El secretario de Estado húngaro Bence Rétvári posa junto los autobuses que pretende enviar a Bruselas cargados de migrantes

El secretario de Estado húngaro Bence Rétvári posa junto los autobuses que pretende enviar a Bruselas cargados de migrantes Gobierno húngaro

Europa HUNGRÍA

El último desafío de Orbán a la UE: incumple la ley de asilo y fleta buses a Bruselas con inmigrantes

A la negativa a pagar la multa de 200 millones euros por incumplir la normativa europea, se une una medida que enfurece a Bélgica.

11 septiembre, 2024 02:45
Bruselas

Incluso en el caso de los Gobiernos más conflictivos, ocupar la presidencia de turno de la UE funcionaba como una especie de tregua de seis meses. Un periodo para dejar de lado las diferencias y remar a favor del interés común europeo. El Gobierno de derecha radical de Viktor Orbán se ha cargado por completo esta tradición: desde que tomó las riendas del Consejo de la UE el pasado 1 de julio ha escalado rápidamente su desafío a Bruselas y al resto de socios comunitarios

Primero fue la autoproclamada 'misión de paz', en la que Orbán se plantó por sorpresa en Moscú y en Pekín para reunirse con Vladímir Putin y Xi Jinping. Una gira en la que el húngaro visitó también a Donald Trump en su residencia de Mar-a-Lago y en la que defendió posiciones contrarias a la línea oficial de la UE por lo que se refiere a la guerra en Ucrania. Como única represalia, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, decidió boicotear las reuniones de la presidencia en Budapest, mientras que Borrell trasladó a Bruselas una reunión de ministros de Exteriores que tendría que haberse celebrado en la capital húngara a finales de agosto.

Lejos de amilanarse, el primer ministro húngaro ha redoblado esta semana su pulso contra Bruselas a cuenta de uno de los asuntos más candentes en la agenda de la UE: la crisis migratoria.

Hungría se niega a pagar la multa impuesta por el Tribunal de Justicia de Luxemburgo (TJUE) por incumplir las reglas de asilo y amenaza con movilizar una flota de autobuses para enviar migrantes irregulares a Bruselas. Una provocación escenificada por un miembro del segundo escalón del Gobierno, el secretario de Estado Bence Rétvári, que el pasado fin de semana dio una rueda de prensa con los autobuses para migrantes de telón de fondo.

El origen de la penúltima disputa entre Bruselas y Budapest se encuentra en la multa de 200 millones de euros que el TJUE impuso el pasado junio a Hungría por incumplir la ley europea de asilo. El Gobierno de Orbán limita de forma irregular el acceso al procedimiento de asilo y expulsa a migrantes sin respetar las garantías exigibles en los procedimiento de retorno, según el fallo. La sanción sigue aumentando a razón de un millón de euros diario hasta que se corrija la situación. "Es indignante e inaceptable", se quejaba el primer ministro.

Desde entonces, Budapest no sólo no ha tomado ninguna medida para alinear su legislación nacional con el derecho comunitario, sino que se niega a pagar la multa. El primer plazo para abonar los 200 millones de euros ya ha vencido y el Ejecutivo comunitario ha enviado una segunda notificación de pago, con una nueva fecha tope hasta el 17 de septiembre. Si Hungría vuelve a ignorarlo, Bruselas descontará las cantidades adeudadas de los fondos estructurales adjudicados al país.

La represalia del Gobierno de Orbán ha sido precisamente anunciar el envío a Bruselas de autobuses cargados de migrantes, con billete de ida pero sin vuelta. "Si la UE obliga a Hungría a admitir a inmigrantes ilegales, Hungría les ofrecerá transporte gratuito a Bruselas", dijo su secretario de Estado. El alto cargo criticó a la UE por atacar a Hungría en lugar de compensarla por sus esfuerzos de protección de fronteras. Según sus datos, la policía de fronteras húngara ha impedido hasta un millón de intentos de entrada irregular desde 2015.

"La migración es un factor de desintegración. Ustedes en Italia y otros países que decidieron permitir la entrada de muchos migrantes migrantes tienen un problema. Tienen dificultades para gestionar cómo convivir con ellos. Es un problema grave. Pero hay otros países que nunca tomaron ese camino. Nosotros nunca les dejamos entrar, así que no tenemos ningún migrante, cero", aseguró el pasado fin de semana el propio Orbán durante su intervención en el foro Ambrosetti.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, durante su intervención en el foro Ambrosetti el pasado fin de semana

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, durante su intervención en el foro Ambrosetti el pasado fin de semana Reuters

El primer ministro húngaro reclama una excepción (opt-out) para aquellos países que no quieran seguir la política de migración común de la UE. "Si Italia u otros países quieren vivir con migrantes, deberían poder hacerlo. Pero en Hungría lo consideramos demasiado arriesgado debido a las preocupaciones por el terrorismo, la seguridad pública y las cargas sociales", alega.

Como cabía esperar, la escenificación de Hungría sobre los buses de migrantes ha desencadenado una fuerte polémica en Bélgica, que ya sufre importantes problemas de presión migratoria. "Es una provocación que contradice las obligaciones europeas. La política migratoria es un desafío común que debe abordarse de forma ordenada y solidaria por todos los Estados miembros", ha declarado su ministra de Exteriores, Hadja Lahbib, que también es candidata a comisaria en el nuevo equipo de Ursula von der Leyen. Varias quinielas le adjudican la cartera de Interior y Migraciones.

También el propio Ejecutivo comunitario ha censurado este martes el anuncio de Hungría. "En cuanto al anuncio de las autoridades húngaras de que van a transportar a inmigrantes irregulares desde la frontera de Hungría con Serbia a Bruselas, se trata de algo inaceptable. Esta medida, si se lleva a cabo, sería una clara vulneración del derecho de la UE, pero también del principio de cooperación sincera y leal y de confianza mutua. Además, socavaría la seguridad de la zona Schengen en su conjunto", ha dicho la portavoz de Interior, Anitta Hipper.

"Por todo ello, la Comisión está en contacto con las autoridades húngaras para garantizar que esta actuación no se produzca y que Hungría se abstenga de ello. También estamos en contacto con los países vecinos y con las agencias especializadas en Justicia e Interior (Eurojust y Europol). Estamos dispuestos a utilizar todos nuestros poderes para garantizar que la ley de la UE se respete", asegura la portavoz.

El caso alemán

Sin embargo, al Ejecutivo comunitario se le ha abierto otro frente paralelo al de Hungría con el anuncio por parte de Alemania de que restablecerá los controles fronterizos con todos sus países vecinos con el fin de frenar la llegada de migrantes irregulares. El Gobierno de coalición semáforo (socialistas, verdes y liberales) ha notificado este martes a Bruselas los nuevos controles, que afectan a las fronteras terrestres con Francia, Luxemburgo, Holanda, Bélgica, Dinamarca y Austria, y que tendrán una duración inicial de seis meses.

El anuncio de Alemania ha generado preocupación en algunos países vecinos, como Austria y Luxemburgo, que a su vez anuncian que reforzarán sus propios controles. La Comisión reconoce que en este caso no tiene poderes para limitar la reintroducción de controles fronterizos.

"Según el código de fronteras Schengen, los Estados miembros pueden reitroducir controles en las fronteras interiores con el objetivo de hacer frente a una amenaza grave a las políticas públicas o a la seguridad interna, cuando sea necesario y proporcional", se ha limitado a señalar la portavoz.