En el batallón de tanques de la 22: "Nosotros usamos el cerebro, los rusos sólo usan tácticas soviéticas"
El comandante 'Amuleto' relata cómo se está abriendo paso en estos momentos la contraofensiva ucraniana entre las minas rusas.
17 septiembre, 2023 03:01Ha librado batallas clave desde el principio de la invasión, por eso le pregunto de qué forma le explicaría cómo es la guerra desde dentro a una persona de España que -por suerte- nunca ha tenido que luchar en una. "Con imágenes, con fotos y vídeos. Las tengo en mi teléfono, te las mostraré a ti", responde tajante. Es el comandante de la compañía de carros de combate de la 22ª Brigada del Ejército ucraniano, pero prefiere que todos se dirijan a él por su nombre de guerra: Amuleto.
Saca su teléfono móvil apenas ha terminado la frase, y comienza a mostrarme "la guerra desde un carro de combate". En la pantalla, uno tras otro, veo una serie de vídeos que ponen la piel de gallina: se escucha el estruendo de la artillería disparando, y se ven soldados marchando junto a los tanques, en mitad del campo de batalla. Mucho ruido, y polvo, y órdenes por radio que les indican a dónde deben apuntar sus cañones.
Es la vorágine de la guerra concentrada en secuencias de un minuto. En el último de los vídeos, aparece Amuleto: se está grabando a sí mismo, tumbado encima de un carro de combate que avanza por un camino. Tiene la cara lívida y lo sostiene entre sus brazos otro tanquista ucraniano. Cuando baja la cámara hasta su costado, se ve la camiseta empapada en sangre.
"Fue un francotirador ruso, me disparo durante la batalla de Kurdyumivka [Donetsk] el 17 de diciembre. La bala pasó por debajo de la axila y se alojó junto a la columna vertebral", relata sin que le tiemble la voz. Después me muestra las imágenes de la gran cicatriz –con decenas de grapas de sutura– con la que salió del quirófano aquel día.
"Estaba disparando con la ametralladora [del carro de combate] y gasté toda la caja de munición; tuve que parar para recargar, y en ese momento el francotirador me alcanzó", detalla. Sólo unos meses después, el comandante se reincorporó al frente de su compañía en la batalla de Bakhmut, como muchos otros veteranos ucranianos después de caer heridos.
La batalla
Amuleto sigue relatando la batalla en la que fue alcanzado por el francotirador ruso. “Yo comandaba cuatro carros de combate, y había varios cientos de soldados de infantería de dos brigadas diferentes”, añade. “¿No es complicado coordinarse con tanta gente en un momento tan trepidante?”, le pregunto.
“Ya no hay nada complicado para los ucranianos: la experiencia ha hecho que ya nada nos parezca complicado. En mitad de una batalla, nos comunicamos por radio, y si es necesario corregir el tiro nos van dando nuevas coordenadas”, dice.
“¿Cómo sorteáis las minas antitanque que los rusos han sembrado en todas las líneas defensivas?, pregunto. “Ahora trabajamos con los zapadores; si detectamos minas, avisamos y ellos nos van despejando el camino. Pero se trabaja con miedo”, confiesa el jefe de los carros de combate.
“No tenemos prisa por avanzar a toda costa, como hacen los rusos. Nosotros esperamos, si es necesario, para salvaguardar vidas. Nuestra forma de combatir es muy diferente: los ucranianos luchamos usando el cerebro, ellos sólo usan tácticas soviéticas desfasadas que consisten en poner cientos, miles de hombres en la batalla como si fueran carne. A los oficiales rusos no les importa la vida de sus soldados, sólo son carne para ellos”, subraya Amuleto.
El poder de los tanques
“Es difícil ver los modernos carros de combate que ha enviado Occidente en el frente, de hecho los de su compañía son todos T-72 de diseño soviético, ¿eso no es una desventaja?”, le pregunto. “Un tanque es simplemente una potencia de fuego muy pesada, que está blindada y tiene la capacidad de disparar proyectiles de gran calibre y a gran distancia”, resuelve en términos técnicos.
“Podemos cumplir perfectamente nuestra misión con los T-72: las operaciones ofensivas consisten en cubrir un cuadrante para tomar las posiciones rusas, y cuando nos dan las coordenadas por radio empieza la acción”, añade. “Además, la mayoría de nuestros tanques están modificados, los hemos modernizados”.
