Vladímir Putin ha presidido el Día de la Victoria en Rusia. Y lo ha hecho en la Plaza Roja, lanzado una serie de mensajes en plena guerra con Ucrania (son más de 400 días de conflicto). Por ejemplo, ha acusado al mundo de “rusofobia” y de “intentar destruir nuestro país”. Diez minutos en los que ha advertido a sus ciudadanos de los peligros que representa Occidente.
Pero más allá de la retórica del presidente Putin, ¿qué hay detrás de esta conmemoración? Pues ni más ni menos que la fiesta nacional más importante del país. No en vano se celebra la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en la II Guerra Mundial.
Echando la vista atrás, la rendición incondicional de Alemania tuvo lugar el 8 de mayo de 1945 a las 22:43 horas central europea. De ahí que en Europa se celebre la victoria el día 8. Sin embargo, en Rusia es el día 9 porque, según hora de Moscú, dicha firma se celebró a las 0:43 horas del día 9.
¿Quiénes estuvieron presentes en la firma?
Conviene recordar que en la II Guerra Mundial hubo dos documentos de rendición. Uno de ellos, rubricado el 7 de mayo. Entonces, el general alemán Alfred Jodl firmó la rendición de Alemania en todos los frentes en Reims (Francia). El otro, el 8 de mayo, en Berlín (Alemania).
Este último día, dos fueron los personajes que estuvieron presentes en la firma: por un lado, el general alemán Wilhelm Keitel; por otro, el mariscal del Ejército Rojo, y de la antigua Unión Soviética, Gueorgui Zhúkow. De esta manera, se ponía punto final a la II Guerra Mundial en el continente europeo.
A partir de entonces, se denomina como Día de la Victoria en Rusia (Den Pobedy). También se denomina la II Guerra Mundial como Gran Guerra Patriótica (Velíkaya Otéchestvennaya Voiná).
¿Siempre se ha celebrado?
La respuesta es que no. Es más, pasaron 20 años hasta que la URSS conmemoró esta festividad. Una vez que se disolvió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, se dejaron de celebrar hasta que en 1995 se retomó la tradición en Rusia.
¿Por qué tardó tanto en conmemorarse al principio? Porque hubo muchos veteranos del Ejército Rojo que denunciaron el olvido por parte del régimen presidido por Josef Stalin.
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Y es que, tras la finalización de la contienda, los militares recibieron una asignación mensual por las medallas conseguidas. Pero, dos años después, se canceló. De ahí que Stalin convirtiese el día en laborable.
Fue Leonid Brézhnev quien volvió a declarar el 9 de mayo festivo. También restableció las ayudas económicas para los veteranos, aunque entre ellas no constaba el pago por las medallas. Los desfiles militares se llevaron a cabo los años 1985 y 1995. A partir de la década de los 2000, se reforzó la simbología alrededor del evento.
¿Cómo se celebra?
De cara al mundo, el Día de la Victoria es aquel en el que Moscú muestra su músculo militar. Y es que el desfile militar es uno de los puntos fuertes. También se colocan coronas en la tumba del soldado desconocido y hay fuegos artificiales.
La televisión, por su parte, guarda un minuto de silencia a la par que continúa emitiendo películas bélicas relativas a la II Guerra Mundial.
¿Por qué no se celebra en Europa?
Más allá de Rusia, en otros países también se celebra el Día de la Victoria. Entre otros están algunos que formaron parte de la URSS como Bielorrusia, Armenia, Azerbayán, Kazajistán, Uzbekistán… También es festivo en Serbia, Bosnia o Israel.
En Europa no se celebra el día 9 de mayo como Día de la Victoria, fecha que se retrasa un día antes, como se ha dicho anteriormente. Además, el 9 de mayo tiene otra connotación. Y es que se celebra el Día de Europa, fecha que marca el aniversario de la histórica Declaración Schuman. Ese día, de 1950, el ministro francés de Asuntos Exteriores, pronunció unas palabras en las que proponía la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Es decir, el germen de la UE.