Orbán lleva al límite su pulso con la UE sobre la ayuda a Ucrania: "Hay mucha frustración"
Los líderes europeos se preparan para activar un 'plan B' de apoyo financiero a Kiev sorteando el veto de Hungría.
1 febrero, 2024 03:10"La discusión es muy difícil". "Hay mucha frustración entre los Estados miembros". "El nivel de nerviosismo es cada vez más alto". Entre los dirigentes de la UE crece la impaciencia y el hartazgo por la estrategia obstruccionista de Viktor Orbán en una cuestión que Bruselas considera "existencial": el plan de 50.000 millones de euros de ayuda financiera a Ucrania en cuatro años para que pueda sobrevivir a la guerra de agresión del Kremlin.
El paquete de asistencia a Kiev tendría que haberse aprobado ya en la cumbre de diciembre, pero el primer ministro húngaro lo vetó en solitario. Este bloqueo es el que ha obligado a convocar la reunión extraordinaria de líderes europeos que se celebra este jueves. Desde principios de enero, se han multiplicado los contactos a todos los niveles entre Bruselas y Budapest para tratar de resolver los problemas de Orbán.
Pero el primer ministro húngaro ha decidido llevar al límite su pulso con la UE y sigue sin levantar su veto. Y de tanto estirar la cuerda, podría acabar rompiéndola. El Gobierno de Volodímir Zelenski podría quedarse sin dinero en marzo, ya que Estados Unidos también ha congelado el paquete de 60.000 millones de dólares prometido. "Es una cumbre muy importante. Si no hay acuerdo, habría graves consecuencias que cambiarían la forma de funcionamiento de la UE", explica un alto funcionario comunitario.
[Orbán mantiene su chantaje pero la UE se prepara para sortear su veto a la ayuda a Ucrania]
En público, los líderes europeos todavía mantienen que la mejor opción es una solución a Veintisiete basada en el presupuesto de la UE. "El objetivo primario es intentar convencer a Viktor Orbán de que hacer esto por Ucrania responde también a su interés nacional", sostiene otro embajador europeo. Entre bambalinas, los dirigentes comunitarios han acelerado los preparativos para una solución a 26 que deje fuera a Hungría.
Orbán es ahora mismo el referente de las fuerzas europeas de derecha radical y el único aliado que le queda en la UE a Vladímir Putin, con el que se reunió en Pekín el pasado octubre. El enfado con él es tan grande entre el resto de líderes europeos, que los últimos días se han sucedido en Bruselas una serie de maniobras de guerra sucia contra Hungría nunca antes vistas.
Para empezar, el Consejo Europeo ha filtrado al diario Financial Times, la biblia bruselense, un plan secreto para hundir la economía húngara, socavar la confianza de los inversores y poner en peligro su moneda si Orbán persiste en su veto a Kiev. De hecho, la cotización del forinto húngaro cayó el lunes tras la publicación del artículo. En paralelo, se suceden los rumores sobre una reactivación del procedimiento sancionador del artículo 7 por riesgos sistémicos al Estado de derecho, que en última instancia supondría suspender el derecho de voto de Budapest en la UE.
Todas estas amenazas no han hecho mella en Orbán, que mantiene su actitud desafiante. En diciembre dio a entender que sólo dará luz verde a la ayuda a Ucrania si Bruselas libera todos los fondos de cohesión y Next Generation adjudicados a Hungría, y que están congelados por la deriva autoritaria del Gobierno de Budapest. La Comisión de Ursula von der Leyen ya desbloqueó un primer tramo de 10.200 millones el pasado miércoles, justo antes del inicio del Consejo Europeo. Pero el primer ministro húngaro no se conforma y quiere los 21.000 millones restantes.
Tras el artículo del FT, todo su Gobierno salió en tromba a decir que no cederá al "chantaje" de Bruselas. En una entrevista a Le Point, el primer ministro húngaro asegura ahora que está dispuesto a participar en una solución a 27 para Ucrania, siempre que las ayudas se revisen una vez al año y que Hungría conserve su derecho de veto.
Esta propuesta ha sido planteada este miércoles por el embajador húngaro ante la UE en la reunión preparatoria del Consejo Europeo. Todas las demás delegaciones han reaccionado con un mensaje similar y muy claro: el resto de socios están dispuestos a añadir un párrafo adicional en el que se hable de una revisión anual de la ayuda si eso ayuda a alcanzar un consenso.
Sin embargo, la "línea roja" para la mayoría de los Estados miembros es que en ningún caso se mantendrá el derecho de veto para Hungría. Eso pondría en riesgo el objetivo central del plan, que consiste en garantizar una financiación predecible y estable para Hungría.
"La reunión de los embajadores ha concluido con una observación clara: la solución está al alcance de la mano y está en manos de los líderes, y de uno en particular (Orbán) Si una solución a 27 es imposible, entonces tendremos que pasar a 26", avisa otro diplomático europeo.