Un marine de la 124 Brigada del Ejército ucraniano en el interior de una trinchera contruida en la ciudad de Jersón.

Un marine de la 124 Brigada del Ejército ucraniano en el interior de una trinchera contruida en la ciudad de Jersón. María Senovilla Jersón

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En las trincheras de Jersón: "Si los rusos cruzan el río para volver a ocupar la ciudad, estamos preparados"

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Los tambores de guerra cada vez resuenan con más fuerza en la ciudad ucraniana de Jersón, a orillas del Dnièper, donde dos embarcaciones rusas han intentado cruzar el río recientemente. Apoyados por la artillería –que disparó más de 1.000 proyectiles durante la operación– esta maniobra hace pensar que las fuerzas de Moscú se podrían estar preparando para lanzar un asalto anfibio a gran escala y volver a ocupar la urbe antes de que Trump acceda a la Casa Blanca.

Jersón ya estuvo ocupada por Rusia entre febrero de 2022 y noviembre de ese mismo año, cuando las tropas de Putin se vieron obligadas a replegarse en la otra orilla del río –que divide la provincia en dos–. La llegada del invierno y la imposibilidad de asegurar la logística necesaria para mantener las posiciones forzó esta decisión.

Desde entonces, la amenaza de que los rusos vuelvan a cruzar el Dnièper ha planeado constantemente sobre los residentes de esta ciudad, que se ha convertido en una de las más bombardeadas de Ucrania. Y el Ejército de Zelenski se ha visto obligado desplegar un fuerte contingente en la orilla que controlan, e incluso a excavar trincheras en el propio casco urbano, para defenderse en caso de un eventual asalto anfibio.

Un marine de la 124 Brigada del Ejército ucraniano camina dentro de una trinchera en la ciudad de Jersón.

Un marine de la 124 Brigada del Ejército ucraniano camina dentro de una trinchera en la ciudad de Jersón. María Senovilla Jersón

De camino a una de esas trincheras urbanas –apostada a unos siete kilómetros de la línea de contacto– se entiende mejor hasta qué punto es real esa amenaza cuando, de repente, la radio del vehículo militar en el que viajamos cambia de dial y se empieza a escuchar una emisora rusa.

"Durante la ocupación, las tropas enemigas destruyeron la torre de comunicaciones de Jersón, y ahora en los barrios que están cerca de la orilla se escucha mejor la señal que viene de la parte ocupada", explica Sergey, oficial de la 124 Brigada de marines de Ucrania. "Están hablando de que Donald Trump es un gran tipo, y dicen que todo va muy bien en Rusia", traduce.

Cuando consiguen sintonizar una emisora ucraniana, el tono de los locutores cambia drásticamente. Alertan sobre el incremento de los ataques rusos contra las ciudades, y contra la población civil. "Aquí nos atacan constantemente, sobre todo con artillería, pero también ha crecido el número de ataques con drones", coincide Sergey, mientras los locutores continúan analizando la situación.

Operación suicida

La trinchera urbana a la que llegamos unos minutos después no tiene nada que ver con los agujeros excavados en la tierra del Donbás –donde el Ejército ucraniano ha tenido que retroceder, perdiendo las posiciones mejor acondicionadas del frente de combate–.

Uno de los corredores que forman parte las trincheras que la 124 Brigada de marines del Ejército ucraniano han construido en Jersón.

Uno de los corredores que forman parte las trincheras que la 124 Brigada de marines del Ejército ucraniano han construido en Jersón. María Senovilla Jersón

Tras bajar unas escaleras, se abren varios corredores forrados con tablones de madera, aislados con plásticos y cubiertos con redes de camuflaje. Es una especie de laberinto, con varios huecos para apostar ametralladoras y una zona de vida amplía donde podrían trabajar varias decenas de efectivos a la vez.

Sin embargo, en Jersón si que comparten algo con las trincheras del Dombás: "Debemos mirar al cielo constantemente porque los drones rusos llegan hasta aquí, y si nos localizan, la artillería no tarda en atacarnos", dice el comandante de la posición, Sergei Panov. "Los ataques pueden durar 10 minutos o varias horas; y después de eso, normalmente, el dron vuelve a sobrevolarnos para ver si el resultado del trabajo de la artillería ha sido bueno", continúa detallando.

"Lo hacen a diario, pero por lo general esta táctica no es muy efectiva. Sin embargo, ahora usan cada vez más los drones con granadas y pueden lanzarlas encima de ti en cualquier momento", advierte. "También las lanzan sobre los civiles, sobre los mercados de la ciudad, por las calles. No sé, ¿qué puedo decir al respecto?", se lamenta, ante la cacería humana que Rusia está llevando a cabo por las calles de la ciudad.

