En el marco de la cumbre del G7 que se celebra este fin de semana en la ciudad nipona de Hiroshima, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el viernes a sus aliados democráticos que apoyará "el esfuerzo internacional" para entrenar a pilotos ucranianos con aviones de combate avanzados. Incluidos los F-16 que el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, lleva tanto tiempo reclamando para contrarrestar a las fuerzas aéreas rusas.
Esta decisión, anunciada por fuentes estadounidenses anónimas, llega después de meses de resistencia, ya que Biden ha repetido una y otra vez que Kiev "no necesita" estas armas. Sin embargo, la reciente presión a Washington por parte de Reino Unido, Francia, Bélgica y Países Bajos para que autorizara el entrenamiento de soldados ucranianos con estos sofisticados cazas occidentales parece haber funcionado.
De acuerdo con los funcionarios citados por la CNN y Associated Press, este es un primer paso para que Ucrania reciba los modernos F-16, fabricados por la compañía estadounidense Lockheed Martin y mucho más efectivos que los jets soviéticos MiG-29 cedidos por Polonia y Eslovaquia con los que cuenta actualmente el ejército ucraniano.
Oficialmente, Biden todavía no ha dado luz verde a que otros países que tengan estos aviones los envíen al campo de batalla, pero que haya apoyado a un programa de entrenamiento conjunto sugiere que acabará cediendo. "A medida en que se desarrolle el entrenamiento durante los próximos meses, se decidirá cuándo suministrar a Ucrania estos aviones, qué países lo harán y cuándo", ha declarado una de las fuentes.
Lo que no parece tan claro es que EEUU acceda a enviar directamente sus propios equipos militares que custodia con tanto recelo. Y es que si Biden se ha mostrado tan reacio a dar los F-16 se debe, no sólo a que se trata de tecnología puntera susceptible de caer en manos hostiles, sino a que teme que puedan utilizarse para atacar objetivos en territorio ruso y, por lo tanto, escalar potencialmente el conflicto.
Así, parece que pronto va a repetirse -aunque con matices- lo ocurrido en enero con los tanques de batalla avanzados cuando, tras largas semanas de tira y afloja político, Alemania aprobó el envío a Ucrania de blindados Leopard 2. Ese movimiento provocó un efecto contagio que llevó a Estados Unidos a desplegar sus sofisticados M1 Abrams.
La noticia ha pillado a Zelenski en Yeda, Arabia Saudí, donde se ha presentado por sorpresa para participar como invitado de honor en la cumbre anual de la Liga Árabe. Desde allí ha dado la bienvenida a "la decisión histórica" de Biden y ha anunciado a través de Twitter que intentará "discutir la implementación práctica de esta decisión" en la cumbre del G7, donde se espera que participe presencialmente, según ha confirmado el secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania (NSDC), Oleksii Danilov.