Rusia ha vuelto a lanzar un ataque sobre objetivos civiles en una zona alejada de primera línea del frente. La pasada noche del lunes, dos misiles rusos impactaron, con apenas media hora de diferencia, en el centro de la ciudad de Pokrovsk, en la región de Donetsk (al este de Ucrania), y destruyeron varios apartamentos residenciales y el popular Hotel Druzhba (que significa "amistad" en ruso), donde suelen alojarse periodistas, trabajadores humanitarios y militares. Durante el bombardeo, al menos siete personas murieron y 81 resultaron heridas, según las últimas actualizaciones del Ministerio de Interior ucraniano.
Entre los fallecidos se encuentran dos rescatistas, ya que el segundo misil cayó mientras los servicios de emergencia realizaban las labores de rescate tras la primera explosión. Las autoridades han identificado al subdirector del Departamento de Respuesta de Emergencias en Donetsk como una de las víctimas. Asimismo, entre los heridos se incluyen 38 trabajadores de emergencia y dos niños.
Los trabajos de rescate se reanudaron en las primeras horas de la mañana en la localidad, ubicada a unos 50 kilómetros del frente, según recoge Reuters. En su discurso vespertino, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha denunciado que "Rusia intenta convertir la región de Donetsk en ruinas y piedras calcinadas". Asimismo, ha detallado que el ejército ruso utilizó misiles balísticos Iskander para atacar "edificios residenciales habituales" en Pokrovsk.
El bombardeo recuerda al del pasado 27 de junio, cuando un misil ruso quitó la vida a 13 personas e hirió a varias decenas tras caer en la pizzería RIA, en Kramatorsk, un local también en Donetsk frecuentado por militares y locales, pero también por voluntarios y periodistas internacionales. Entre las víctimas se encontraban una menor de 17 años y dos hermanas gemelas de 14 años. También reconocida escritora Victoria Amelina, que murió a consecuencia de las heridas sufridas en el bombardeo.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia ha asegurado que el ataque iba dirigido a "un puesto de mando ucraniano en la región oriental de Ucrania de Pokrovsk", conocida en Rusia como Krasnoarmeysk, según la agencia de noticias rusa Interfax. Es, precisamente, el mismo argumento empleado por el ejército del Kremlin después de cada ataque sobre infraestructuras civiles.