Pero esta posición militar no trabaja para neutralizar a los drones rusos –otras brigadas ucranianas se ocupan de eso–. Para lo que están preparados los marines de la Brigada 124 es para repeler un posible desembarco de tropas rusas, en el hipotético caso de que desciendan desde helicópteros de combate, como parte de una operación militar anfibia.

Un marine de la 124 Brigada del Ejército ucraniano hace gusrdia en una trinchera urbana, construída en la ciudad de Jersón.

Un marine de la 124 Brigada del Ejército ucraniano hace gusrdia en una trinchera urbana, construída en la ciudad de Jersón. María Senovilla Jersón

"Si lanzan tal ofensiva, con lo cerca que están, los helicópteros rusos tardarían sólo unos pocos minutos en llegar hasta aquí", asegura el comandante. En ese caso, su trabajo sería obstaculizar el avance terrestre de las tropas enemigas con las ametralladoras y la fusilería. "Sería un suicidio para ellos, pero no descarto que sus oficiales se lo ordenen. Los soldados rusos son sólo carne de cañón para sus oficiales", apostilla.

Cruzar el río

El comandante Panov no es el único que ha alertado en estos días sobre una posible ofensiva contra Jersón. Este fin de semana, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski también ha hablado de esta posibilidad. "Hoy los rusos llevaron a cabo otro bárbaro bombardeo contra Jersón", dijo en uno de sus discursos televisados.

"En general, podemos ver cómo se han intensificado los ataques en esta dirección, y me gustaría agradecer a las unidades que defienden estas posiciones y que lograron repeler los intentos de los rusos", añadió el jefe de Gobierno.

Desde el Comando Sur, intentan quitar hierro a la situación. En declaraciones exclusivas para EL ESPAÑOL, su portavoz Vladyslav Voloshyn asegura que "nuestra inteligencia no ha visto un aumento en el número de tropas rusas en el sector de Jersón, y sería difícil esconderlas. Por lo tanto, si hubiera una concentración de tropas, la habríamos detectado".

"Ellos se preparan constantemente para hacer operaciones de asalto, pero son asaltos con grupos pequeños de infantería", añade el oficial Voloshyn. "Lo que sí ha aumentado son los bombardeos con artillería en toda la línea del frente, no solamente en la parte de Jersón, sino también en la dirección de Pokrovsk, de Kurajove y en casi todas las posiciones del frente", explica.

Lo cierto es que lanzar una ofensiva anfibia –es decir, un asalto que incluya el desembarco de tropas en una playa o en la orilla de un río– es una de las operaciones militares más complejas que existen. Y requeriría, no sólo de un número muy elevado de efectivos, sino también de apoyo aéreo masivo.

Sergei Panov, comandante de una posición de infantería de marina de la 124 Brigada del Ejército ucraniano, en la zona de vida de una de las trincheras que han construido en la ciudad de Jersón.

Sergei Panov, comandante de una posición de infantería de marina de la 124 Brigada del Ejército ucraniano, en la zona de vida de una de las trincheras que han construido en la ciudad de Jersón. María Senovilla Jersón

Para llevar a cabo una operación de este tipo sólo hay dos opciones: que los ingenieros militares construyan un puente a base de pontones –lo cual sería un suicidio, dado que Ucrania tiene su artillería apostada lo suficientemente cerca como para destruir a golpe de cañón cualquier intento–, o cruzar el cauce de agua en lanchas. Que es la estrategia que emplea Rusia –sin éxito hasta la fecha–.

El problema llegaría si Putin aumenta las actuaciones aéreas, a la vez que continúa intensificando el trabajo de la artillería, para que sea más difícil parar sus embarcaciones. "Está claro que nuestros comandantes generales tienen ciertas reservas para el caso, si el enemigo trata de romper la línea del frente", responde al respecto el portavoz del Comando Sur.

"Si el enemigo quiere tomar Jersón, es imposible que lo haga con la cantidad de tropas que tiene actualmente. Y la preparación que requiere una operación para cruzar el río es algo muy complicado de ocultar", continúa Vladyslav Voloshyn. "Nuestra inteligencia habría interceptado las comunicaciones enemigas por radio y otros medios electrónicos", zanja.

A la espera de lo que suceda, la amenaza de un posible desembarco anfibio ruso en la ciudad de Jersón ya está teniendo efecto sobre la población civil. Y en los últimos días se ha incrementado el número de personas que han decidido evacuar, rumbo a otras ciudades de Ucrania más seguras.