Europa

Rusia cerca Pokrovsk y Vuhledar en Donetsk para contrarrestar la ofensiva ucraniana en Kursk

Ajeno a lo que sucede en Kursk, el Kremlin sigue apretando las clavijas a Ucrania en la región de Donetsk y cerca objetivos que se le llevan resistiendo dos años y medio.

27 agosto, 2024 02:37

Lunes de furia contra Ucrania. Vladímir Putin y Valeri Gerasimov saben lo mucho que se juegan en su estrategia de dejar que las tropas enemigas se establezcan en la parte occidental de Kursk y buscan cuanto antes un golpe de efecto que contrarreste esa invasión ucraniana y les justifique ante la opinión pública. La propaganda del Kremlin lleva semanas preparando el terreno y repitiendo que toda gran victoria ha venido precedida de algunas cesiones de territorio, que el pánico no está justificado y que lo importante es seguir avanzando en Donetsk.

En eso está precisamente el ejército ruso, que sigue presionando en el eje Kupiansk-Vuhledar buscando el punto de quiebre de la resistencia ucraniana. En las últimas horas, se han notificado avances en las inmediaciones de Pokrovsk, Vuhledar y Toretsk, ciudades que, junto a Niu York y Chasiv Yar, marcan ahora mismo la línea de defensa local. Se trata de tres enclaves importantísimos para la viabilidad de la protección del núcleo Sloviansk-Kramatorsk, que ha sido el objetivo declarado desde el principio de la guerra en el frente oriental.

Rusia ha decidido no morder el anzuelo de Kursk y minimizar la reubicación de tropas. Ucrania entendía, probablemente con sentido, que valía la pena cruzar la frontera y que eso obligaría a Rusia a descuidar Donetsk.

Rusia, sin embargo, ha apostado por lo contrario: tarde o temprano, si siguen los avances en Donetsk, el presidente Zelenski y el general Syrskyi se verán obligados a abandonar Kursk y mandar esas tropas a proteger su propio territorio. Tiene pinta de que uno de los dos obtendrá un éxito rotundo mientras el otro rozará el fracaso. Imposible saber ahora mismo de qué lado caerá la moneda.

Recurrentes desalojos en Pokrovsk

Porque lo cierto es que todo esto lo hemos visto antes: Rusia lleva dos años intentando aproximarse sin éxito a Vuhledar y dejándose en el camino miles de vidas y cantidades impresionantes de armamento. En esta ocasión, parece que la ofensiva se centrará en la población de Vodiane, intentando por enésima vez embolsar las tropas que defienden Vuhledar.

¿Qué supondría el éxito después de tantísimos intentos? Por un lado, permitiría unir ahí el frente este con el frente sur y avanzar juntos en dirección norte hacia Bohoyavienka o lanzarse en dirección este por la T0509 a por el eje Pavlivka-Velyka Novosilka, la ciudad que eligió Ucrania para empezar su ofensiva de verano en 2023. Todo esto, sobre el papel, por supuesto. La realidad nos está mostrando que cada kilómetro de avance ruso puede tardar días o incluso semanas en completarse.

Un poco más al norte, nos encontramos con la localidad de Pokrovsk, donde la situación también empieza a complicarse muchísimo. Las tropas rusas ya han llegado a Hrodivka, a escasos kilómetros del objetivo, aunque aún no controlan la localidad.

Pokrovsk es uno de los núcleos de comunicación más importantes del frente ucraniano, pues ahí se cruzan hasta cinco carreteras distintas con distintos accesos: desde la propia Kramatorsk al norte hasta la citada Velyka Novosilka al sur.

Hacerse con ese nudo de comunicaciones sería importantísimo para Rusia y de hecho ya hay noticias de evacuaciones en la ciudad… pero, cuidado, las evacuaciones no siempre son signo de derrota inminente. En Kupiansk -y en todo el frente en general- llevan desalojando gente a intervalos desde hace dos años y ahí sigue en pie y con la bandera ucraniana ondeando. Las próximas horas prometen ser decisivas al respecto.

Un hotel derruido por misiles rusos en Kramatorsk, en la región de Donetsk.

Un hotel derruido por misiles rusos en Kramatorsk, en la región de Donetsk. Reuters

El punto de no retorno

Más al norte de Pokrovsk, nos encontramos con Toretsk y Chasiv Yar. Ambas localidades llevan meses bajo asedio ruso sin terminar de ceder. Ambas, en cualquier caso, son clave por su cercanía a Sloviansk y Kramatorsk. Si las dos cayeran, probablemente las tropas ucranianas tendrían que ceder terreno hasta las inmediaciones de su mayor núcleo poblacional y de infraestructuras de la región.

En cualquier caso, siempre hay que tener en cuenta lo mencionado anteriormente: Rusia no ha conseguido avanzar con rapidez en ningún momento y lo ha hecho siempre a un precio altísimo en términos de vidas humanas.

Aparte, desde el principio de la guerra, hemos oído hablar de localidades cuya toma iban a descomponer el frente defensivo ucraniano (Severodonetsk, Bakhmut, Avdiivka…) y no lo han hecho. Tras dos años y medio de idas y venidas, hay que ser cauto en todos los sentidos.

Lo que sí parece claro es que, en este momento, los dos ejércitos están jugando con la moral del enemigo: Ucrania con sus ataques constantes a refinerías y vías de comunicación y, por supuesto, con la toma de territorio ruso… y Rusia, como sabe Rusia, es decir, a lo bestia, sin entender entre objetivos civiles y militares.

El lunes, centenares de misiles y drones sobrevolaron el cielo ucraniano, exponiendo de nuevo los problemas de baterías antiaéreas que tiene el régimen de Zelenski. Desde Kiev, llevan meses pidiendo Patriots a todo el mundo, pero con poco éxito.

El resultado es el que se vio en el día de ayer: muertos y heridos por todo el país, desde Dnipro hasta Leópolis… y unos daños energéticos severos que afectan a la población. Exactamente lo que Occidente no permite hacer a Ucrania con sus armas. Una limitación humanitariamente sensata pero militarmente muy dañina.