“Aproximadamente cuatro de cada cinco de nuestros tanques están modificados, mientras que en el lado ruso es al revés: apenas han actualizado una de cada cinco máquinas”, desvela. “¿Es más importante el armamento o cómo se usa?”, le insto. “La experiencia es lo más importante”, insiste.
[Los mecánicos de la guerra: reparando carros de combate junto al campo de batalla en Klishchiivka]
“Tanto en el contraataque como en la contradefensa, los carros de combate desempeñan uno de los roles más importantes en esta guerra, y ser tanquista es un orgullo y honor”, matiza, señalando el brazalete de metal y cuero que porta en su brazo derecho. En él hay una frase grabada: El poder de los tanques.
“A veces estamos muy cerca de la infantería; otras, trabajamos a más distancia. Cada misión es diferente y nosotros podemos alcanzar objetivos a distintas distancias”, continúa. “Cómo de cerca del enemigo está un tanquista”, indago. “Nuestros carros tienen un alcance de ente 3 y 10 kilómetros”, detalla. “Yo puedo cambiar el curso de una batalla con la salida de un solo tanque”.
“Los soldados ucranianos que estamos combatiendo desde el principio de la invasión les pasamos nuestros conocimientos a los novatos, y eso vale más que todo lo que aprenden en las academias militares”, asegura. “Comparados con 2014, ahora tenemos otro Ejército completamente distinto, que se acerca cada día más a los estándares de la OTAN”.
Máster intensivo
“Después de año y medio de guerra, ¿cómo recuerda aquel 24 de febrero de 2022 en el que empezó todo, y que ahora parece tan lejano?”, pregunto. "Yo estaba en Odesa, y cuando empezó la invasión me enviaron con mi unidad a Mikolaiv. En aquel momento las tropas rusas estaban intentando tomar esa ciudad, a poco más de 100 kilómetros de Odesa”, recuerda el comandante.
"Estuve combatiendo en ese frente hasta que liberamos Jersón, y luego vine a Bakhmut", continúa. El comandante lo resume muy rápido, pero aquellas primeras semanas de la guerra en el frente de Mikolaiv fueron determinantes para Ucrania: las tropas del Kremlin entraron por Crimea a primeros de marzo, se hicieron con el control de las administraciones de Jersón rápidamente y siguieron avanzando hacia Mikolaiv.
Llegaron hasta el aeropuerto de esa ciudad, donde aconteció una batalla que duró varios días y que –contra todo pronóstico– ganaron los ucranianos. Allí, las tropas de Zelenski frenaron el avance ruso. De no haberlo conseguido, habrían continuado su marcha hasta Odesa –cerrando el acceso de Ucrania al Mar Negro– y cambiando el curso de la guerra.
Tras la reconquista de Jersón, muchos soldados se trasladaron desde el frente sur hasta Donetsk para participar en dos de las batallas más sangrientas que esta guerra dejará escritas en la historia: Soledar y Bakhmut. Entre los meses de enero y abril, allí hubo días en los que se registraban hasta 400 bajas ucranianas –entre muertos y heridos–.
Si esa batalla se hubiera producido un año antes, lo más probable es que los ucranianos no hubieran resistido tanto tiempo –Bakhmut cayó el 20 de mayo–. Un año antes, Zelenski ordenaba a sus tropas que se retirasen de los últimos bastiones de Lugansk –perdiendo Severodonetsk y permitiendo al Kremlin controlar la provincia más prorrusa de Ucrania–. Pero aún no tenían la experiencia acumulada de la que habla Amuleto.
Hoy, mientras él sigue comandando su compañía de carros en el frente de Donetsk, las brigadas que combaten en el sur de Ucrania ya han atravesado la inexpugnable Línea Surovikin en Zaporiyia y avanzan hacia el mar de Azov. Y el comandante de la 22º Brigada nos ha dado las claves para entender lo que va a suceder las próximas semanas.
Ucrania -que ha optimizados sus recursos y su armamento para compensar la superioridad numérica de Rusia- seguirá avanzando junto a los zapadores, para poder atravesar los densos campos de minas que ha sembrado las tropas del Kremlin en suelo ucraniano. Aunque han reducido la velocidad de la contraofensiva para salvaguardar vidas, el avance no se ha detenido. Y por supuesto, los carros de combate –antiguos y modernos– seguirán abriendo brecha sin dar tiempo al enemigo para que modernice sus arsenales o ponga carne de cañón “nueva” en las trincheras.