Entre tres y cinco hombres vestidos de camuflaje y con armas automáticas abrieron fuego la tarde del viernes contra un grupo de personas que se encontraban en la sala de conciertos Crocus City Hall, en Krasnogorsk, cerca de Moscú. El Comité de Investigación de Rusia, encargado del caso, ha confirmado a lo largo de la mañana del sábado la cifra de más de 133 muertos y un centenar de heridos, entre ellos varios niños. Unas horas después del suceso Estado Islámico reivindicó el ataque y el sábado Rusia apresó a los autores.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha aparecido en un discurso televisado en la mañana del sábado para anunciar la detención de 11 personas vinculadas al ataque, de los que cuatro serían los autores materiales directos del atentado. El líder, que estrena estos días su quinto periodo como presidente del país, señaló que los terroristas "intentaron esconderse y moverse hacia Ucrania, donde, según datos preliminares, se les preparó una ventana desde el lado ucraniano para cruzar la frontera estatal".
Por su parte, el ministro de Defensa ucraniano, Andriy Yusov, volvió a negar toda vinculación de su país con el ataque: "Ucrania está defendiendo su soberanía por encima de la invasión rusa, liberando su propio territorio y luchando contra el ejército ocupante y los objetivos militares, no civiles".
Ataque en el centro comercial
Tras el tiroteo se ha registrado una explosión y un incendio en el edificio, un centro comercial integrado por la sala de conciertos, y otros negocios, como hoteles y restaurantes. En las imágenes difundidas en las redes sociales se puede ver cómo una gran multitud trata de huir de la zona. Otros vídeos muestran a varias personas inmóviles en charcos de sangre fuera del recinto y a los pistoleros disparando repetidamente contra civiles atemorizados.
"De repente se oyeron disparos detrás de nosotros, disparos. Una ráfaga de disparos", ha explicado a la agencia Reuters un testigo que ha pedido no ser identificado. "Comenzó una estampida, todos corrieron hacia las escaleras mecánicas", ha detallado otro superviviente. "Todos gritaban, todos corrían".
Al parecer, varios canales de Telegram precisan que en el momento del ataque en la sala de conciertos podrían encontrarse hasta 6.200 personas, ya que se vendieron todas las entradas para ver al grupo de rock Piknik.
Medio centenar de ambulancias, los bomberos, las unidades especiales de la policía y los efectivos antidisturbios se han desplazado hasta el lugar del siniestro, según recogen los medios de comunicación rusos. Numerosas personas que se encontraban en el recinto fueron evacuadas del sótano y del tejado.
Hasta el momento, las autoridades rusas han confirmado la muerte de más de 143 personas. En algunos medios como el ruso Readovka se informa de que muchas de ellas han fallecido por inhalación de humo del incendio cuando se escondían de los tiradores en los baños.
Además, hay al menos 115 hospitalizados, entre ellos cinco niños, según ha declarado el ministro de Salud ruso, Mikhail Murashko al canal Rossiya-24 en la madrugada el sábado. Murashko ha especificado que 60 de los heridos se encuentran en estado grave, por lo que la cifra de fallecidos podría aumentar en las próximas horas, y más de 30 han recibido atención ambulatoria.
Dos horas después del ataque, la Guardia Nacional de Rusia -que se encarga de perseguir el crimen organizado, el terrorismo y el extremismo dentro del país- seguía buscando a los atacantes, de acuerdo con la agencia Interfax. En la madrugada del sábado, publicó imágenes de las armas automáticas utilizadas por los atacantes y una gran cantidad de munición. Horas después se concretaron las once detenciones.
