Bruselas

La Unión Europea y Reino Unido han alcanzado este lunes un acuerdo sobre la espinosa cuestión de la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, un problema que ha envenenado las relaciones tras el Brexit los últimos dos años. El pacto ha sido sellado por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, durante una reunión en Windsor.

El primer ministro británico se enfrenta todavía a la tarea más difícil: vender el pacto a la corriente más euroescéptica de su propio partido tory, comandada por sus antecesores Liz Truss y por Boris Johnson; y al partido unionista norirlandés DUP, que está bloqueando la formación del gobierno regional con la exigencia de que se modifique o se suprima el protocolo de Irlanda del Norte.

El problema se deriva del tipo de Brexit duro que escogió Boris Johnson, que ha supuesto la salida de Reino Unido tanto de la unión aduanera como del mercado único. Para evitar una frontera física en la isla de Irlanda (que pondría en riesgo el Acuerdo de Paz del Viernes Santo), el entonces primer ministro británico aprobó un estatus especial para Irlanda del Norte, que sí que sigue vinculada a las reglas del mercado interior de la UE para mercancías.

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Eso significa que, en la práctica, la frontera se ha desplazado al mar de Irlanda, con nuevos controles aduaneros y fitosanitarios a los productos que llegan a los puertos de Irlanda del Norte procedentes de la isla de Gran Bretaña. La nueva frontera ha enfurecido en particular a los unionistas norirlandeses, que denuncian que esto pone en peligro la integridad territorial de Reino Unido.

La disputa ha estado a punto de desencadenar una guerra comercial abierta entre Bruselas y Londres. Johnson (y después Truss) empezaron a tramitar una ley que permitía al Gobierno británico saltarse el protocolo de Irlanda del Norte y suprimir unilateralmente los controles. Una iniciativa contra la que la Comisión emprendió acciones legales por considerar que vulneraba el derecho internacional. La llegada al poder de Sunak permitió primero rebajar la tensión y luego sellar este acuerdo.

¿Cuál es la solución que han encontrado Von der Leyen y el primer ministro británico? En Bruselas, el nivel de secretismo es máximo, pero en Londres sí se han filtrado los pilares centrales del acuerdo, que serían tres: la reducción e incluso supresión de los controles aduaneros y fitosanitarios; la dilución del papel del Tribunal de Justicia de la Unión Europea como árbitro de las disputas; y más voz y voto a Irlanda del Norte a la hora de decidir las reglas comunitarias que se le aplican.

En cuanto a los controles, el pacto consiste en crear dos carriles separados, uno rojo y otro verde. Los productos de Gran Bretaña destinados únicamente a Irlanda del Norte viajarán por el carril verde, con menos controles fitosanitarios y burocracia aduanera. Unos controles que sí se aplicarían en el carril rojo a aquellos productos susceptibles de entrar en Irlanda y por tanto en el mercado único europeo. 

Además, el pacto entre Sunak y Von der Leyen diluye el papel del Tribunal de Justicia de Luxemburgo en la resolución de conflictos sobre el protocolo de Irlanda del Norte, tal y como exigen los británicos. En primera instancia, serán los tribunales norirlandeses los responsables de dirimir las disputas concernientes a la aplicación de las reglas. No obstante, el TJUE conserva el papel de máximo órgano decisor en última instancia, como siempre ha defendido la UE.

Justo cuando se acaba de cumplir el primer aniversario de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, la Unión Europea y Reino Unido escenifican su reconciliación tras el Brexit, una muestra más de la unidad de la alianza occidental frente al Kremlin.