Desde el comienzo de la invasión a Gaza, el pasado mes de octubre, los hutíes de Yemen han destinado todos los recursos posibles a atacar a Israel desde su país, lejano pero de vital importancia estratégica para el paso de mercancías entre el Mediterráneo, Asia y África oriental. Junto a Hamás y Hezbolá, el grupo insurgente es una de las organizaciones que llevan en sus principios fundacionales la destrucción del Estado sionista.
Bajo el lema 'Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, maldición a los judíos y victoria del Islam', los hutíes han usado su control sobre el estrecho de Mandab —que conecta el mar Rojo con el océano Índico— para advertir que atacarán a cualquier barco que pase por aguas yemeníes con dirección al Estado sionista, independientemente de su nacionalidad.
Hace aproximadamente un mes, los hutíes lanzaron un cohete contra un petrolero comercial noruego que transportaba un cargamento de aceite de palma de Malasia a Italia. Aunque la propiedad o la gestión del buque no tenían vínculos con Israel, la empresa propietaria ha reconocido que preveía fletar un cargamento del puerto de Ashdod -al sur de Tel Aviv- en enero.
Los ataques han sido persistentes desde octubre. A lo largo de las semanas se han ido recrudeciendo. Y este viernes de enero han tenido una respuesta por parte de EEUU. Además, los hutíes no sólo interceptan buques que surcan aguas yemeníes: también han disparado drones y misiles contra Israel a más de 2.000 kilómetros de distancia. Las operaciones están funcionando, y el bloqueo del estrecho de Mandab ha alterado las rutas marítimas mundiales hacia el país mediterráneo —que, por su relación con sus vecinos, depende del comercio por mar para importar y exportar—, hasta tal punto que el puerto de Ashkelon ha cesado su actividad.
Chiíes, insurrectos, antisionistas
El grupo militar que controla gran parte del oeste de Yemen debe su nombre a los Al-Huti. Esta familia renovó, a finales de los noventa, la secta zaidí del islam chií, que años atrás había gobernado el país antes de entrar en decadencia. Al aumentar las fricciones con el gobierno, libraron una serie de guerras de guerrillas con el ejército nacional y un breve conflicto fronterizo con Arabia Saudí, potencia suní.
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A finales de 2014, estalló la guerra y los hutíes se apoderaron de Saná, la capital. Preocupada por la creciente influencia del Irán chií a lo largo de su frontera, Arabia Saudí intervino. Estaba a la cabeza de una coalición respaldada por Occidente, que en marzo de 2015 se constituyó en apoyo del gobierno respaldado por Arabia Saudí. Los insurrectos tomaron el norte y algunos grandes grandes núcleos de población, mientras que el gobierno reconocido internacionalmente se instaló en Adén.
Yemen ha disfrutado de más de un año de relativa calma en medio de un impulso de paz liderado por la ONU. Arabia Saudí ha mantenido conversaciones con los hutíes para salir de la guerra. Pero los ataques de este grupo armado contra Israel han aumentado los riesgos de conflicto para Arabia Saudí.
Los hutíes están hoy integrados en el Eje de la Resistencia que, apoyado por Irán, aglomera a grupos que luchan contra el Estado de Israel y al imperialismo occidental. Riad acusa a Teherán de armar, entrenar y financiar al grupo yemení, aunque estos niegan ser apoderados iraníes y afirman que desarrollan sus propias armas. Los hutíes han demostrado su capacidad con misiles y drones durante la guerra de Yemen en ataques contra Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, dirigidos contra instalaciones petrolíferas e infraestructuras vitales.
El poder de los hutíes
El arsenal de los hutíes incluye misiles balísticos y drones armados capaces de alcanzar Israel desde más de 2.000 kilómetros de distancia de Tel Aviv. El 31 de octubre, su portavoz militar afirmó que el grupo tenía un "gran número" de misiles balísticos y aviones no tripulados dirigidos hacia Israel.
Dicho grupo ha construido un enorme arsenal que echibió en un desfile público en septiembre, mostrándose desafiante tras casi una década de guerra con una coalición liderada por Arabia Saudí. Según los expertos, sus misiles Tofan, Borkan y Quds siguen el modelo de las armas iraníes y pueden alcanzar objetivos situados a una distancia de hasta 2.000 kilómetros.
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Los hutíes dispararon estos misiles contra Arabia Saudí decenas de veces durante la guerra de Yemen. En septiembre, los hutíes mostraron por primera vez misiles antiaéreos Barq-2, misiles navales, un caza Mig-29 y helicópteros. Los hutíes también han utilizado lanchas rápidas armadas con ametralladoras en sus operaciones contra la navegación.
El estrecho de Mandab
El estrecho de Mandab, llamado en árabe Bab al-Mandab ('la puerta de las lamentaciones') por su peligrosa navegación, es la desembocadura del Mar Rojo entre Yemen y los países africanos de Yibuti y Eritrea. Es una de las rutas más importantes del mundo para el transporte marítimo mundial de mercancías, en particular petróleo crudo y combustible del Golfo con destino al Mediterráneo a través del canal de Suez o el oleoducto SUMED, así como mercancías con destino a Asia, incluido el petróleo ruso.
Bab al-Mandab fue escenario de un bloqueo naval de Israel por parte de Egipto en la guerra del Yom Kippur de 1973. Tiene 18 millas de ancho (unos 30 kilómetros) en su punto más estrecho, lo que dificulta el tráfico de petroleros y lo limita a dos canales para los envíos entrantes y salientes, divididos por la isla de Perim. Alrededor de 7,80 millones de barriles diarios de crudo y combustible transitaron por el estrecho en los 11 primeros meses de 2023, frente a los 6,60 millones de 2022, según la empresa de análisis petrolero Vortexa.
Por término medio, Vortexa rastreó 27 petroleros que transportaban crudo o combustible cada día en 2023, frente a los 20 del año pasado. Según la Administración de Información Energética, el 12% del total del petróleo transportado por vía marítima en el primer semestre de 2023 y el 8% del comercio de GNL pasaron por Bab al-Mandab, el oleoducto SUMED y el Canal de Suez.