Este jueves, el Gobierno francés ha anunciado una remodelación del gabinete de ministros del presidente Emmanuel Macron. Las nuevas incorporaciones anticipan un viraje hacia la derecha, y el nuevo equipo constata el fin de la tendencia tecnócrata de los primeros años de la administración Macron.
De los 15 cargos nombrados —ocho hombres y siete mujeres—, sólo cuatro serán ocupados por caras nuevas. Entre los fichajes destaca el eurodiputado Stéphane Séjourné, que se pondrá al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. El nuevo canciller fue asesor de campaña electoral de Macron, es el actual secretario general de Renacimiento y es pareja del también recién nombrado primer ministro del Gobierno, Gabriel Attal.
Otra llegada será la de Rachida Dati, una veterana de derechas que ya ocupó la cartera de Justicia durante el mandato de Nicolas Sarkozy. Esta vez, Macron ha ofrecido a Dati el Ministerio de Cultura en un intento de ir sobre seguro de cara a las elecciones europeas de junio y los Juegos Olímpicos de París de julio y debilitar a la oposición conservadora de su Gobierno liberal. Otro posible motivo sería despejar el terreno para que su partido Renacimiento tenga accesible en las próximas elecciones el gobierno de París, donde Dati es alcaldesa del séptimo arrondissement y una figura política influyente.
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La incorporación de Dati al gabinete de ministros de Macron ha sido inesperada, y ha causado reacciones desde todos los sectores. Con el fichaje de un gran nombre de las filas conservadoras, Macron también se aleja de la tendencia anterior de colocar a tecnócratas en los puestos del gabinete. "Es un gran golpe político, nadie lo había visto venir", dijo la ex ministra de Cultura de Sarkozy, Roselyne Bachelot, en BFM TV. "Es enormemente pugnaz, es popular, y es popular entre la gente corriente", informa Reuters. Desde la izquierda se bromea sobre el nuevo gobierno, que ya ha sido apodado "Sarkozy IV" por el Partido Socialista a causa del giro conservador que aseguran las nuevas incorporaciones.
Además del derrotero conservador que ha tomado, los críticos del nuevo Gobierno de Francia han recordado este jueves una razón de peso para oponerse al nombramiento de Rachida Dati. En julio de 2021, la exministra fue imputada por corrupción, tráfico de influencias y desvío de fondos por su trabajo como asesora de la alianza automovilística Renault-Nissan. Sobre las dudas de si Dati es una buena elección, Attal ha llamado a "la presunción de inocencia" en los informativos del jueves por la noche en TF1. El primer ministro alabó a la "mujer comprometida" que ve en ella, que "toda su vida ha luchado para conseguir lo que quería".
Al conocer la noticia, el presidente de Los Republicanos Eric Ciotti anunció la expulsión de Dati del partido conservador tras su nombramiento como ministra de Cultura para Macron. Ciotti alegó que la exministra de Justicia de Sarkozy "se coloca fuera de nuestra familia política" al aceptar el cargo. "Estamos en la oposición, así que extraemos las consecuencias de su elección con pesar", declaró en un comunicado.
Junto a Séjourné y Dati, los pesos pesados del gabinete de Macron seguirán en el cargo. Es el caso de Bruno Le Maire y Gerald Darmanin, de Finanzas e Interior, respectivamente. Los dos conservadores han formado parte del Gobierno desde el inicio del primer mandato de Macron en 2017. En el caso de Le Maire, germanoparlante y entusiasta de la Unión Europea, parece que la permanencia a cargo de Economía mantiene firmes sus ambiciones políticas en el Elíseo y en Bruselas. El ministro ha supervisado las reformas fiscales y se enorgullece de haber llevado las tasas de desempleo a mínimos de una década, pero también permitió que la deuda estatal marcara nuevos máximos con un gasto público sin precedentes durante la pandemia del COVID-19.