Bélgica garantiza derechos laborales a las prostitutas: baja por maternidad, pensión y contrato de trabajo

Además de los derechos mencionados anteriormente, también podrán rechazar clientes, detener el acto en cualquier momento y elegir qué hacer y qué no, además de regular las horas de trabajo y su sueldo.

Esta medida cuenta con críticos que consideran que la prostitución es "una profesión que en su esencia es siempre violenta" y que "es peligroso normalizar", tal y como apunta Julia Crumière, voluntaria de Isala, una ONG que ayuda a las trabajadoras sexuales en las calles de Bélgica.

Imagen de archivo de un prostíbulo.

La medida se puso en marcha como consecuencia de la pandemia de Covid-19, cuando quedó más patente que nunca la falta de derechos y la explotación que sufre este sector. Gracias a las protestas la ley se puso sobre la mesa y se consiguió sacar adelante.

La cadena británica BBC, que ha podido entrevistar a varias trabajadoras del país, aporta testimonios como el de 'Sophie' (seudónimo), que asegura que tuvo que trabajar hasta el día de antes de dar a luz a su quinto hijo por cesárea. Incluso tuvo "relaciones sexuales con clientes una semana después de dar a luz", pese a que el médico le había recomendado guardar reposo durante seis semanas.

Otra mujer en situación de prostitución, bajo el pseudónimo de 'Mel', ha confesado que le obligaron "a practicarle sexo oral a un cliente sin condón, a pesar de conocer que por el burdel circulaba una enfermedad de transmisión sexual (ETS)". "Mi elección era propagar la enfermedad o no ganar dinero", lamenta.

Ya en el año 2022, países como Alemania, Grecia, los Países Bajos y Turquía (además de Bélgica), despenalizaron el trabajo sexual. Un paso que se completa con la instauración, por primera vez, de una ley así que busca incluirlo en el mercado laboral y luchar contra el tráfico de mujeres, la explotación sexual y el abuso.

Proxenetismo regulado

Desde el punto de vista del empresario, los proxenetas deberán obtener una autorización estatal, cumplir estrictos protocolos de seguridad, proporcionar ropa de cama limpia, preservativos y productos de higiene, e instalar botones de emergencia en las habitaciones. Además de prohibir que personas con antecedentes penales por delitos graves puedan abrir burdeles.

"Desde el punto de vista del empresario, esto también será una revolución. Tendrán que solicitar una autorización estatal para contratar trabajadoras sexuales", defiende Isabelle Jaramillo, coordinadora de Espace P., un grupo de defensa que participó en la redacción de la ley, al ser entrevistada por The Washington Post.

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"Con la legislación anterior, contratar a alguien para el trabajo sexual te convertía automáticamente en proxeneta, incluso si el acuerdo era consensual", asegura Jaramillo, "ahora, tendrán que solicitar una autorización estatal para contratar a empleados".

Kris y su esposa, entrevistados por la BBC, emplean a 15 trabajadoras sexuales: "Espero que los malos empleadores se queden fuera y que la gente buena (refiriéndose a la buena práctica que ellos realizan), que quiere ejercer esta profesión honestamente, se quede, y cuanto más, mejor", afirma.

Desde la ONG Human Rights Watch consideran que estas restricciones y controles "reducirán significativamente el poder que tienen sobre las trabajadoras sexuales", asegura Erin Kilbride.