El primer ministro libanés dimisionario, Saad Hariri, regresó este martes a Beirut casi tres semanas después de que anunciara por sorpresa su dimisión en Riad, y tras una visita a Egipto y una escala en Chipre.
En medio de fuertes medidas de seguridad en el aeropuerto internacional de Beirut, donde aterrizó el avión en el que viajaba, Hariri se dirigió a su residencia, situada en el centro de la capital libanesa.
El político libanés se entrevistó este martes con el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y antes de llegar a Beirut hizo una escala imprevista en Chipre, donde se reunió con el presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, con quien abordó los últimos acontecimientos en el Líbano y en la región de Oriente Próximo, según un comunicado de su oficina de prensa.
Multitud de concentraciones populares tuvieron lugar en varios barrios de la capital libanesa y en la ciudad de Sidón (sur), de donde es oriundo, informó la Agencia Nacional de Noticias (ANN).
Caravanas de coches llevaban su foto, mientras que los congregados izaban banderas de la agrupación de Hariri, Corriente Futuro -grupo creado por su padre, el asesinado exprimer ministro Rafic Hariri-, y coreaban además eslóganes a su favor.
Hariri ha estado tres días en Francia invitado por el presidente Emmanuel Macron, después que presentara su dimisión por sorpresa el 4 de noviembre en un discurso televisado en Riad, donde se quedó casi dos semanas, aunque el presidente del Líbano, Michel Aoun, no la ha aceptado en espera de conocer los motivos que le llevaron a ello.
El primer ministro dimisionario asistirá este miércoles al desfile militar con motivo de la fiesta nacional del Líbano, y más tarde tiene previsto reunirse con el mandatario, quien hará saber si mantiene su dimisión o la retira.
"Mi postura política, como dije en París, será en el Líbano. No voy a hablar de política", dijo Hariri en una breve declaración tras reunirse con el presidente egipcio.
Tras la dimisión de Hariri varias fuerzas libanesas acusaron a Riad de haber forzado al primer ministro a renunciar a su cargo y de haberlo retenido contra su voluntad, aunque Arabia Saudí y el propio Hariri lo han negado.