Un "ataque terrorista sangriento"
El ataque se produce apenas unos días después de que Vladímir Putin haya ratificado su quinto mandato al frente del Kremlin. En la noche del viernes, el presidente ruso ha deseado la "pronta recuperación a todos los heridos en el atentado" y ha transmitido "su gratitud a los médicos", según afirmó la vice primera ministra de Política Social de la Federación de Rusia, Tatyana Golikova.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso describió lo ocurrido como un "ataque terrorista sangriento" y un "crimen monstruoso". Por su parte, la defensora del pueblo ruso, Tatyana Moskalkova, calificó el incidente de "ataque terrorista".
Asimismo, el Kremlin ha anunciado que se han reforzado las medidas de seguridad en torno a aeropuertos y estaciones de tren. El alcalde de Moscú ha suspendido todas las actividades que este fin de semana supongan una aglomeración de personas.
Reivindicación de Estado Islámico
El atentado fue reivindicado por Estado Islámico. A través de un comunicado publicado en Amaq, su medio portavoz de propaganda, el grupo ha afirmado declarado: "Combatientes del Estado Islámico atacaron una gran concentración de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, a las afueras de Moscú, la capital rusa, matando e hiriendo a cientos de personas y causando grandes destrozos en el lugar antes de retirarse pacíficamente a sus bases".
Los servicios de Inteligencia de Estados Unidos han confirmado que el atentado ha sido perpetrado por el Estado Islámico. No obstante, a inicios de marzo, la embajada de EEUU en Rusia advirtió de que los "extremistas" tenían planes inminentes para un ataque en Moscú. Emitió su aviso varias horas después de que el FSB dijera que había frustrado un ataque a una sinagoga en Moscú por parte de una célula del grupo militante musulmán sunita Estado Islámico, recoge Reuters.
Según la Inteligencia estadounidense, se trataría de una facción del Estado Islámico llamada Estado Islámico Provincia de Khorasan o ISIS-K. Dicha sección, formada por miembros descontentos de los talibanes paquistaníes, sufrió muchas bajas en 2015, tras repetidos ataques estadounidenses y de comandos afganos.
Un funcionario ha declarado a The New York Times que tras de un período de "relativa tranquilidad", el Estado Islámico ha estado intentando aumentar sus ataques externos, aunque la mayoría de planes en Europa han sido frustrados.
El analista antiterrorista Colin P. Clarke ha afirmado al periódico estadounidense que "ISIS-K ha estado obsesionado con Rusia durante los últimos dos años", ya que acusa al Kremlin de "tener sangre musulmana en sus manos" por las intervenciones de Moscú en Afganistán, Chechenia y Siria".
Desvinculación de Ucrania
Antes de conocerse la autoría del Estado Islámico, tanto mandatarios estadounidenses como ucranianos se apresuraron a desvincular a Ucrania de los ataques. El portavoz de seguridad nacional de Estados Unidos, John Kirby, se ha dirigido a los periodistas en una rueda de prensa y ha asegurado que "no hay indicios en este momento de que Ucrania o los ucranianos estuvieran involucrados en el tiroteo".
"Estamos dándole un vistazo, pero quisiera desengañarlos a esta temprana hora de cualquier conexión con Ucrania", ha señalado. Ante tales declaraciones, el Gobierno ruso ha exigido a la Casa Blanca que comparta toda la información de la que dispone.
Desde Ucrania, el consejero del presidente del país, Volodímir Zelenski, Mijailo Podoliak, ha negado también cualquier implicación. "Por supuesto que Ucrania no tiene nada que ver con el tiroteo o las explosiones”, ha escrito Podoliak en sus redes sociales.
Gran parte de la comunidad internacional, entre la que se encuentran António Guterres, secretario general de la ONU, o la mayoría de gobiernos europeos como Francia o España -a través del Ministerio de Exteriores-, han condenado el atentado y han trasladado sus condolencias a las familias de las víctimas.
Igualmente, según ha afirmado el embajador ruso, Rodion Miroshnik, en declaraciones recogidas por la agencia rusa Tass, los diplomáticos rusos pedirán una reunión con el Consejo de Seguridad de la ONU para hablar sobre el atentado y que se condene lo ocurrido.