La amenaza de la extradición lleva mucho tiempo asfixiando a Julian Assange, actualmente encarcelado en Reino Unido. Hace un año, la ministra de Interior, Priti Patel, firmó una orden para su regreso a EEUU que para Assange sonaba a cadena perpetua. Ahora, después de perder su última apelación, el hermano del fundador de Wikileaks ha dicho que está "peligrosamente cerca" de ser extraditado.
El juez del Tribunal Supremo de Reino Unido Jonathan Swift rechazó, en una sentencia de apenas tres páginas, los ocho argumentos que esgrimía la defensa contra el fallo firmada por la anterior ministra Patel. "Presentaremos una nueva solicitud de apelación ante el Supremo la próxima semana", dijo tras conocerse la sentencia Stella Assange, esposa de Julian.
Los abogados de Assange tampoco se rinden y ejecutarán una nueva apelación al Supremo. Otro recurso más que, todo apunta, será como chocar contra la misma pared. Están consiguiendo retrasar el momento, ya que se espera que, en cuanto ponga el pie en territorio norteamericano, sea encarcelado para siempre.
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"Seguimos siendo optimistas respecto a que ganaremos y Julian no será extraditado a Estados Unidos, donde enfrenta cargos que podrían derivar a una cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad por haber publicado información verídica que reveló crímenes de guerra cometidos por el Gobierno estadounidense", afirmó Stella Assange.
Igual que su nuera, el padre de Assange, John Shipton, dijo que tenían la ley de su lado: "Nuestros motivos son claros, firmes y justos. Toda la familia de Julian observa, horrorizada, lo que está ocurriendo, así como todas las personas imparciales del mundo lo miran con profunda inquietud y alarma".
Apelación contra Patel
El recurso de la defensa esgrimía que Piti Patel infringió la ley al firmar la orden de extradición porque la solicitud violaba el Tratado sobre extradiciones entre EEUU y Reino Unido. Dicha normativa establece que "no se concederá la extradición si el delito por el que se solicita es un delito público". Assange sostiene que la solicitud estadounidense está motivada por cuestiones políticas.
Pero Swift, al denegar estos argumentos, deja a Assange contra las cuerdas. Solo le queda un último intento en los tribunales británicos para evitar el cumplimiento de esta sentencia: los abogados tienen cinco días hábiles para presentar una apelación de 20 páginas ante un tribunal formado por dos jueces nuevos, que convocará una audiencia pública donde se escuchará todo.
Si esto no resultase exitoso, Assange podría acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que ya en diciembre recibió una solicitud para atender su causa. Las expectativas de la familia de Assange ya pasan por obtener allí la victoria, toda vez en que en Reino Unido los tribunales lo dejan "cada vez más peligrosamente cerca de la extradición, algo muy grave", dijo su hermano Gabriel a 'The Guardian'.
"Estos momentos siempre son los más duros para Julian. Obviamente, está enfocado en la próxima apelación, lo está haciendo bien. Este caso lleva ya 13 años y le está pasando factura en el cuerpo y en la mente", explica Gabriel.
Además, añadió que las declaraciones públicas del Gobierno australiano le parecían del todo insuficientes. "Los tópicos del Gobierno suenan huecos. Llevamos escuchando lo que dicen más de un año, pero ¿qué ha cambiado? Nada. Podrían estar haciendo más".
Mayo de esperanza
Esta noticia ha caído como jarro de agua fría sobre las esperanzas de los partidarios de Assange porque mayo fue un mes donde se disparó el optimismo. El pasado miércoles 24, sus afines afirmaron que la campaña para liberarlo estaba en la "cúspide del éxito" gracias a la presión diplomática ejercida desde Australia.
Cientos de simpatizantes se reunieron ese día en Hyde Park, Sídney, para una marcha por la ciudad que en un principio iba a coincidir con una visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pero que acabó cancelando su visita porque estaba inmerso en las negociaciones sobre el techo de deuda.
Stella Assange viajó a Australia para la protesta y dijo a Reuters que las reuniones con políticos en Canberra habían sido productivas. "Lo que siento intensamente es un esfuerzo concertado para traer a Julian a casa por parte de los políticos australianos, obviamente del gobierno y también de la población australiana", dijo.
La campaña por la liberación de Assange está "a punto de tener éxito", dijo a Reuters su padre, John Shipton, durante la marcha. Tanto el primer ministro, Anthony Albanese, como el líder de la oposición, Peter Dutton, habían declarado días antes que la detención de Assange se había prolongado demasiado.
Stephen Kenny, abogado del exdetenido australiano en Guantánamo David Hicks, dijo a la multitud que Assange no había cometido ningún delito. "Este es un asunto político y requiere una solución política", afirmó.