Ucrania confirma la toma de Urozhaine y se lanza hacia el este ante el desconcierto ruso
El giro de Ucrania, que hasta ahora, había ido asentando su control sobre la orilla oeste del río Mokri Yali, coge por sorpresa a Rusia.
17 agosto, 2023 01:52Nueve días después de entrar en el norte de la localidad, el ministerio de defensa ucraniano confirmó este miércoles la liberación total de Urozhaine. No por esperado, el hecho tiene menos importancia. La retirada forzosa del ejército ruso culmina un nuevo éxito en el saliente de Vremievski, donde ya han quedado liberados seis pueblos en lo que va de ofensiva para totalizar un avance hacia el sur de más de once kilómetros desde la localidad de Velyka Novosilka, origen de los enfrentamientos en el mes de junio.
Ninguno de estos seis asentamientos es una gran ciudad ni concentra grandes poblaciones. Su importancia, pues, es meramente estratégica. Hasta ahora, Ucrania había ido asentando su control sobre la orilla oeste del río Mokri Yali. La toma de Urozhaine supone un salto al otro lado del río y les permite controlar ese tramo de la T0518, carretera que desemboca en Nikolske, a tiro de piedra de la mítica ciudad de Mariúpol, el gran emblema de la resistencia local durante las primeras semanas de guerra. De hecho, el frente queda ahora a poco más de cien kilómetros del puerto, alcanzable ya sin problemas con los Storm Shadows británicos.
Son, eso sí, cien kilómetros arduos, llenos de líneas de fortificaciones, campos minados y trincheras cavadas durante estos meses de ocupación. El ejército ruso habría retrocedido hasta la localidad de Zavitne Bazhannya para poder defender mejor Staromlynivka, probablemente lo más parecido a una ciudad que se puede encontrar en el área. Sin embargo, la gran sorpresa que ha dejado desconcertado al invasor ha sido la decisión ucraniana de girar hacia el este, con la intención de llegar a Kermenchyk y desde ahí amenazar la localidad en disputa permanente de Vuhledar, a escasos kilómetros de Donetsk capital.
Alargar el frente
El objetivo parece ser ampliar el frente todo lo posible para obligar a Rusia a movimientos continuos y masivos de tropas, algo que se le está dando particularmente mal en esta guerra. No lanzarse hacia las líneas ya protegidas sino "barrer" toda la cantidad posible de terreno libre para afianzar posiciones y cortar en dos la resistencia rusa. En este caso, si Ucrania llegara con éxito a Kermenchyk, envolvería a las tropas enemigas que defienden el sur de la carretera T0509 que va hasta Pavliivka.
La consecuencia sería que la defensa de Novodonetsk, atacada frontalmente sin éxito al principio de la ofensiva, y de Novomaiors'ke se complicaría muchísimo y las líneas de suministro quedarían completamente alteradas. Hablamos de zonas, hay que insistir, que no han sido fortificadas con la misma intensidad pues se preveía un ataque en línea recta. Colarse por ese territorio podría suponer el cerco de Vuhledar y Donetsk desde el sur… y a su vez, hay que insistir, la amenaza de nuevo a Mariúpol, esta vez desde la carretera H20, que une la capital con el puerto.
Ucrania sabe que no tiene la suficiente superioridad como para atacar frontalmente las posiciones rusas al estilo del Grupo Wagner en Bakhmut, es decir, a lo bruto y caiga quien caiga. Tiene que recurrir a la estrategia y al mejor conocimiento del terreno para buscar ahogar esas posiciones, desconectarlas del resto de tropas, entorpecer su suministro y obligar al enemigo a retiradas cada vez más veloces. El ejemplo de Urozhaine, que ha caído en poco más de una semana, es significativo en ese sentido.
Afianzar el largo plazo
El éxito de la operación dependerá de que Ucrania pueda, efectivamente, establecer ese corredor hasta la H20 y multiplicar así la amenaza. Rusia no puede dejar de proteger Tokmak, Vasilivka y Melitopol, en Zaporiyia, y desde luego, no puede permitir el acceso a Donetsk ni a Mariúpol. Teniendo en cuenta que se ha lanzado a una ofensiva algo confusa en la zona de Siviersk-Kupiansk, muy al norte, cerca del río Oskil, y que se niega a entregar Bakhmut por su inmenso valor simbólico, no está claro quién puede salir al paso de los ucranianos y proteger a su vez a sus compañeros de Novodonetsk y alrededores, que parecen condenados a entregar sus plazas o morir en su defensa.
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De esta manera, Ucrania recupera terreno, gana moral, puede "vender" a Occidente numerosas liberaciones y el correspondiente número de kilómetros cuadrados recuperados -parece ser lo único que importa a algunos en esta ofensiva- sin tener aún que ponerle el cascabel al gato de las distintas líneas defensivas rusas. Solo en Zaporiyia, más en concreto en Robotyne, se ha conseguido superar parcialmente ese entramado de trincheras y campos de minas. Sin embargo, progresar está costando muchísimo, como era de esperar.
Lo que parece estar en mente de Zaluzhnyi, Sirskyi y el resto de altos mandos del ejército ucraniano es sentar las bases para una tercera ofensiva. No queda más remedio. Descolocar en todo lo posible a los rusos, obligarles a mantenerse a la defensiva (las fortificaciones dificultan la ofensiva enemiga, pero también entorpecen la propia) y esperar a que lleguen los F-16 y el resto del equipamiento prometido. Mientras, seguir avanzando donde se pueda con el menor número de bajas posible. Fijar a los rusos en infinidad de puntos distintos y confiar en que no sean capaces de cubrir todos los huecos que vayan dejando sus movimientos.
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Para ganar la guerra, Ucrania necesita partir en dos e incomunicar la línea defensiva rusa que va del estuario del Dniéper en el sur de Jersón al norte de Lugansk. Incomunicar Crimea con el Donbás. Da la impresión de que, militarmente, eso será tarea de meses, si no años. Ahora bien, la percepción de derrota en Rusia, más el número de bajas, junto a la inestabilidad política y militar pueden acelerar el proceso con una implosión del gobierno de Putin. En lo que llega o no esa implosión, Ucrania está haciendo todo lo que puede hacer con sus medios actuales. Pedirle más sería tremendamente injusto.