Los disturbios raciales en Francia, más violentos que nunca: los arrestos diarios doblan a los de 2005
El Estado parece incapaz de contener la violencia generada en 5 días, pese a que los 45.000 policías cuatruplican a los desplegados en los 21 días de disturbios tras la muerte de Zyed y Bouna hace 18 años.
4 julio, 2023 03:00Desde que la muerte del joven Nahel M. a manos de un policía francés el pasado 27 de junio, los medios galos hablan de "un profundo sentimiento de déjà-vu". Quienes sienten haber vivido ya este momento de violencia urbana y disturbios antirracistas, probablemente estuvieran presentes también hace dieciocho años cuando, tras un caso similar al de Nahel, los franceses se echaron a las calles.
En octubre de 2005, Zyad Benna y Bouna Traoré ―de 17 y 15 años― murieron electrocutados en un transformador de alta tensión en Clichy-sous-Bois, una comuna a las afueras de París. Los dos niños huían junto con otros amigos de un agente de policía que los perseguía bajo petición de un vecino que sospechaba de que acababan de robar. Sin embargo, pronto se demostró que los jóvenes estaban volviendo a casa después de echar una partida de fútbol.
Nicolas Sarkozy, entonces ministro del Interior, declaró al día siguiente de los hechos que el policía no estaba persiguiendo físicamente a las dos víctimas. Sin embargo, el testimonio de un tercer niño que se escondió junto a Zyad y Bouna y sobrevivió a la tensión eléctrica confirmó la teoría de que los menores habían entrado en aquel escondite de riesgo huyendo de una persecución injusta.
Los hechos desembocaron en 21 días de disturbios. Pero las estadísticas y los medios coinciden en que las protestas de 2023 están siendo más violentas, multitudinarias y trascendentales. En primer lugar, por su amplitud: mientras las marchas que sucedieron a la muerte de Zyed y Bouna no abandonaron mucho la banlieue ―los suburbios, mayoritariamente humildes e inmigrantes―, ahora las protestas se están haciendo con los centros urbanos.
Además de permanecer en la banlieue en 2005, los suburbios afectados fueron sobre todo los del departamento Sena-San Denís, cercano a París. Hoy, los disturbios se extienden por toda la geografía francesa. Tanto, que el foco de los altercados en los últimos días ha estado en Marsella, en la otra punta del hexágono de Nanterre, donde sucedieron los hechos.
Las protestas por la muerte de Nahel parecen más intensas que las de hace 18 años. Pese a durar más de tres veces menos ―6 días, y no las 21 noches de octubre y noviembre que duraron las de 2005―, los edificios incendiados o dañados triplican a los de entonces (946 frente a 307), la cantidad de vehículos quemados es superior en proporción (4.576 frente a 10.346), y el número de personas arrestadas se acerca (3.400 en total o 566 diarios ahora, y 4.728 en total o 225 al día en 2005).
La fuerza de los disturbios de esta última semana parece mayor si se tiene en cuenta que, frente a los 11.700 agentes desplegados tras la muerte de Zyad y Bouna, el Estado francés ha mandado a las calles del país a más de 45.000 efectivos, que han permanecido hasta la noche del lunes al martes. Así se entiende también que, frente a los 224 gendarmes heridos en 2005, ahora haya 567, según el Ministerio de Interior francés.
[Atacan la casa del alcalde de L'Haÿ-les-Roses mientras dormían su mujer y sus dos hijos]
El apogeo de las protestas, que tardó once días en llegar en el episodio de hace dos décadas, ha arrasado esta vez con Francia en el tercer día de los disturbios. La noche del 29 de junio, se quemaron 1919 vehículos e incendiaron 492 edificios. Entre los autores, en esta ocasión se encuentran muchos menores de edad: el lunes, el ministro de Interior Gérald Darmanin ha informado de que un tercio de los más de 3.400 detenidos en los últimos días son menores de edad.
El Estado francés no ha sabido bien cómo afrontar esta realidad: Darmanin apunta a la falta de privilegios en los barrios urbanos de bajos ingresos y a la delincuencia juvenil, un reflejo de la creencia del Estado de que los ciudadanos están unidos bajo una única identidad francesa, independientemente de su raza o etnia. El ministro, así como lo hiciera Macron hace unos días, ha hecho un llamamiento a las familias que han permitido que sus hijos causen estragos en las calles, afirmando que la media de los detenidos es de 17 años, y que algunos tienen sólo 12 años. "No corresponde ni a la Policía Nacional, ni a la Gendarmería, ni al alcalde, ni al Estado resolver el problema de un niño de 12 años que incendia una escuela. Es una cuestión de patria potestad", declaró Darmanin durante una visita a Reims.
Las protestas haberse calmado algo, y la noche del domingo al lunes fue relativamente tranquila en comparación con el resto de la última semana. Por ahora, los disturbios han generado un gasto de 20 millones de euros para el consorcio de transportes de Île-de-France, y la patronal cifra en más de 1.000 millones de euros los daños causados a las empresas.
Aunque las protestas en 2005 se atenuaron con el estado de emergencia decretado y prorrogado durante tres meses por el Gobierno de Jacques Chirac, la calma de la última noche puede ser indicativa en el caso de las revueltas por la muerte de Nahel. A lo mejor estas no necesitan durar tanto como las anteriores: una de las razones para la prolongación de las protestas de 2005 fue que los dos policías ―absueltos en 2015― fueron investigados por "no socorrer a una persona en peligro", cuando la reclama era que él mismo había puesto a Zyad y Bouna en peligro. Ahora, el policía responsable de la muerte de Nahel ya ha sido encarcelado y está siendo investigado por "homicidio involuntario".
[La abuela del joven muerto en Nanterre pide no usar a su nieto para sembrar la violencia]
Además, Emmanuel Macron no está incitando tanto a la confrontación como Chirac y su exministro de Interior, Sarkozy. Aunque el Gobierno ha considerado este lunes los disturbios "actos de delincuencia" y de "pillaje", el tono se aleja del de Sarkozy cuando, en 2005, llamó a los protestantes "banda de escoria" de los que había que limpiar las cités (urbanizaciones o macrobloques de clase baja).
Por otro lado, Macron ni ha recurrido ni parece considerar aún el estado de emergencia, aunque su primera ministra Elisabeth Borne aseguró el domingo que el Gobierno no toleraría ningún tipo de violencia, informa Ouest France. Macron recibió el lunes a los presidentes de las dos cámaras del Parlamento, y el martes se reunirá con los alcaldes de los más de 220 municipios afectados por la violencia. Entre ellos está Vincent Jeanbrun, del barrio parisino de L'Haÿ-les-Roses, cuya vivienda fue atacada el sábado mientras su mujer y sus hijos dormían en su interior.