El empresario Yevgueni Prigozhin, líder del Grupo Wagner, ha pegado ‘un puñetazo sobre la mesa’ en su particular pulso con Vladímir Putin. No sólo ha tomado el control del Estado Mayor ruso en la ciudad de Rostov, sino que sus mercenarios están a algo más de 300 kilómetros de Moscú.
¿Por qué se ha llegado a esta situación cuando, desde hace años, Prigozhin y Putin eran amigos íntimos? Varias son las circunstancias que han desencadenado este particular desencuentro que, además, se produce en plena invasión de Ucrania por parte de Rusia con el apoyo del Grupo Wagner.
Un desencuentro que ha hecho que el presidente ruso haya acusado a Prigozhin de “traición”. Y ha afirmado que será “castigado”. De cumplir su promesa, el líder del grupo Wagner podría enfrentarse a penas de prisión de entre 12 y 20 años. A la espera del desenlace final de este giro inesperado en la guerra, la pregunta que surge es por qué se ha llegado a esta situación.
La gota que ha colmado el vaso
Que Prigozhin y Putin no estaban viendo la situación en Ucrania de la misma manera no es de ahora. A lo largo del conflicto bélico habían ido mostrando sus discrepancias, sobre todo por parte del líder de los mercenarios.
La gota que ha colmado el vaso tuvo lugar el pasado jueves, cuando Prigozhin alegó que los líderes militares rusos habían matado a un gran número de sus combatientes mediante un ataque aéreo. Fruto de dicho bombardeo, se habían producido un gran número de víctimas en sus filas.
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“Han llevado a cabo bombardeos, bombardeos con misiles, contra nuestras bases de retaguardia. Un gran número de nuestros combatientes murió”, afirmó entonces el jefe de los milicianos. Y fue más allá ya que prometió “responder” a esos ataques. Vistos los acontecimientos, se podría decir aquello de que está cumpliendo su promesa.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso negó tales acciones. En concreto, dijo que esas declaraciones no se correspondían con la realidad y eran “una provocación informativa”.
Y es que los roces con el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, también han sido constantes durante los últimos meses. “El ministro Shoigu ha huido cobardemente. A las 21:00 hora huyó para no explicar por qué levantó helicópteros para destruir a los cazas, por qué lanzaba ataques con misiles. Esta criatura será detenida”, aventuró Prigozhin en las redes sociales del grupo Wagner.
¿Cuáles son los antecedentes?
Más allá de los hechos de esta semana, lo cierto es que los desencuentros venían siendo el ‘pan nuestro de cada día’ entre Prigozhin y Putin. Un tira y afloja en el que el líder de Wagner llegó a lanzar una serie de advertencias con el fin de forzar los términos de la negociación con Moscú.
Por ejemplo, y durante el pasado mes de mayo, el líder de Wagner advirtió que la situación no era la más adecuada. Es más, acusó al ministro de Defensa Shoigu y al jefe del Estado Mayor, Valeri Gerásimov, de que la situación no era la propicia para continuar combatiendo en suelo ucraniano.
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"Por falta de municiones, las unidades de Wagner están condenadas a una muerte sin sentido. Nuestra junta de comandantes ha decidido mantener sus posiciones y continuar su ofensiva sobre Bakhmut hasta el 10 de mayo para que la fiesta sagrada para los rusos -el 9 de mayo, Día de la Victoria- pueda ser atendida con el brillo de las armas rusas", dijo Prigozhin en un vídeo.
"Nos lameremos las heridas y cuando la Patria esté en peligro nos levantaremos para defenderla", añadió. Y puso el ‘dedo acusador’ refiriéndose a Shoigu y Gerásimov: "Tenemos escasez de munición en un 70%. ¡Miradlos! [Señalando a los muertos que tenía a sus espaldas]. Creéis que tenéis derecho a disponer de sus vidas. Vinieron aquí como voluntarios y están muriendo para que podáis vivir en vuestras oficinas de madera".
Palabras gruesas y acusaciones directas que ya adelantaban que el malestar iba a más entre las filas de los mercenarios y que, un mes después, han desencadenado el movimiento de Wagner hacia Moscú.