrania y sus aliados. Al parecer, el alto mando ucraniano está convencido de que este es el momento ideal para seguir hostigando a las tropas rusas. El invierno, a su entender, les beneficia más de lo que les perjudica. Sí, sus ciudades pueden estar apagadas y en las casas se puede pasar frío, pero en primera línea de fuego, eso no tiene apenas importancia: al revés, puede servir incluso de motivación para sus hombres, deseosos de vengar la afrenta y el sufrimiento de sus compatriotas.
Ucrania se siente preparada para el combate en condiciones extremas y el hecho es que lo está. Todos los países occidentales han contribuido de una u otra manera con material térmico específico. Los suministros siguen siendo ágiles y constantes, pues Rusia se ha preocupado mucho de dañar instalaciones energéticas, pero no tanto de cortar carreteras, puentes o vías de ferrocarril. Lo más importante: los generales ucranianos están convencidos de que el enemigo es débil y que puede derrumbarse en cualquier momento. Hay que aprovechar la oportunidad.
[Putin visita el puente de Crimea en un Mercedes dos meses después del ataque a la infraestructura]
Un enemigo desmotivado
Los informes desde el frente hablan de un ejército ruso que depende demasiado de los movilizados en otoño -ciudadanos a menudo sin experiencia militar, mal aprovisionados, con poca capacidad de lucha y totalmente desmotivados- y de los mercenarios del Grupo Wagner, algunos de ellos sacados directamente de centros penitenciarios. Ucrania cree que, en caso de ofensiva, esas tropas pueden tener problemas para defender sus posiciones. Pasarán hambre, tendrán muchísimo frío y privilegiarán su vida ante la posibilidad de una victoria que, en el fondo, ni les va ni les viene. Se esperan múltiples deserciones.
Sin embargo, en el Pentágono no piensan lo mismo. Estados Unidos está intentando empujar hacia una estabilización del conflicto porque considera que hay que darlo todo en primavera, cuando suban las temperaturas y se produzcan los primeros deshielos. ¿Puede tener que ver con un intento de abrir negociaciones con Putin? Se lleva especulando desde hace semanas y no hay que descartarlo, aunque, según el ISW, se trataría, sin más, de un grosero error estratégico.
El ISW coincide con Ucrania en que es importante no perder la iniciativa del conflicto y no dejar que Rusia se recomponga. Cree que el ejército local es capaz todavía de lanzar una nueva contraofensiva pocas semanas después de tomar Jersón y considera inoportuno que desde Estados Unidos se pongan pegas. Si hace suficiente frío como para que el hielo y la nieve cubran las trincheras defensivas que está cavando Rusia a lo largo de toda su línea de defensa, es posible que los tanques ucranianos puedan avanzar. Es posible que en el Pentágono estén pensando en lo horriblemente mal que le fue a Rusia su ofensiva de febrero y se imaginen un escenario igual.
Cálculos electorales
En cualquier caso, y siempre según el ISW, el riesgo de no confiar en una campaña de invierno agresiva es que Estados Unidos y sus aliados se nieguen a enviar suficientes armas para hacerla posible. Si la idea es retrasar el ataque a primavera, puede que se retrasen también los envíos de apoyo militar. La transición de poder en la Cámara de Representantes, que tiene que aprobar todos estos envíos, también jugará su papel a lo largo del mes de enero. Da la sensación de que hay demasiados republicanos deseosos de poner fin a esta guerra cuanto antes, cediendo en lo que haga falta con tal de no seguir perjudicando la economía estadounidense.
Sin duda, este podría ser otro factor. Joe Biden entrará en breve en la segunda mitad de su mandato y eso es sinónimo de previa electoral. En ese sentido, cualquier presidente sabe que la economía va a ser mucho más importante que cualquier apelación a la libertad de un país que muchos no sabrían ni ubicar en un mapa. Estados Unidos ha gastado hasta ahora 19.100 millones de dólares en lo que se da en llamar "ayudas para la seguridad" de Ucrania. Ahí, se incluyen tanto armas como entrenamientos como todo tipo de recursos militares.
Hablamos de una inversión equivalente al PIB de Islandia, por poner un ejemplo. Una inversión, además, a fondo perdido, pues si Ucrania pierde la guerra, Estados Unidos jamás recuperará ese dinero… y si la gana, tardará años en reconstruir el país de manera que pueda empezar a devolver sus deudas. La tentación de espaciar esas ayudas y tomarse pausas por diversos motivos siempre va a estar presente a menos de dos años de las elecciones presidenciales.
La situación en ambos frentes
La duda es, de producirse esa nueva ofensiva, dónde tiene pensado Ucrania ejecutarla. El frente este lleva mucho tiempo parado. Desde que colapsara el noreste de Járkov, se ha venido especulando con la toma de Svatove y Kreminna, pero no ha habido manera de romper las defensas rusas. Tampoco han conseguido los invasores su objetivo de tomar Bakhmut (Artemivsk), aunque sí han logrado convertirlo en un montón de ruinas, utilizando la táctica que ya vimos con Mariúpol y con Aleppo, en la guerra de Siria.
El cerco de Bakhmut, producto de las ambiciones políticas de Eugeni Prigozhin, el director del Grupo Wagner, no solo no ha supuesto ningún avance significativo en las posiciones militares rusas, sino que se ha convertido en una auténtica trituradora de carne, especialmente para el bando invasor, empeñado en lanzar a sus hombres en oleadas que no consiguen encontrar huecos en la organizada muralla ucraniana. El tiempo dirá cuánta gente está muriendo para hacerse con un enclave completamente prescindible en términos estratégicos.
Se entiende, por lo tanto, que la ventaja ucraniana hay que situarla aún en el sur, a la espera de que las tropas rusas confirmen su retirada de Energodar y dejen en manos ucranianas la central nuclear de Zaporiyia, algo que se ha rumoreado con insistencia… pero que aún hay que ver. Ucrania sigue creyendo que, si consigue cruzar el Dniéper e instalarse en la orilla este, estará en condiciones no solo de liberar el resto de Jersón y Zaporiyia, sino incluso de lanzarse sobre Crimea. En su momento, el general Milley, jefe del estado mayor estadounidense, los animó a ello. Desconocemos los motivos por los que parece haber cambiado de opinión.