El año sólo acaba de empezar, pero las fuerzas ucranianas parecen no necesitar más para poner a prueba su capacidad para repeler los ataques de Rusia a sus infraestructuras energéticas. Según Ucrania, en los primeros días de 2023 se han derribado más de 80 drones rusos. "Y el número va a ir en aumento", aseguró el lunes el presidente del país, Volodímir Zelenski, en su discurso nocturno.
El líder ucraniano también alertó de que el enemigo planea llevar a cabo una "guerra de desgaste" con drones kamikaze Shahed de origen iraní. Esto, sin embargo, está lejos de ser una sorpresa. Desde octubre, el Kremlin ha bombardeado masivamente las infraestructuras del país, dejando a millones de personas sin agua, luz o calefacción durante días en pleno invierno. ¿El objetivo? Conseguir que la población, exhausta, acabe por exigir a su Gobierno la rendición.
Rusia todavía no ha conseguido su propósito y todo apunta a que cada vez va a tenerlo más difícil. Hace apenas unas semanas comenzaron a llegar los nuevos sistemas de defensa aérea enviados por Occidente a Ucrania. Una ayuda que pone en peligro la estrategia de terror seguida hasta ahora por el presidente ruso, Vladímir Putin.
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Por este motivo, el líder ruso ha decidido aumentar su arsenal de drones. Este mismo martes, la agencia de noticias estatal rusa TASS informó de que las tropas desplegadas en Ucrania estaban empezando a recibir drones de reconocimiento de pequeño tamaño denominados Binokl (Binocular). Unos aparatos que, en teoría, son mucho más baratos que los de fabricación china.
Cada uno está equipado con una cámara termográfica compacta "capaz de detectar la presencia de fuerzas enemigas en cualquier momento del día". Además, se señala en el comunicado, "también tiene la capacidad de equiparse con un dispositivo de lanzamiento de granadas".
5 de enero
Ucrania no sólo prevé una nueva oleada de ataques rusos, sino también con un nuevo anuncio de movilización militar en Rusia. Así lo advirtió en vísperas de Año Nuevo el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov.
"Las autoridades rusas cerrarán las fronteras para los hombres, declararán la ley marcial y comenzarán otra ola de movilización en las grandes ciudades", detalla en un vídeo compartido en las redes sociales. En la misma línea, Kyrylo Budanov, jefe de los Servicios de Inteligencia Militar de Ucrania, detalló en una entrevista a la BBC que el reclutamiento podría comenzar el 5 de enero.
Putin ha negado en repetidas ocasiones que vaya a ampliar la movilización de los 300.000 reservistas que fueron llamados a filas en septiembre y que, en su mayoría, se encuentran ya en la línea de frente. Sin embargo, en las últimas semanas Rusia ha perdido un gran número de efectivos, de acuerdo con el Institute for the Study of War (ISW).
Eso, hoy por hoy, impide al Kremlin abandonar la posición defensiva que ha adoptado y lanzar una ofensiva en el campo de batalla. Para hacerlo primero tendría que reconstruir sus filas, que sufieron un último golpe en Nochevieja, cuando el ejército de Ucrania lanzó uno de sus ataque más mortíferos de la guerra.
Tuvo lugar en la localida de Makíivka, en la región del Donbás. Murieron al menos 400 nuevos reclutas y otros 300 resultaron heridos, según los datos que maneja Kiev. Y aunque Rusia no ha reconocido esa gran cantidad de bajas, sí que ha confesado, en un comunicado fuera de lo normal, la muerte de 63 soldados en ese ataque.
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No obstante, los temores a una nueva movilización se han disparado este martes, cuando diversos canales rusos y ucranianos han comenzado a compartir imágenes por las redes sociales de nuevas citaciones a filas. Igor Sushko, un expiloto de coches de carreras nacido en Ucrania, ha compartido a través de Twitter imágenes sobre esos supuestos avisos de reclutamiento.
"Una imprenta comercial recibió un pedido de 5.000 avisos de reclutamiento en Krasnodar en Rusia, en la frontera de la región de Crimea. Un pedido recibido el 31 de diciembre, para ser impreso el 1 de enero", detalla.
La batalla de Bakhmut
Mientras tanto, los combates entre las fuerzas rusas y ucranianas continúan en la localidad de Bakhmut, en la región oriental de Donetsk. Según el fundador del grupo militar privado Wagner, Evgueni Prigozhin, hay batallas por el control de "cada casa". "A veces pueden durar semanas", indicó en declaraciones recogidas por Efe.
Asimismo, Prigozhin afirmó que el avance ruso en la zona se ve dificultado por el gran número de fortificaciones ucranianas levantadas en la zona, que se ha convertido en el punto caliente de la línea de frente.
De acuerdo con los Servicios de Inteligencia británica, en los últimos días Ucrania ha enviado significativos refuerzos al lugar y la intensidad de los ataques rusos parece haber disminuido en comparación con la registrada a mediados de diciembre.
Los militares británicos opinaron en su parte diario sobre la situación en Ucrania que en las próximas semanas es poco probable que Rusia logre importantes progresos en Bakhmut, donde ambas partes han sufrido grandes pérdidas.