Miles de palestinos podrían verse obligados a asimilar la nacionalidad israelí como en 1948
En la actualidad, dos millones de personas en Israel son palestinos por herencia, una cifra que podría verse aumentada por la guerra
4 noviembre, 2023 03:08Algunos con una sonrisa en la cara, otros, con ojeras profundas y negras. Las decenas de personas que cruzaron el pasado miércoles la frontera de Rafah, entre Israel y Egipto, son la imagen más sincera de más de veinte días de incertidumbre y bombardeos. A las puertas de la salida del infierno. Las verjas metálicas, que hasta entonces solo habían abierto para permitir la entrada de camiones con ayuda humanitaria, han dado paso a titulares de pasaportes extranjeros, incluidos palestinos con doble nacionalidad, hacia Egipto.
A 40 kilómetros al norte, el Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza, controlado por Hamás, afirma que 9.257 personas, de las que más de 3.000 son niños, han perdido la vida desde que empezó la contraofensiva israelí. Un mes después del inicio del conflicto, el Ejército de Israel ya ha completado el cerco de la ciudad de Gaza, donde vivían y, ahora sobreviven, alrededor de 778.000 gazatíes. A pesar de que, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los refugiados palestinos no registrados por la organización internacional deben de ser amparados por la misma, el bloqueo es total.
Por la causa palestina, silencio y presión
Egipto, el único país fronterizo con la Franja de Gaza además de Israel, ha rechazado
firmemente la acogida de refugiados palestinos. Con una situación económica quebrada y la creciente amenaza terrorista en la región del Sinaí, la realidad es que Abdel Fattah Al-Sissi, presidente egipcio, no puede servir en una de las mayores crisis humanitarias de la región. Escudado por la mediación de Estados Unidos, el líder del país del norte de África ha asegurado que ceder ante las peticiones israelíes de abrir el paso de Rafah a la población gazatí, no hará más que "eliminar la causa palestina, la importante de nuestra región".
Jordania, en su caso, también se ha plantado rotundamente ante la idea de acoger el
desplazamiento de cientos de miles de palestinos. El rey jordano, Abdalá II, insiste en
que el abandono de Gaza abriría la puerta a la "liquidación" de los movimientos de independencia y reclamos históricos de Palestina de formar su propio Estado. Abandonar Gaza terminaría, de una vez, con los territorios palestinos. Un temor que rememora la Nakba de 1948.
Entre los otros países de la región de Oriente Medio, Arabia Saudí ha tomado una
posición más comedida. Llena de silencios. A través de la red social X, antes conocida como Twitter, el Ministerio de Exteriores saudí sí ha condenado el "inhumano" bombardeo por el Ejército de Israel contra el campamento de refugiados de Yabalia, el más grande de la Franja de Gaza.
Ahora bien, ni una mención sobre la acogida de civiles. En el Líbano, por su parte, hay registrados más de 500.000 refugiados procedentes de Palestina, casi un 10% de la población total del país. Allí, están excluidos de la mayoría de los servicios públicos y se les prohíbe ejercer algunas profesiones.
Un viaje al pasado: integrarse o morir
Con las puertas cerradas en los países de la región y un bombardeo, que, por el
momento, no tiene fecha de caducidad, el futuro de miles de palestinos pende de un hilo. El hilo de la asimilación. En 1948, y a raíz de la declaración unilateral de
independencia de Israel, más de 700.000 palestinos fueron obligados por las fuerzas israelíes a abandonar sus hogares. Algunos nunca volvieron. Varios miles se asentaronen Cisjordania, gobernada por la Autoridad Nacional Palestina y, otros, en cambio, permanecieron dentro de las fronteras del Estado de Israel.
En la actualidad, Israel tiene una población de algo más de nueve millones de personas,de los cuales, una quinta parte son palestinos por herencia e israelíes de ciudadanía. A pesar de que desde la formación del Estado de Israel tienen derecho a voto, los árabes israelíes aseguran que son víctimas de discriminación sistémica. No comparten espacios cívicos con las comunidades judías, ni siquiera aquellos de atención primaria como hospitales o centros educativos.
Ante la inoperatividad de la acogida de los palestinos dentro de la Franja de Gaza tras el estallido del conflicto el pasado 7 de octubre se plantean tres opciones: la muerte, una nueva Nakba (a medias tintas con las fronteras de los países vecinos cerradas o sin planes a corto plazo de acoger a los refugiados), o, como en 1948, la asimilación de la ciudadanía árabe-israelí dentro del Estado de Israel.