El presidente ruso, Vladímir Putin, calculaba que su invasión a Ucrania iba a durar 72 horas como mucho. Creía que en un ataque relámpago conseguiría instalar en Kiev un Gobierno títere como el de Bielorrusia. No obstante, diez meses después del inicio de la guerra sus fuerzas han sufrido graves pérdidas humanas y de armamento. Por no hablar de los continuos reveses militares que han obligado a las tropas del Kremlin a retroceder en prácticamente todos los frentes y abandonar kilómetros y kilómetros de territorio.
Así, cabe preguntarse cómo ha podido uno de los ejércitos más poderosos del mundo, liderado por un reconocido estratega como Putin, haber fallado ante un rival mucho más pequeño. Porque se calcula que los combatientes rusos superaron a los ucranianos en una proporción de 15 a 1 al inicio del conflicto.
El New York Times ha tratado de dar una respuesta a través de una extensa investigación basada en entrevistas, llamadas interceptadas y documentos recabados en el campo de batalla, que concluye que "una cadena de errores" iniciada por el presidente ruso antes del 24 de febrero llevó a Rusia al desastre humanitario y estratégico.
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La poca capacidad del Kremlin para analizar riesgos es quizá uno de los primeros y más evidentes fallos. Ya desde el primer momento, el Kremlin dio por hecho que las tropas rusas se harían con el control de la capital ucraniana en pocas horas, así que los militares fueron desplegados en el frente "con poca comida, pocas balas y con instrucciones extraídas de Wikipedia sobre cómo utilizar armas", sostiene el rotativo estadounidense. Como muestra, el NYT presenta un manual sacado de internet sobre cómo utilizar un fusil VSK-94 que se encontró entre las pertenencias de un soldado ruso.
Además de estar mal equipados y mal entrenados, los militares rusos han recibido instrucciones confusas y caóticas durante meses. A veces incluso avanzan sin un rumbo fijo, ya que sólo tienen a su disposición mapas obsoletos -algunos de 1960-, según la investigación.
Por este motivo, las fuerzas rusas tomaron direcciones erróneas y lanzaron sus misiles sobre objetivos que ya no existían durante los primeros días de la invasión. De hecho, se calcula que hasta el 60% de los misiles de crucero rusos fallaron a la hora de alcanzar sus objetivos. En algunas ocasiones, las tropas de Rusia abrieron fuego contra sus propias fuerzas, según apunta en paralelo un estudio realizado por el Royal United Services Institute for Defence and Security Studies.
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En la línea de frente también se han encontrado cronogramas de objetivos para conquistar territorios ucranianos que, a priori, parecen poco realistas. Uno de ellos, por ejemplo, muestra cómo los convoyes que salieron de Bielorrusia el 24 de febrero debían llegar a las afueras de Kiev a las 14:55 horas. No lo consiguieron: los vehículos eran tan pesados que destrozaron las carreteras mientras intentaban avanzar y tardaron un día más de lo previsto. A partir de ahí todo fue a peor, según se puede ver en el cuaderno de bitácora que registra días y días de retrasos recogido por el NYT.
Llamadas interceptadas
La desmotivación y la falta de disciplina de los combatientes también han tenido mucho que ver en los fracasos militares de Rusia en Ucrania. Incluso antes de la movilización de 300.000 reservistas anunciada en septiembre, gran parte de los soldados no contaba con recursos ni entrenamiento. Inconscientemente, utilizaron sus teléfonos móviles personales para llamar a sus familiares o para tomar decisiones sobre sus futuros movimientos, revelando sus posiciones y permitiendo a las fuerzas ucranianas rastrearlos.
Y no sólo eso: gracias a sus conversaciones se ha podido saber cuál es el estado de ánimo de los reclutas. "Nuestra artillería está disparando a nuestros propios hombres. Idiotas, nos estamos matando los unos a los otros", se lamenta un soldado en una llamada telefónica. "¿Qué noticias hay de Putin? ¿Qué dice esa escoria bastarda?", se pregunta otro, furioso, tras la retirada del ejército de la ciudad de Jersón.
"Putin cayó en una espiral de autoengrandecimiento y celo antioccidental que le llevó a tomar la fatídica decisión de invadir Ucrania"
Este cúmulo de fallos permitió a las Fuerzas Armadas ucranianas no sólo impedir que el enemigo invadiese la totalidad del país en cuestión de horas, sino recuperar más del 50% del territorio perdido. No obstante, parece ser que estos son sólo la punta del iceberg: en la base está el mismísimo Putin.
De acuerdo con la investigación, "la cascada de errores fue iniciada por Putin que se encontró profundamente aislado durante la pandemia, obsesionado por su legado y convencido de su genialidad". Eso le llevó, de acuerdo con personas de su círculo íntimo entrevistadas por el NYT, "a caer en una espiral de autoengrandecimiento y celo antioccidental que le llevó a tomar la fatídica decisión de invadir Ucrania" sin consultar a expertos.
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